Al abrigo de la estimulante brisa que San Lorenzo de El Escorial le regala al infierno estival de Madrid, Luciana Nechifor, presidenta del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), ha participado en las jornadas anuales de Educación Médica que organiza la Cátedra Fundación Lilly-Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Allí, con la claridad de ideas (y de exposición) que ya es marca de la casa, Nechifor ha hablado de planes de estudio "obsoletos", de aulas y prácticas clínicas masificadas, de la necesidad de repensar métodos docentes y de evaluación, de falta de comunicación entre los ministerios de Sanidad y de Universidades... y se ha atrevido, incluso, a ponerle nota a la enseñanza de grado. Si la magna obra que encargó Felipe II, y que acoge los cursos de verano, tardó más de dos décadas en construirse, Nechifor espera que el nuevo grado, ese que ansía el CEEM, no necesite tanto tiempo.
Lleva cinco años estudiando Medicina en la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid) y poco más de nueve meses al frente del CEEM, y admite, sin ambages, que una cosa es el prestigio social de la carrera (y de la profesión médica en general) y otra muy distinta el día a día del grado (y de la profesión médica en general). Su magnética sonrisa y la armónica cadencia de su voz envuelven frases que, no obstante, suenan contundentes cuando la ocasión lo requiere. Ahora bien, la voz de los más de 45.000 estudiantes de Medicina de España también sabe estallar en una risa contagiosa.
Pregunta. Desde su experiencia como estudiante universitaria ya veterana, ¿se atreve a ponerle una nota media a la enseñanza de la Medicina que se imparte hoy en la universidad española?
Respuesta. Si me pregunta por mi experiencia personal, yo le pondría una nota de 6 sobre 10. Esto no significa una impugnación a ideas muy establecidas, como que estamos formando a los mejores médicos del mundo o que nuestra docencia, tanto en el grado como en el posgrado, sea de excelencia. Significa, sencillamente, que hay aspectos de nuestra educación médica que presentan carencias evidentes.
P. Bueno, me la ha dejado a punto para rematar... ¿Qué carencias son esas y por qué son tan evidentes?
R. Pues mire, en primer lugar, me parece que los planes docentes del grado se han quedado claramente obsoletos. Cada vez que el CEEM hace esta afirmación, surgen voces que dicen que los planes se han cambiado recientemente y que, además, se van actualizando de forma paulatina. Pues bien, nosotros, como estudiantes, tenemos la sensación de que se han quedado anclados en los años 90, cuando muchos de ellos se diseñaron, y de que los cambios, en realidad, no son profundos, sino meros maquillajes puntuales en determinadas asignaturas, que se hacen gracias a la iniciativa de determinados profesores. En muchos casos, de hecho, seguimos viendo las mismas diapositivas e imágenes de hace una década.
"El alumno se enfrenta solo a su primer paciente en la residencia o en su primera guardia"
P. ¿Da la sensación, por lo que describe, de que la facultad está muy desconectada de la práctica diaria de la Medicina, de su constante evolución?
R. Claro, y es vital que el estudiante viva la realidad diaria de un facultativo en ejercicio. Sin ir más lejos, el Consejo de Estudiantes lleva años reivindicando la generalización de la simulación aplicada a la enseñanza universitaria de la Medicina, y eso no significa que todas las facultades estén asociadas a un hospital de simulación o que todos los estudiantes tengan acceso a métodos de simulación punteros y súper vanguardistas, pero sí que el alumnado tenga un contacto lo más real posible con lo que es la realidad asistencial diaria. Al final, resulta que los estudiantes nos enfrentamos al primer paciente en solitario en la ECOE [la evaluación objetiva al final del grado] o en el primer día de residencia o durante la primera guardia.
P. Vamos, que se sienten arrojados a los leones...
R. No digo que nos dejen solos con el paciente, pero sí es verdad que estas situaciones, de repente, generan una carga mental brutal y un estrés innecesario. Creo que eso se evitaría si se introduce poco a poco al estudiante en la clínica y se le hace partícipe de forma activa. Es verdad que luego las experiencias varían mucho de un caso a otro. Por ejemplo, mi experiencia en el hospital es muy positiva, pero porque yo he tenido suerte y estoy rodeada de gente excepcional, y eso no pasa en tantos sitios. Además, creo que esto no puede depender de que tengas más o menos suerte.
P. Según el Consejo de Estudiantes, la obsolescencia de los planes de estudio de Medicina no tiene que ver únicamente con el contenido de las asignaturas, sino con la distancia que existe entre esos planes y la realidad social...
