Javier Millán es jefe de Servicio de Urgencias del Hospital La Fe de Valencia y presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) de la Comunidad Valenciana. Sostiene que la mayoría de la población se encuentra cada vez más informada sobre los peligros de la exposición al sol desde que en 2004 se implantó en España el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los Efectos del Exceso de Temperaturas sobre la Salud, pero que, a pesar de los esfuerzos, todos los años deben atender a grupos de población vulnerables.
PREGUNTA: Comparando la ola de calor de junio con la actual, ¿cuál ha presentado una mayor intensidad?
RESPUESTA: Nosotros lo estamos viendo un poco más ahora. En mayo y junio, los servicios de Urgencias estábamos notando una presión más elevada por diferentes problemas como los ocasionados por el Covid o cuadros respiratorios de todo tipo. Es una situación que no habíamos vivido en meses que típicamente eran un poquito más tranquilos en nuestra frecuentación en los servicios. Pero estos meses estamos teniendo un incremento de las Urgencias de un 15% hasta un 30% en función de los hospitales, departamentos y comunidades autónomas. La presión hospitalaria por el calor la estamos notando desde el día 10 de julio. Podríamos decir que esta ola está siendo más intensa que la de junio.
P: ¿Cuál es el perfil de las personas con mayor riesgo de sufrir consecuencias por las altas temperaturas?
R: Hay cuatro pacientes fundamentalmente de riesgo: los pacientes mayores de 65 años, los niños menores de cuatro años, las mujeres embarazadas y aquellos pacientes que sufren problemas crónicos como la diabetes, problemas cardiovasculares o respiratorios crónicos, o aquellos que toman determinados fármacos. Por otra parte, el grupo más expuesto serían los pacientes jóvenes que realizan ejercicio físico en horas del día donde las temperaturas son muy elevadas. Afortunadamente, la población está cada vez más informada en este tema y se protege de forma más adecuada, pero no podemos olvidar que los mayores de 65 años constituyen un grupo importante dentro de nuestra sociedad. Muchos viven solos, son más o menos independientes y, en muchas ocasiones, están medicados. Cualquier proceso agudo como un cuadro respiratorio o una simple infección de orina puede llevarlos a sufrir cuadros de deshidratación y complicaciones graves relacionadas con las altas temperaturas.
P: ¿Cómo afectan estas temperaturas a los menores de cuatro años?
R: En ellos es diferente porque su sistema neurológico todavía no está desarrollado del todo. En estos casos se produce una alteración en los mecanismos compensadores de la regulación de la temperatura corporal. Hay que tener en cuenta que nuestro primer mecanismo ante las altas temperaturas es el sudor y el segundo es la sed. Hay que estar encima de los niños para que estén adecuadamente hidratados porque por sí mismos no van a adoptar estas medidas preventivas. Además, es importante evitar que estén expuestos al sol entre las 12:00 y las 18:00 horas de la tarde. Otro punto imprescindible es detectar signos precoces por cuadros víricos, que son muy frecuentes en los niños, como pueden ser cuadros de vómitos, diarreas o gastroenteritis. En estos momentos también se pueden ver agravadas por las elevadas temperaturas y pueden conducir a alteraciones metabólicas o hasta a un fallo multiorgánico.
P: ¿Hay fármacos que pueden presentar un riesgo frente a las altas temperaturas?
R: Por ejemplo, hay personas, sobre todo mayores, que toman diuréticos que fomentan la deshidratación. Otros son los que afectan al sistema nervioso como los ansiolíticos o antidepresivos, que pueden condicionar una mayor vulnerabilidad a los trastornos por temperaturas extremas. Es muy importante detectar signos precoces, estar alerta con los pacientes, por ejemplo, cuando están institucionalizados en centros socio-sanitarios.
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