La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo ha distinguido con el Premio Nobel de Química a Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna "por el desarrollo del método de edición genética". Sin embargo, deja fuera al investigador español Francis Martínez Mojica, de la Universidad de Alicante, considerado "el padre" de esta herramienta y el responsable de sentar las bases de la técnica CRISPR.
Mojica lleva años en las quinielas de los premios Nobel y la herramienta molecular que hoy distinguen estos galardones está inspirada en su descubrimiento sobre el sistema inmunológico de las bacterias y cómo estas se defienden de los virus. De hecho, es el primer español que logró el Premio Albany (el más prestigioso galardón de medicina de los Estados Unidos después del Nobel).
La propia investigadora Charpentier reconoció que "la investigación de Francisco Juan Martínez Mójica fue clave, ya que identificó y describió una marca del ADN que es crucial para el reconocimiento del ADN por el sistema CRISPR-Cas9". Por esta razón, en 2017 los tres científicos recibieron el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Biomedicina.
Lo cierto es que Mojica ha quedado fuera del premio, hecho que a 'puesto en pie de guerra', en unos casos, y "con sentimiento de profunda tristeza", en otros, a la comunidad científica que sigue muy de cerca todos los acontecimientos relacionados con los procedimientos CRISPR y que, además, son conocedores del trabajo del investigador español.
Lluís Montoliu, investigador del Centro Nacional de Biotecnología, asegura estar "entre ilusionado y enfadado" tras conocer el anuncio de la Academia Sueca. "Por un lado, hay que felicitar a Doudna y Charpentier por un premio que sin duda merecen", subraya el científico. "Pero es injusto que no ocupe el tercer puesto en los galardones Francis Mojica, quien puso las bases para el desarrollo de CRISPR", añade. "No se entendería el trabajo que estas investigadoras lograron sin la publicación que Mojica hizo en 2005, describiendo el sistema de defensas que usan algunas bacterias. Si ese sistema de defensas ha podido convertirse en una herramienta de edición genética es porque Mojica sentó sus bases".
"Se ha perdido una oportunidad histórica", lamenta Montoliu, quien cree que la decisión de sólo premiar a Doudna y Charpentier y no añadir a un tercer científico a los galardones -como es habitual en los últimos años- se debe a que había un número considerable de candidatos a considerar. Además de Mojica, también era un posible premiado el investigador chino Feng Zhang, que mantiene una pugna por la patente de la herramienta o el científico lituano Virginjus Siksnys que también propuso en 2012 usar este sistema defensivo de las bacterias como herramienta de edición genética, entre otros. "Habrá que esperar 50 años para ver lo que ha ocurrido con las candidaturas", señala.
"Una injusticia brutal". Así ha reaccionado César Nombela, catedrático emérito de Microbiología de la Universidad Complutense (UCM) de Madrid, al conocer el premio Nobel de Química 2020. A pesar de no discutir el mérito de las premiadas, Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna, considera que se "ha dejado fuera al verdadero descubridor del fenómeno científico y biológico, que no es otro que Francis Mojica".
Subraya, no obstante, que es muy destacable que el Nobel de Química, que en años alternos se otorga a hallazgos relacionados con ciencias de la vida con grandes fundamentos químicos, haya sido para la tecnología de CRISPR. Pero, "el Nobel de este año ha hecho una gran injusticia al excluir al microbiólogo español Francisco Martínez Mojica, que es realmente el descubridor de este hecho", al observar y describir que algunas bacterias se defienden del ataque de sus virus a través de un mecanismo, sencillo pero eficaz, en el que identifica parte del genoma de estos virus y se "corta" con una reacción nucleólítica; es decir "cortando" el material genético de este virus. "Mojica es quien lo observó, describió y dió nombre: el acrónimo CRISPR es suyo y es ahora mismo, la expresión que se encuentra con mayor frecuencia en literatura biomédica. Mojica es el que ha realizado el hallazgo fundamental"
Aclara que, posteriomente, el desarrollo de técnicas ha permitido aplicar los hallazgos a la edición genética en células de todo tipo de seres vivos, pero "no únicamente las que han desarrollado las dos premiadas, que las han patentado y que han entrado en conflicto con otras patentes. Hay muchas otras. Con esto, no estoy discutiéndo su mérito, pero el mérito original y fundamental es, sin duda alguna, el de Mojica"
Se ratifica en que no se ha hecho justicia al premiar: "las patentes tecnológicas siguen en disputa, pero desde luego, en lo que no hay ningún debate abierto es en quién es el descubridor del fenómeno biológico".
Este mismo sentimiento, lo expresa José Fernández Piqueras, catedrático de Genética de la Universidad Autónoma (UAM) de Madrid, quien a pesar de reconocer que se trata de un hallazgo que merece ser reconocido, "faltan muchos nombres que se añadieron al desarrollo de las técnicas de CRISPR. Y desde luego, se trata de una gran injusticia para Francis Mojica".
