La Mesa de la Profesión Enfermera –integrada por el Consejo General de Enfermería (GEE) y Satse- ha presentado el estudio Análisis de la situación de las residencias sociosanitarias en España, que recoge la situación de estos centros tras la primera ola de la covid-19 y pone en entredicho su falta de preparación para dar cobertura a los residentes y a los propios profesionales en una segunda ola.
“Casi la mitad de los centros sociosanitarios de España, un 46,3%, no están preparados al 100% para dar cobertura y seguridad a los residentes y profesionales en una segunda ola de la pandemia, a pesar de que tienen planes de respuesta. Entre otras cuestiones, sigue habiendo déficit de enfermeros, así como material, pruebas de seguimiento (PCR), etcétera”, ha explicado José Luis Cobos, vicesecretario del CGE y coordinador del estudio.
El estudio también ha puesto sobre el tapete que la sobrecarga es tan grande que llega a superar los 100 residentes por enfermera y que, a pesar de que tan solo un 7,4% de los centros sociosanitarios tenía elaborado previamente un plan de respuesta ante situaciones similares a la covid-19, a día de hoy el 80,1% de las residencias ha desarrollado dicho plan.
“La lectura más preocupante radica en que 1 de cada 10 de los centros sociosanitarios analizados (un 12,5%) sigue sin disponer de un plan de respuesta frente al virus cuando estamos ya inmersos en la segunda oleada”, ha señalado Cobo.
La sobrecarga es tan grande en los centros sociosanitarios que llega a superar los 100 residentes por enfermera
Para Pilar Lecuona, enfermera especialista en geriatría y gerontología, “una segunda ola sería insoportable, a pesar de los protocolos y medidas que se están poniendo”. De hecho, ha recordado que ni siquiera hay enfermeras para hacer sustituciones y que los problemas de compatibilidad entre lo público y lo privado tampoco ayudan.
A pesar de los datos extraídos del estudio y de las opiniones de los enfermeros consultados, Fernando Martínez Cuervo, presidente de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica (Seegg), ha querido enviar un mensaje tranquilizador: “Ahora estamos mejor preparados que en marzo y abril, y además tenemos espacio de mejora con la definición de planes de contingencia, disponibilidad de habitaciones para realizar aislamientos, disponibilidad de realizar más test y derivaciones hospitalarias”.
En esta investigación de la situación de este sector en España con datos clasificados por cada comunidad autónoma, que se ha realizado gracias al trabajo de campo de los delegados del sindicato enfermeros, han participado enfermeros de 272 centros residenciales (en España hay unos 5.400).
“El objetivo es hacer una foto fija para analizar la situación durante los momentos más crudos de la pandemia, conocer la situación actual y mejorar las condiciones asistenciales que han vivido nuestros mayores y laborales de los enfermeros”, ha dicho Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.
No en vano, Manuel Cascos, presidente de Satse, ha recordado que el 65% de todos los fallecidos en la primera ola de la pandemia en España se produjeron en residencias y centros sociosaitarios.
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Déficit de enfermeros
El estudio ha puesto de manifiesto que los datos de asignación de residentes por cada enfermera resultan extremadamente preocupantes y dejan en evidencia la vulnerabilidad del sector.
“Difícilmente se puede prestar el cuidado adecuado cuando una sola enfermera tiene entre 50 y 100 personas a su cargo y muchos centros ni siquiera cuentan con enfermeras en su plantilla”, ha denunciado Cascos.
Ha recordado, además, que el elevadísimo número de residentes que tiene asignado cada enfermera en el sector sociosanitario, “se incrementa todavía más en los turnos de tarde y noche y de fin de semana”.
El presidente de Satse también ha explicado que no es posible mantener una atención y cuidados adecuados con la sobrecarga de trabajo actual y que se lleva sufriendo la falta de enfermeras de manera estructurada desde hace 15 años, “pero no hay voluntad política para resolverlo”.
Precisamente por ello, exige priorizar nuevas contrataciones en aquellos sitios donde el déficit sea más acuciante: “Confío en que se dé cobertura a enfermeros 24 horas y que haya 1 enfermero por un mínimo de 50 residentes”. No obstante, ha denunciado que no ha habido más contrataciones desde la primera ola.
La baja retribución y la situación de sobrecarga hacen que estos puestos no sean atractivos
De forma global, reza el estudio, una enfermera tiene asignado un total de 46 residentes por la mañana y 71 por la tarde. Se trata, según los expertos, un valor desproporcionado que se multiplica en el caso de los domingos y festivos: 71 pacientes por enfermera en los turnos de mañana y 92 por la tarde.
