Un aumento de la demanda de hasta el 30%, la ausencia de MIR propios, la lucha con otras especialidades por la contratación de facultativos, la apuesta que este año se ha hecho por atención primaria, así como la reducción de la presencialidad en este nivel asistencial, son algunos de los desencadenantes de la tormenta perfecta que se está viviendo en los servicios de urgencias hospitalarias (SUH) de Galicia.
El presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) en Galicia, José Manuel Fandiño, lo tiene claro: "Lo que mantiene esto en la actualidad es el compromiso de los profesionales".
Cifras en torno a los 500 pacientes por día en los complejos universitarios de Vigo y A Coruña (Chuvi y Chuac) y un aumento de las atenciones de entre el 10% y el 30% con respecto a 2019, son algunos datos que demuestran la sobrecarga asistencial que están soportando los SUH, de la que no se libran los hospitales comarcales. "Venimos de una pandemia todavía no superada y no ha habido un retorno a la presencialidad en el sistema sanitario. Los flujos en urgencias están siendo históricos", apunta Fandiño, coordinador también del Servicio de Urgencias del Chuac.
El cierre de cinco puntos de atención continuada (PAC) en algunos de los municipios más turísticos de las rías bajas, por falta de cobertura de las plazas de médicos, ha causado la derivación automática de sus pacientes a los servicios de urgencias del Complejo Hospitalario Universitario de Pontevedra (CHOP) y del Hospital Comarcal Do Salnés, donde las circunstancias son especialmente complicadas, y han llevado a varios sindicatos a exigir una negociación con la Xunta de Galicia, el cese del equipo directivo de esta área sanitaria y un plan de emergencia dotado de medios económicos y humanos para evitar las movilizaciones y una huelga sanitaria.
Los urgenciólogos denuncian que el incremento de la demanda no se ha visto acompañado de un aumento del cuadro de personal adecuado. Varias son las causas, según el presidente de Semes-Galicia. "Como lamentablemente ocurre prácticamente en todas las especialidades, se necesitan profesionales, pero la inexistencia de la especialidad de Medicina de Urgencias y Emergencia se traduce en que los SUH no pueden disponer de residentes propios, y tienen que competir con otros servicios y niveles asistenciales por los mismos residentes".
"Solíamos contratar a 5 médicos en verano; este años nos dejaron 3, y encontramos solo a dos"
La precaria situación que también atraviesa primaria se ha traducido en una estrategia del Sergas para conseguir que los médicos optasen por el primer nivel una vez finalizada su residencia, lo que ha acarreado una merma de profesionales en urgencias. "Se ha intentado que el máximo número de MIR eligieran primaria, y esto ha descapitalizado los servicios de urgencias, porque tenemos menos adjuntos". Como ejemplo, lo ocurrido en A Coruña: "Nosotros solíamos poder contratar a 5 facultativos al inicio del verano; este año nos dejaron tres y sólo encontramos a dos".
A la falta de médicos se suman descubiertos en Enfermería prácticamente todos los días. Una tesitura que da lugar a una sobrecarga de asistencia y de trabajo: "El personal tiene que hacer más horas para mantener la presencia, porque urgencias no se puede permitir no atender a toda la población que viene, y tenemos que mantener los tiempos de pretriaje, triaje, atención y drenaje”. El personal, además, tampoco puede disfrutar de todos sus días libres, asegura el coordinador de Urgencias del Chuac: "Muchas veces tengo que enviar whatsapp para que vengan a trabajar".
Los problemas con el drenaje de los pacientes hacia los servicios hospitalarios en los que deben ingresar vienen a enturbiar más el panorama, con acumulaciones de pacientes en los SUH, que, además, repercuten sobre la intimidad de los pacientes y suponen un incumplimiento de la instrucción del Servicio Gallego de Salud (Sergas) 19/20, que establece unos tiempos para el ingreso.
"Muchas veces mandó 'whatsapp' a la gente que libra para que venga a trabajar"
Pese a que Fandiño está convencido de que la atención se mantiene gracias al sacrificio de los profesionales, advierte de su agotamiento físico y mental: "Todo tiene un límite. La gente se cansa y se va porque los servicios de urgencias están dejando de ser atractivos; ya hay hospitales con mucho burnout".
El advenimiento de un conflicto grave es una amenaza que no se puede descartar: "Si hay un conflicto, el sistema se va a resentir, porque los servicios de urgencias son en estos momentos la argamasa del sistema, garantizan la accesibilidad". Los coordinadores tienen un documento sobre la mesa y han mantenido encuentros con el Sergas, que ha manifestado su voluntad de seguir dialogando.
Medidas en muchos frentes
El presidente de Semes-Galicia reconoce que el espaldarazo a la especialidad de Urgencias y Emergencias que puede dar la publicación en el BOE, esta semana, del Real Decreto de Especialidades en Ciencias de la Salud es, sin duda, una luz al final del túnel: "Nos permitirá contar con residentes propios y tener una formación reglada en todo el país". Sin embargo, esta no es una solución inmediata y Fandiño cree que, entre tanto, la situación empeorará en los próximos cinco años: "Se van a producir más jubilaciones y no va a haber nuevos adjuntos para los hospitales".
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