Considera que han quedado fuera los verdaderos descubridores del mecanismo biológico y se" ha aupado a las personas que tienen detrás grandes instituciones y que, además, han hecho los desarrollos patentables que, por otra parte, no se sabe muy bien cómo acabarán, debido a las disputas actuales entre patentes". Si se hubiera incluido a Francis Mojica, el premio hubiera quedado muy adecentado".
Desde el punto de vista de la utilidad y relevancia del hallazgo premiado, Fernández Piqueras, resalta que descubrir que existe un mecanismo de inmunidad adaptativa en bacterias, es "realmente revolucionario porque siempre se pensaba que las bacterias tenían unos mecanismos innatos de defensa frente al ataque por virus. Sin embargo, se ha comprobado que es realmente una respuesta adaptativa, lo que se ha aplicado a los sistemas de edición genética, aún no totalmente desarrollados. Curiosamente, ha quedado fuera del Nobel la persona que descubrió ese mecanismo inmune, que es absolutamente fundamental en Biología".
Las científicas homenajeadas los son por descubrir una de las herramientas más afiladas de la tecnología genética: las tijeras genéticas CRISPR/Cas9. Con este hallazgo, los investigadores pueden cambiar el ADN de animales, plantas y microorganismos con una precisión extremadamente alta. Se trata de "una técnica que ha tenido un impacto revolucionario en las ciencias de la vida, está contribuyendo a nuevas terapias contra el cáncer y puede hacer realidad el sueño de curar enfermedades hereditarias", según ha remarcado el jurado.
Como es habitual en la ciencia, el descubrimiento de estas tijeras genéticas fue inesperado y sorprendente. Durante los estudios de Emmanuelle Charpentier sobre Streptococcus pyogenes, una de las bacterias que más daño causa a la humanidad, descubrió una molécula desconocida hasta entonces: la tracrRNA. Su trabajo mostró que tracrRNA forma parte del antiguo sistema inmunológico de las bacterias, CRISPR/Cas, que desarma los virus al escindir su ADN.
La investigadora publicó este revolucionario avance en el año 2011, justo cuando comenzó la colaboración con Jennifer Doudna, una experimentada bioquímica con gran conocimiento del ARN. Juntas lograron recrear las tijeras genéticas de las bacterias en un tubo de ensayo y simplificaron los componentes moleculares de las tijeras para que fueran más sencillas de utilizar.
De forma natural, las tijeras reconocen el ADN de los virus, pero Charpentier y Doudna demostraron que podían reprogramarse con el objetivo de cortar cualquier molécula de ADN en un sitio predeterminado. Donde se corta el ADN, es fácil reescribir el código de la vida.
Desde entonces, el uso de las tijeras genéticas CRISPR/Cas9 se ha disparado en el ámbito de la investigación. Esta herramienta ha contribuido a muchos descubrimientos importantes en la investigación básica, y los investigadores de plantas han podido desarrollar cultivos que resisten el moho, las plagas y la sequía. "En medicina, se están realizando ensayos clínicos de nuevas terapias contra el cáncer, y el sueño de poder curar enfermedades hereditarias está a punto de hacerse realidad", señala en un comunicado el Comité Nobel de Química. "Estas tijeras genéticas han llevado las ciencias de la vida a una nueva época y, en muchos sentidos, están aportando el mayor beneficio a la humanidad".
Sin embargo, dado que en este reconocimiento mundial se ha quedado fuera el español Francis Mojica, son varios los científicos que se pronuncian. En palabras de Lluís Montoliu, el investigador del Centro Nacional de Biotecnología, "por un lado, muy bien que se haya premiado a las CRISPR, pero muy mal, muy mal, por haber dejado fuera a Francis Mojica. Nada de lo que hicieron estas investigadoras en 2012, que convirtieron el sistema de defensa de bacterias en una herramienta de edición, lo hubieran podido hacer sin los descubrimientos iniciales de Francis. Entonces, creo que hay que lamentarlo. Hay que darle la enhorabuena a estas investigadoras, pero hay que lamentar que hayan dejado fuera a Francis".
Con la misma pena, el microbiólogo de la Universidad de Navarra, Ignacio López-Goñi, también se ha hecho eco de la noticia del Nobel para Charpentier y Doudna a través de su perfil de twitter: "Pues vaya, qué decepción!, en clara referencia a la no inclusión de Mojica entre los premiados.
El premio Nobel de Química 2020 ha dejado un 'mal sabor de boca' entre los científicos españoles especialistas en CRISPR. A la alegría por el reconocimiento a esta innovadora herramienta se suma la impotencia de comprobar, que una vez más, Francisco Mojica, "padre" de la misma, ha quedado fuera del galardón. Off Off
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