R. Sí, creemos que, en ese sentido, hay una desconexión muy preocupante. Es fundamental incorporar a los planes de estudio la perspectiva social, política y económica de la España actual. Son realidades a las que no podemos permanecer ajenos y que nos parece que no están todo lo presentes que debieran.
P. El próximo curso terminará usted la carrera de Medicina. De sus palabras deduzco que hay mucha diferencia entre las expectativas que tenía cuando empezó la carrera y la realidad que se ha encontrado estos años. ¿Decepcionada?
R. Pues mire, yo tenía claro que quería hacer una carrera de Ciencias, pero no tenía claro cuál y al final me decanté por Medicina, pese a que no tenía ninguna referencia cercana: mis padres no son médicos, ni mis familiares, ni amigos cercanos..., así que tampoco tenía muchas expectativas formadas. Cuando llegué a primero, de hecho, no tenía un conocimiento muy claro de lo que era el mundo médico, y no solo a nivel asistencial, sino de todo lo que rodea a ese mundo: las condiciones laborales, las guardias, las etapas que hay que pasar para tener una plaza fija... Quizás todo eso es lo que ha hecho que mis expectativas se hayan roto en cierta forma. Pensaba que iba a ser más fácil acceder al mundo laboral y que, una vez en él, las condiciones iban a ser más estables, y para nada lo son.
"Pensaba que el acceso al mundo laboral era más fácil, y sus condiciones, más estables"
P. ¿Se ha topado ya con mucho profesional quemado que haya contribuido a minar sus expectativas iniciales?
R. No, en ese sentido he tenido suerte, porque no me he cruzado con médicos o profesores especialmente quemados, ni tampoco con compañeros aquejados del síndrome del ficus [la sensación del estudiante de sentirse ignorado en sus prácticas clínicas], quizás porque también yo he contribuido a ello. Esto es algo que también repetimos mucho desde el Consejo de Estudiantes: no basta solo con reivindicar mejoras, la actitud del estudiante es fundamental para el aprovechamiento de sus prácticas clínicas. No tiene que esperar que le venga todo dado.
P. En breve, el CEEM y la Sociedad Española de Educación Medica (Sedem) presentarán su segunda encuesta conjunta sobre la salud mental del estudiante de Medicina, pero los datos de la primera no eran muy tranquilizadores: un 41% de los encuestados admitía síntomas de estrés y hasta un 11% hablaba de "ideación suicida". ¿Qué parte de culpa tiene en estos datos el hecho de que Medicina sea un grado tan largo y exigente?
R. Pues mucha, y me remito, precisamente, a los datos que estamos recabando para la segunda encuesta a la que usted se refería, que va a centrarse mucho en el clima de estudio. Hemos hecho encuestas en dos periodos: uno, posterior a los exámenes, y otro, en pleno periodo de exámenes; las respuestas que hemos recabado en este segundo periodo han sido un tercio por debajo que en el primer caso, y la razón parece evidente: en época de exámenes, estamos tan exigidos que nos abstraemos de todo lo demás. Es obvio que la densidad y dificultad de los planes docentes influye en el clima educativo y en la salud mental del estudiante, y hay mil y un pequeños detalles, y no tan pequeños, en los que se podría influir para minimizar ese estrés. Imagine, por ejemplo, la tensión adicional que acumula un estudiante en plenos exámenes cuando sabe que la continuidad de su beca y, con ello, la posibilidad de seguir estudiando Medicina, depende de sus notas; o cuando se siente ignorado y ninguneado en sus prácticas clínicas en el hospital, precisamente el entorno donde seguramente quiere desarrollar su carrera profesional. Todos esos pequeños o grandes detalles minan la salud mental del estudiante y, en muchos casos, se mantienen o se incrementan luego durante la residencia.
"No es entendible que las facultades tengan todos los años las mismas plazas"
P. Si le digo "apertura de nuevas facultades de Medicina", me consta que se le eriza el cabello. Aun así, por mucho que tanto ustedes como los decanos insistan en que no necesitamos más facultades, este año se han autorizado tres más. ¿Dónde nos lleva esta dinámica? ¿Es un camino sin retorno?
