Si el primer paso para decantarse por una especialidad médica durante la residencia es conocerla de antemano, Medicina Familiar y Comunitaria lo tiene muy crudo en la universidad española, porque la asignatura de primaria pasa de puntillas por la mayoría de los planes de estudio, tanto en las facultades públicas como en las privadas.
El Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) ha traducido en cifras el clamor que desde hace años comparten la comisión nacional de la especialidad y las sociedades médicas de primaria sobre la escasa implantación de Familia en el grado. Y las cifras no son, desde luego, muy halagüeñas: el 72% de las facultades españolas de Medicina dedica menos de un 3% de su programa formativo a esta especialidad o, lo que es lo mismo, apenas 11 créditos ECTS (créditos adaptados a Bolonia) de los 360 que tiene el grado.
Sólo una facultad, la de la Universidad Autónoma de Barcelona, supera los 19 créditos, pero es que todavía hay dos, las de las Universidades de Cantabria y Salamanca, en la que la formación en Medicina de Familia sigue sin ser obligatoria. La famosa "puerta de entrada" al Sistema Nacional de Salud -como no se cansan de definirla políticos y gestores- está obturada desde la universidad.
Sólo una facultad, la Autónoma de Barcelona, supera los 19 créditos en Familia
Estos porcentajes forman parte del estudio que el CEEM ha realizado sobre la docencia de Familia en las facultades españolas mediante un cuestionario remitido a las delegaciones de alumnos de todos los centros. Han participado alumnos de las 43 facultades existentes (el estudio fue previo a la apertura de la nueva Facultad de Deusto) y los resultados -nada alentadores para primaria- fueron compartidos por el CEEM en un acto conjunto con el Foro de Médicos de Atención Primaria.
"Una primera conclusión de urgencia sería que hay que darle una vuelta de 180º al panorama actual. ¿Cómo se pueden generar vocaciones en una especialidad tan importante para el SNS cuando su presencia en los planes de estudio universitarios es poco menos que testimonial?", se pregunta Bruno Fernández Cuevas, vocal de Atención Primaria del CEEM.
El 46,5% dedica a las prácticas en AP apenas un 1,6% de las 9.000 horas del grado
Si los conocimientos teóricos de Familia constituyen una parte ínfima de los planes de estudio, la parte práctica corre pareja con esa escasa presencia: el 46,5% de las facultades dedican entre 100 y 150 horas de los seis años que dura la carrera a impartir las competencias prácticas en la especialidad médica de primaria. "Si cada crédito dura 25 horas y el grado tiene 360 créditos, a las prácticas de Familia se le dedican apenas 4 créditos en 6 años", puntualiza Fernández Cuevas. Dicho de otra manera, casi la mitad de las facultades dedican un 1,6% de las 9.000 horas docentes que, sobre el papel, dura la carrera a hacer prácticas en primaria.
De hecho, un 40,9% de las facultades realizan prácticas clínicas en el primer nivel asistencial sólo una vez a lo largo de los 6 años de la carrera, y apenas un 27,3% de las universidades permiten que sus alumnos roten 3 o más veces por centros de salud durante todo el programa académico.
Pero además de ser escasas, las prácticas llegan tarde, porque, en 36 de las 43 facultades, el rotatorio en Medicina Familiar y Comunitaria se hace el último año de carrera. "No sólo hay que rotar varias veces a lo largo de la carrera, sino que, además, habría que hacerlo desde primero, porque es la única manera de inculcar un interés temprano por esta especialidad. De lo contrario, pasa lo que viene siendo habitual, que Familia es, muchas veces, una opción que se acaba eligiendo por descarte, no porque haya una verdadera vocación", alerta el vocal del CEEM.
Poca cantidad... ¿y la calidad?
Pero si primaria es casi una cuota incómoda en la mayoría de los planes de estudio, la primaria rural es poco menos que una convidada de piedra. El 74,4% de las 43 facultades no incluye un rotatorio clínico en atención primaria rural; del 25,6% restante, un 11,6% lo oferta de manera opcional (a elegir entre primaria urbana o rural) y sólo un 14% -6 de las 43 facultades españolas- incluyen en sus planes de estudio una formación obligatoria en este ámbito.
Si los porcentajes son desoladores, capítulo aparte -que el CEEM no hace en su estudio- merecería la valoración cualitativa de las asignaturas que se imparten. "Al margen de Cantabria y Salamanca, que ni siquiera la conciben como obligatoria, hay facultades que tienen una asignatura específica en primaria, pero siguen siendo las menos. En el resto de los centros, se imparte dentro de otra asignatura o se opta por otra forma de docencia, pero no hemos querido analizar esas opciones y sus resultados, porque eso sería abrir otro melón harto complicado", concluye Fernández Cuevas.
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