La vacunación universal es el camino para acabar con la covid, pero esta certeza no implica acallar las dudas de la ciudadanía sobre las vacunas, cerrar los ojos a la necesidad de cambios estructurales (en el SNS y en el sistema de fijación de precios de medicamentos), ni apelar a la responsabilidad de políticos y sanitarios para convencer (que no imponer) a la población esa certeza. Ésta es la esencia del mensaje que ha lanzado hoy el Consejo General de Colegios de Médicos (OMC), y que la corporación resume en un hashtag: #hayquevacunarse.
Desde esa "incuestionable certeza", tres son las cosas que, según Tomás Cobo, vicepresidente primero de la OMC, preocupan a los colegios de médicos en todo este proceso: "Que el acceso a las vacunas sea universal y equitativo, de forma que nadie se quede descolgado de este proceso; que nadie caiga en la tentación de ver la vacuna como una oportunidad de lucro, y que se solventen de forma rápida y efectiva las posibles fallas de la estrategia de vacunación en marcha".
Entre estas últimas, el vicepresidente de la OMC cita dos problemas "puramente técnicos" que, según él, se combaten con infraestructura y personal: preservar la cadena del frío necesaria para la efectividad del fármaco y vacunar al mayor número posible de gente en el menor tiempo posible. "Necesitamos dotarnos del suficiente personal especializado para que tanto el almacenamiento como el transporte de las vacunas se haga sin romper la cadena que garantiza su eficacia y seguridad, pero también del personal sanitario suficiente para administrarlas una vez que llegan a los puntos habilitados en las comunidades para la vacunación".
Las críticas al sistema de fijación de precios no "desacreditan" a la vacuna
El fármaco más esperado y mediático de los últimos años no parece exento del peligro de especulación, y contra el riesgo de caer en ella -o la "tentación del lucro", como la llama Cobo- también alerta el comunicado colegial: La industria farmacéutica y tecnológica ha seguido en los últimos años "una espiral de concentración y aumento de beneficios económicos exagerados que exige respuestas de los poderes públicos para contrapesar su excesiva influencia en los sistemas de fijación de precios, que pueden afectar al objetivo común del acceso universal de todos a la vacunación", reza el comunicado del órgano que preside Serafín Romero.
Las "legítimas" críticas a esta situación y la necesidad de abordar "cambios estructurales" para mejorarla, no son, sin embargo, "específicamente aplicables para desacreditar a las vacunas contra la covid-19", sostiene la OMC. "Nos preocupa, y mucho, el acceso universal, asequible, justo e igualitario a los fármacos, pero no sólo en un contexto de pandemia como el actual, sino para cualquier recurso diagnóstico o terapéutico que no llegue a la población por intereses puramente comerciales. Ahí, siempre nos van a tener enfrente", enfatiza Cobo.
Cobo parte de la premisa básica de que en este proceso "estamos al lado del Ministerio de Sanidad y de la estrategia de vacunación que ha puesto en marcha", pero eso no es óbice para que la OMC inste a esas mismas autoridades a "reforzar la cohesión institucional para generar confianza y promover la participación de la ciudadanía". Una participación que -añaden los colegios- tiene que ser voluntaria: "Es fundamental respetar el derecho a tomar decisiones bien informadas por parte de la ciudadanía y los principios de ética de salud pública aconsejan no usar medidas coercitivas, cuando hay otras posibilidades de actuación".
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Esas posibilidades alternativas implican generar lo que la OMC llama un "depósito de confianza", hacia las autoridades sanitarias, pero también hacia las agencias reguladoras (nacionales e internacionales) que dan el visto bueno a las vacunas. Ahora bien, esa confianza ni puede ni debe ser ciega: la farmacovigilancia debe ser "solvente y sistemática", y el programa de vacunación debe someterse a una continua monitorización de su efectividad.
El cuarto eje
Y como siempre que ha elevado su voz institucional en este contexto de pandemia, la OMC no pierde la ocasión de recordar la necesidad de abordar cambios estructurales en el Sistema Nacional de Salud (SNS), unos cambios que Cobo focaliza en el reforzamiento de la salud pública. "No nos cansaremos de pedir, ahora más que nunca, un sistema fuerte en personal e inversión, y una Medicina Familiar y Comunitaria potente y bien dotada. Olvidar la parte "comunitaria" de esa medicina familiar es olvidar la dimensión de salud pública que tiene esta especialidad".
El comunicado colegial insta a las autoridades sanitarias a tomar nota de los cambios estructurales que puso sobre la mesa la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados, y a reforzar "el sistema de investigación, desarrollo e innovación".
Entre tanto, Cobo recuerda, de manera muy gráfica, que la vacuna -la que ya existe- es sólo un pilar más de la lucha contra el virus, concretamente el cuarto eje: "Teníamos la mascarilla, el distanciamiento y el lavado de manos, y ahora tenemos la vacuna, que es segura y efectiva, pero que no nos puede hacer olvidar los otros tres pilares". Entre otras cosas, concluye Cobo, "porque las medidas de protección y prevención probablemente nos acompañen durante bastante tiempo, ya que la erradicación del virus, lamentablemente, no parece inminente".
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