R. Nosotros, como Consejo, no estamos en contra de la apertura de nuevas facultades porque sí, por un capricho nuestro; parece que hay gente que piensa que somos unos privilegiados y que no queremos que otros accedan a la carrera. En absoluto. La idea que nosotros queremos transmitir es que tiene que haber los médicos que la sociedad necesita: que no pueden faltar, pero tampoco sobrar. Y, para eso, no nos cansaremos de repetirlo, hace falta un estudio demográfico serio y permanentemente actualizable que nos diga las necesidades de médicos que tiene el país en cada especialidad y en cada momento concreto. Será ese estudio el que determine cuántas plazas de grado necesitamos y cuánto deben variar, al alza o a la baja, en cada facultad, porque tampoco es entendible que las facultades tengan todos los años, invariablemente, las mismas plazas.
"Acuciante" déficit de profesores
P. Pero, entre tanto, la dinámica de apertura de nuevas facultades, que ustedes ya califican de inflacionista, no para...
R. No, no para, y no me olvido de su pregunta. Me decía que adónde nos lleva esta dinámica. Pues, mire, nos lleva a situaciones sobre las que llevamos años alertando y que aquí, los que tienen que escucharlas, parecen no hacerlo. Primero, nos quedamos sin profesores: hay asignaturas que ya las está impartiendo gente que ni le toca ni es de ese área en concreto; no es imprescindible, claro, que todos los profesores sean clínicos, pero estamos hablando de que la asignatura de Anatomía, por ejemplo, la da un biólogo o gente que tiene que comprarse antes los libros de Anatomía para poder impartirla. Segundo, hay consultas de prácticas que comparten hasta cuatro estudiantes, y eso es impresentable, no solo para el alumno sino para los propios pacientes. Y todo esto por no hablar de los recursos que dilapidamos. Si no recuerdo mal las cifras, cuesta como unos 50.000 euros al año formar a un estudiante de Medicina. Es mucho dinero para que luego ese estudiante se vaya a trabajar fuera de España, porque las condiciones laborales aquí son las que son.
P. Al margen de la pasividad de la Administración a la hora de tomar medidas, parece que, cuando las toma, distan mucho de esas que usted propone. El último estudio de necesidades de especialistas del Ministerio de Sanidad alertaba de un déficit inmediato en varias especialidades, entre ellas Familia. La primera idea de la Comisión de Recursos Humanos para combatir ese déficit fue pedir que las plazas de grado aumentasen este año un 10%. Es decir, más estudiantes y/o más facultades.
R. Afortunadamente, ese incremento ha sido al final mucho menor. Pero sí, en efecto, la primera idea de una persona que, en teoría, tiene conocimientos sobre este campo no puede ser esa. Busquemos primero la raíz del problema y veamos luego si es necesario o no aumentar la oferta de plazas de grado, y ahí incluyo las condiciones laborales en determinadas especialidades, la tasa de temporalidad, los salarios... Si consigues que tus médicos se queden en España y no se vayan a trabajar a otro sitio, probablemente consigas mucho más que abriendo nuevas facultades y condenando a la precariedad a los futuros médicos que saldrán de ellas.
P. Desde fuera parece que hay muchos actores implicados -Sanidad, Universidades, Educación- y que falta coordinación. ¿No hablan entre ellos?
R. En teoría sí hablan, o al menos tienen un grupo de trabajo para hacerlo. En ese grupo está representada mucha gente, desde la Administración y las consejerías hasta los rectores, los decanos y los propios estudiantes. Ahora bien, la última vez que nos reunimos fue a finales de diciembre, expusimos una serie de preocupaciones y peticiones y no hemos vuelto a saber nada.
"Hay profesores que tienen que comprarse antes los libros para impartir su asignatura"
P. ¿Qué plantearon en concreto en esa última reunión?
R. Pues como éramos muchos, nuestras peticiones eran muy numerosas y el tiempo limitado, al final nos centramos en pedir el listado único para Medicina.
P. ¿En qué consiste exactamente ese listado? ¿Qué ventajas tendría, según el CEEM, para el acceso a la carrera de Medicina?
R. Consiste básicamente en que el acceso a todas las facultades de Medicina de España se haga desde una lista única para todo el territorio nacional, de forma que las competencias que se evalúen sean homogéneas y que los criterios para determinar la nota de los aspirantes sean parejos en todas las comunidades. Creemos que ese listado homogeneizaría además los numerus clausus en todos los centros. Además de las plazas acreditadas, las facultades tienen un margen adicional del 10%, que manejan a su antojo para ajustar la oferta a la demanda anual de plazas, de forma que, muchas veces, hay promociones con más egresados de los que teóricamente debería haber.
P. Aunque no fuera en la reunión de diciembre, el CEEM también lleva tiempo pidiendo que la EBAU sea homogénea en toda España; es decir, que la selectividad sea única y centralizada. ¿Ha detectado el Consejo mucho agravio comparativo en el acceso a Medicina en función de las notas de la EBAU?
