A falta de planificación seria y a largo plazo, conejos de la chistera. Este podría ser el leit motiv no oficial, el que alienta en las opiniones de muchos profesionales, del Consejo Interterritorial extraordinario que ha convocado hoy el Ministerio de Sanidad para abordar, entre otras cosas, "la oferta de plazas de formación especializada en las especialidades deficitarias", léase Medicina Familiar y Comunitaria. "Entre otras cosas", porque el orden del día de esa convocatoria es una amalgama que abarca desde la oferta MIR para la próxima convocatoria hasta los criterios de acreditación de Aneca o la homologación de los títulos de grado. En definitiva, un CI a la desesperada.
A la desesperada y con dos frentes abiertos: el Ministerio de Sanidad por una parte y determinadas comunidades autónomas por la otra, que comparten el diagnóstico (el déficit de médicos de Familia, generalizado en las 17 autonomías y especialmente acuciante durante los meses de verano), pero no la solución al problema.
Fuentes del departamento que dirige Carolina Darias han avanzado a este periódico que el Ministerio de Sanidad planteará esta tarde a las comunidades un incremento general de la oferta de plazas MIR para la convocatoria de 2023, y un aumento específico de la oferta de Medicina de Familia (sin concretar el número). Las autonomías que conforman ese frente común (Galicia, País Vasco, Andalucía, Murcia, Castilla y León, Madrid y Cataluña), y cuyas ideas han concretado en un manifiesto conjunto, no se oponen a ese incremento de plazas (tanto general como de Familia), pero apuntan que debe ir acompañado de otras medidas: una oferta MIR específica para Familia, una "flexibilización" de las unidades docentes de la especialidad y la aprobación "inmediata" de la especialidad de Urgencias, para evitar el "desplazamiento creciente" de médicos de Familia a este ámbito.
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Ni una palabra en ese manifiesto autonómico conjunto sobre la "urgente necesidad" de mejorar las condiciones laborales y salariales de los médicos del primer nivel, que el Foro de Médicos de Atención Primaria, los sindicatos y las sociedades y colegios de médicos llevan años demandando en vano. ¿Será porque esa mejora depende de los patronos de los médicos, que no son otros que las propias comunidades?
La señal de alarma se disparó el pasado mayo, cuando el proceso de adjudicación de plazas MIR de la actual convocatoria se saldó con 200 plazas vacantes de Familia, un balance inusual en todas las convocatorias previas. El Ministerio de Sanidad convocó deprisa y corriendo una suerte de segunda vuelta improvisada (y abierta solo a aspirantes extracomunitarios) para intentar tapar ese agujero, pero esa solución improvisada solo solventó parte del problema: tras la segunda vuelta todavía quedaron sin ocupar 93 plazas de Familia distribuidas entre las 17 comunidades autónomas.
"Y el problema no son solo las vacantes, que también, el problema son las plazas que finalmente quedarán vacías cuando se concreten todas las renuncias de los residentes", apunta Vicente Matas, médico de Familia y coordinador del Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada (Simeg). Un informe de la Unidad Docente de Atención Familiar y Comunitaria de Cuenca, elaborado con datos de prácticamente todas las unidades docentes de Familia del SNS, cifra en 72 los residentes de la especialidad que han renunciado ya a su plaza, antes incluso de empezar su formación: sumadas a las 93 vacantes, representan 165 plazas perdidas.
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El propio Matas hace hincapié en lo que, a su juicio, es la raíz del problema: "Después de muchos años de una clamorosa falta de planificación, y de hacer oídos sordos a las advertencias de los profesionales sobre el déficit de Familia, ahora parece que tanto el ministerio como las comunidades han visto la luz. Pero la han visto porque la sobresaturación de los centros de salud está incidiendo directamente sobre los servicios de urgencia, los extrahospitalarios y, sobre todo, los hospitalarios. Si a las comunidades les tocas los hospitales, empiezan a tomar conciencia del problema".
La falta de planificación a medio-largo plazo de la que habla Matas es muy evidente cuando el propio Ministerio de Sanidad parece obviar sus propios estudios de necesidades de especialistas. La última actualización del informe de necesidades, que el departamento de Darias hizo público a bombo y platillo el pasado mes de enero, volvía a incidir en algo que ya se apuntaba en la primera actualización de ese estudio, que data de 2007: Familia es una de las especialidades más deficitarias del SNS.
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