Estos datos se multiplican cuando se trata de residencias del ámbito privado, donde se llegan a superar los 100 residentes asignados en los turnos de tarde de fin de semana. Los centros de gran tamaño tienen menor ratio enfermeras por residente y en el turno de noche se reduce drásticamente la dotación de profesionales incluso en la atención a grandes dependientes que requieren una elevada demanda de cuidados.
Esta sobrecarga de trabajo y falta de plantilla “obliga a las enfermeras a tener que delegar algunas tareas y actuaciones en el 93,7% de los centros, como el reparto de medicación, las cuales son realizadas fundamentalmente por auxiliares y los llamados gerocultores”, ha recordado Cobo.
En cuanto a las bajas laborales, Cobo ha añadido que en el 63% de los casos no se sustituye, “sobre todo en los centros de titularidad privada”.
El 70% de las residencias privadas paga menos de 20.000 euros brutos anuales a sus enfermeras
Desde un punto de vista macro, Martínez Cuervo, ha explicado que hace falta una mayor coordinación para que las enfermeras estén dónde se las necesite, y cree que se podría lograr si se dejase de penalizar estar en salud y servicios sociales con listas compartidas. “Hay que realizar una dotación de enfermeras adecuada a la carga de trabajo, y la enfermera especialista en geriatría tendría que ser gestora de casos y la que liderara los cuidados para lograr una adecuada calidad asistencial”.
Ha señalado, además, que en España hay 7.000 enfermeras especialistas en geriatría, “pero no son suficientes”. De hecho, ha exigido que la especialidad cuente a la hora de optar a la plaza.
Tampoco es atractivo ejercer en este sector. “El 70% de las residencias privadas paga menos de 20.000 euros brutos anuales a sus enfermeras; frente al 73% de las residencias públicas que sí superan esta cifra. Asimismo, las residencias de menor tamaño son las que menos retribuyen a las enfermeras”, ha señalado Cobo.
Sin historia clínica
Una de las grandes asignaturas pendientes de los centros sociosanitarios es la historia clínica de sus residentes. Solo 3 de cada 10 residencias tienen historia clínica compartida con otros centros, por lo que se rompe la continuidad asistencial.
En este sentido, las residencias públicas obtienen mejores datos al respecto: la historia clínica compartida en ellas tiene mayor presencia (44,3%).
Desde un punto de vista asistencial, el estudio destaca el hecho de que las residencias públicas son las que cuentan en mayor medida con una unidad de hospitalización frente a las privadas (38,6% vs 21,8%). Asimismo, llama la atención que un 29,5% de los centros analizados no tiene ningún tipo de coordinación con Atención Primaria. Esta coordinación es mayor en las residencias públicas (77,1%) que en las privadas (66,8%)
20.000 muertes en la primera ola
El estudio también ha abordado la situación pasada, presente y futura de los centros residenciales sociosanitarios en la pandemia por la covid-19 y ha puesto sobre la mesa que ha fallecido una media del 5,5% de los resistentes de los centros, lo que podría suponer en torno a 20.000 personas.
En cuanto a la afectación por la covid-19 en los centros sociosanitarios cabe señalar que se le ha hecho test al 91,5% de los residentes, de los cuales el 18% ha dado positivo. “Llama la atención especialmente que del total de positivos detectados, un 33,8% de los residentes eran asintomáticos. El número de test realizado es muy similar en las residencias públicas y privadas, pero en lo que respecta a resultados positivos de infección, estos son mayores en los centros públicos”, ha explicado Cobo.
Del total de positivo detectados en las residencias, un 33,8% eran asintomáticos
El trabajo de campo ha analizado también la realización de test a los propios trabajadores de los centros, una actuación vital para garantizar la salud de los residentes. Los datos obtenidos señalan que el 94,9% de los centros ha realizado las pruebas a sus trabajadores y que el 11,3% de estos profesionales ha dado positivo.
Un 33,1% de las residencias tuvieron que fabricar su propio material ante la falta de EPI oficial y homologado
Disponibilidad de EPI
El estudio, además, ha analizado cuál es la disponibilidad de material de seguridad en las residencias, poniendo de manifiesto que ha habido una escasez generalizada de material de seguridad en las residencias, especialmente de EPI. Y dicha escasez ha sido un 14% mayor en la públicas que en las privadas.
Asimismo, en la mayoría de las residencias los profesionales de enfermería y otros trabajadores han tenido que reutilizar el material de protección. Además, un tercio de las residencias (33,1%) se vieron obligadas a fabricarse su propio material ante la indisponibilidad de material oficial y homologado.
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