R. Sí, sí hay diferencias. Varía de un año a otro, pero, por regla general, hay comunidades en las que las notas de la EBAU son especialmente altas y sus estudiantes pueden optar a una plaza de Medicina por delante incluso de las personas que viven en la comunidad donde radica esa facultad. Probablemente, si hubiera un MIR específico en cada comunidad, en lugar de una prueba única, también se darían agravios comparativos. En esencia, el listado único y la EBAU única parten de los mismos presupuestos, pero el primero nos parece más viable porque depende de una única instancia, que es el Ministerio de Universidades, mientras que en el tema de la EBAU juegan los intereses de las comunidades, y eso parece más lento y difícil. Ahora bien, no renunciamos a ninguna de las dos.
P. La nota de corte del examen MIR ha dejado este año a 1.895 médicos sin poder optar a una plaza de formación especializada. ¿Se lo puede permitir un SNS que se queja de déficit de médicos? ¿Habría que revisar la nota de corte del examen MIR?
R. El CEEM no tiene, de momento, una postura oficial sobre este tema, pero por las opiniones que he venido recabando entre profesionales y expertos en la materia, parece que la idea de revisar la nota de corte está cada vez más extendida. De entrada, la prueba debería ser más ordenatoria que selectiva, porque, en teoría, todos los que se presentan y superan el examen deberían estar capacitados para cursar una especialidad. Estoy completamente segura de que si esas más de 1.800 personas hubieran podido optar a una plaza MIR no se hubieran quedado vacantes las 93 plazas de Medicina de Familia que al final se han quedado sin ocupar.
P. El incremento de plazas MIR que piden varias especialidades depende, entre otras cosas, de la posibilidad de crear más unidades docentes. Ahora bien, visto lo visto, ¿parece que resulta más fácil y no sé si más rentable políticamente, abrir una nueva facultad que crear una nueva unidad docente? ¿Quizás eso explica en parte el decalaje actual entre plazas de grado y plazas MIR?
R. Desde luego, en el caso de las facultades, es evidente que, al margen de las razones, docentes, hay mucho interés de rentabilidad política. La prueba más evidente es que al final de determinadas legislaturas se utiliza el anuncio de creación de una nueva facultad de Medicina como herramienta de propaganda política. Esto, se ha hecho, se hace ahora y se seguirá haciendo en el futuro. Parece evidente que esta dinámica, unida a la ya evidente falta de profesores, va a hacer que la calidad de la enseñanza universitaria de la Medicina decaiga, y no acabamos de entender qué intención hay detrás del mantenimiento de esta tendencia.
"El anuncio de una nueva facultad es una herramienta de propaganda política"
P. Lo ha vuelto a mencionar usted: la falta de profesores es, ahora mismo, uno de los problemas más acuciantes del grado. ¿Ha vivido usted esa experiencia como alumna? ¿Le han dado clase profesores que no estaban especialmente preparados para impartir la asignatura que daban?
R. No, he de decir que yo no he vivido situaciones de ese tipo. Quizás influye el hecho de que mi facultad no es una facultad antigua y que su cuadro docente es relativamente joven, con lo cual todavía tiene por delante un cierto margen. Ahora bien, incluso en una facultad relativamente joven como la mía se me ocurren tres o cuatro profesores de otras tantas asignaturas que están ya a punto de jubilarse, y este problema es mucho más acuciante en facultades más antiguas.
P. Una de las quejas más recurrentes de Medicina de Familia es que tiene muy poca presencia en el grado de Medicina. Vuelvo a apelar a su experiencia como estudiante. ¿Ha visto usted Medicina de Familia en la universidad? ¿Tiene la sensación de que sale del grado sabiendo lo que es esta especialidad?
R. Mire, en 2020 el CEEM hizo un estudio que evidenció el profundo desconocimiento que había sobre Medicina de Familia entre los alumnos universitarios. Tradicionalmente, los conocimientos relativos a esta especialidad estaban distribuidos en varias asignaturas, pero Familia ha reivindicado, con razón, mayor visibilidad, y se ha generalizado la implantación de dos asignaturas específicas. Ahora bien, estas asignaturas deben tener la misma entidad y dificultad que el resto. Con respecto a mi experiencia: yo he rotado por centros de salud 5 días en tercero de carrera y, ahora, en sexto, volveré a hacerlo de 4 a 6 semanas. No sé si ese contacto te sirve para hacerte una idea de lo que es la Medicina de Familia, pero lo que sí tengo claro es que cuando llegas a sexto, que es cuando más rotas por un centro de salud, tú ya has elegido tus rotaciones voluntarias, ya has elegido tu trabajo de fin de grado, ya tienes en la cabeza, más o menos, la especialidad que quieres hacer... En ningún caso te planteas hacer Medicina de Familia porque, salvo esos 5 días en tercero, tu contacto con la realidad asistencial ha sido exclusivamente hospitalario. Si paso toda mi vida universitaria en el hospital, tengo la percepción de que la medicina es hospitalaria.
"En el grado, no te planteas hacer Familia porque pasas toda tu vida en el hospital"
P. Es decir, que llegan a sexto sin tener ni idea de lo que es Familia...
R. No sé si es así de contundente. La conocemos y, a la vez, no la conocemos. La especialidad está ahí, pero no nos formamos expresamente en ella, no tenemos profesores específicos de Medicina de Familia, la asignatura no tiene la presencia que tienen otras...
P. ¿Vamos, que si algún estudiante tiene dudas sobre la especialidad que elegirá en el MIR no se decantaría por Medicina de Familia por lo que ha visto en la carrera?
R. Bueno, es que, además, si rotas y ves que algunos centros de salud tienen consultas de 80 pacientes al día, eso no ayuda.
P. ¿Entonces, más que ayudar, a lo mejor es contraproducente que el estudiante conozca qué es la Medicina de Familia y cómo se ejerce, no?
R. No, no, porque elegir una especialidad desde el desconocimiento se puede traducir en altas tasas de abandono una vez que se ha empezado el MIR, o en que queden muchas plazas vacantes de esa especialidad. Lo primero es conocer la especialidad, ver las condiciones en que se ejerce y, sobre todo, solucionar los problemas actuales.
P. En los poco más de 9 meses que lleva como presidenta del CEEM, ¿siente que la voz y las reivindicaciones del Consejo son escuchadas por las autoridades sanitarias? ¿Se creen los ministerios y las consejerías al Consejo?
R. El CEEM es una institución que reivindica mucho y no se casa con nadie. Dice que sí cuando cree que hay que decirlo, pero también dice que no con la misma claridad.
"El CEEM es una institución incómoda, reivindica mucho y no se 'casa' con nadie"
P. ¿En definitiva, son un tanto incómodos?
R. Sí, a veces bastante incómodos. Ahora bien, también tengo que decir que siempre que hemos pedido una reunión con alguna institución u organismo se nos ha concedido y se nos ha escuchado. Otra cosa es que, luego, lo que pidamos se lleve o no a la práctica, pero al menos nos escuchan.
P. Medicina es una carrera que exige una nota altísima para acceder a ella y que conserva intacto un prestigio social muy arraigado. En la recta final de su carrera, ¿hay mucha diferencia entre esa percepción social y el día a día que usted se ha encontrado: planes de estudio, profesores, masificación, falta de medios...?
R. El prestigio social existe, ha existido y existirá, tanto con respecto a la carrera como en lo referente al ejercicio de la profesión. Pero, sinceramente, a veces me pregunto qué es eso del prestigio social y para qué sirve. Cuando ves las condiciones en las que muchas veces se ejerce esta profesión, la saturación de algunas consultas, el volumen de agresiones, el estrés y los problemas de salud mental..., pues la verdad es que no quiero prestigio, o al menos esa concepción de prestigio, porque no se te está valorando ni desde las instituciones ni desde las autoridades en teoría competentes. Más que prestigio, tú necesitas sentirte valorado en tu día a día.
"¿Qué pasa, que en Traumatología las mujeres no podemos atornillar espaldas?"
P. ¿Tiene usted claro la especialidad que quiere cursar?
R. No. Sé algunas que no me gustan, pero, entre las demás, me gustan muchas.
P. ¿A punto de empezar sexto, esa indefinición es habitual. No es más normal tenerlo relativamente claro desde antes?
R. No, creo que no. De hecho, la gente que suele estar decantada desde el principio, en muchos casos acaba cambiando de idea durante la carrera. Insisto en lo que le decía antes, desde el desconocimiento es más difícil tomar una decisión definitiva. Una vez que has rotado por todas las especialidades, tienes muchos más datos. A mí, por ejemplo, me quedan 5 o 6 especialidades por conocer y creo que ahora tengo una visión mucho más amplia e informada que en primero. Desde luego, por mi experiencia, es bastante generalizado que al empezar sexto aún no tengas cien por cien claro lo que quieres hacer.
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