La pandemia por la Covid-19 ha traído cambios en las formas de hacer en los hospitales que además han tenido que implementarse en espacios muy cortos de tiempo. Las unidades de cuidados críticos son una de las áreas que más presión han sufrido en los últimos nueve meses y los hospitales han tenido que transformar espacios para atender de modo adecuado a pacientes muy graves, contando con médicos de diferentes especialidades.
Para hacer más efectiva esta colaboración, la Sociedad Europea de Cuidados Intensivos ha diseñado un programa que ha llegado ya a más de 6.000 médicos de distintos países, entre ellos, España, y que utiliza las gafas de realidad virtual como herramienta clave para facilitar la inmersión en el trabajo de UCI.
Se trata del programa Space-19, en el que están participando 150 hospitales de la Unión Europea y el Reino Unido, que cuenta con 2.918 instructores, de ellos 1.568 médicos mientras que el resto es personal de enfermería. Son los encargados de la formación de 12.800 participantes, de los cuales más de 6.100 son médicos no anestesiólogos ni intensivistas, especialidades estas dos últimas que se encargan específica y habitualmente del paciente crítico.
“En la primera ola de la Covid-19 tuvimos que aumentar las camas de críticos de un modo importante en poco tiempo y lo mismo sucedió en la segunda ola. Ahora la situación es impredecible, pero tenemos que tratar de estar preparados y la colaboración de compañeros que habitualmente no trabajan en áreas de críticos es fundamental, para lo cual tienen que ser formados en conceptos básicos de nuestras unidades”, explica Lorena Varela, del servicio de Anestesiología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) e instructora del curso.
El programa incluye formación on line y presencial. Para facilitar el desarrollo de la misma se ha utilizado una tecnología novedosa, a través del empleo de gafas de realidad virtual que facilitan la inmersión en el espacio de UCI, respetando todas las medidas de seguridad.
En el caso del HUCA, han sido cuatro las especialistas del servicio de Anestesiología y Reanimación que se han encargado de la formación. Como alumnos han asistido especialistas de Otorrinolaringología, Cirugía Maxilofacial, Cirugía Cardíaca, Cirugía General, Pediatría, Neurocirugía, adjuntos de Anestesiología de otros hospitales y residentes de primer año de dicha especialidad.
El programa formativo incluye una serie de vídeos de carácter más teórico y cuatro casos clínicos propuestos por expertos en cada uno de los temas, para resolver entre los asistentes al curso con el apoyo de los instructores, además de dos casos clínicos virtuales para ser resueltos individualmente y una visita virtual a una unidad de críticos, utilizando para ello las gafas de realidad aumentada, diseñadas de tal modo que en ellas puede ser introducido el teléfono móvil y a través de una aplicación descargada previamente se puede observar con bastante detalle cómo se desarrolla el trabajo real en la UCI.
“El objetivo es hacer participar a los alumnos en situaciones reales, repasar los algoritmos propuestos en la parte teórica del curso, aprender a priorizar y que sepan qué hacer en cada caso... sin riesgo de contaminación por Covid-19”, señala Lorena Varela.
Uno de los casos analizados es el de un paciente que llega a la unidad de críticos con diagnóstico de Covid-19 y que no progresa bien, por lo que es necesario colocarle desde unas cánulas nasales inicialmente hasta ventilación mecánica no invasiva después y finalmente intubación.
El paciente no responde y es necesario “ir dando pasos progresivamente y tomando decisiones que los asistentes al curso ven cómo se van produciendo”, explica Irene Corrales, del servicio de Anestesiología del HUCA y coordinadora de la formación en dicho hospital.
En este caso van apareciendo distintos problemas respiratorios que exigen un diagnóstico diferencial. “Por ejemplo, si el respirador marca una fuga, hay que ver por qué se produce. En este caso era porque el balón del tubo endotraqueal estaba deshinchado. Y la presión alta estaba relacionada con la obstrucción del tubo por un tapón de moco”.
En cuanto a la monitorización de las constantes hemodinámicas, en el caso clínico analizado aparece una situación de hipotensión que es abordada primero con líquidos, después con vasopresores y finalmente se realiza ecocardiograma para descartar otros problemas.
De modo general dos de las cuestiones clave para que personal de especialidades que habitualmente no trabajan en unidades de críticos puedan colaborar de modo eficaz en la atención al paciente crítico, particularmente al paciente Covid, son “pedir ayuda a cualquier compañero para tomar una decisión, porque en la UCI esto es lo habitual dada la situación de los pacientes con los que trabajamos, mientras que en otras áreas la decisión puede ser más individual, y seguir siempre el algoritmo, observando por este orden estado de las vías áreas, pulmón, circulación y estado neurológico, teniendo claro que no se debe alterar ningún paso. Es una dinámica de trabajo fundamental por la gravedad de nuestros pacientes”, explica Irene Corrales.
El programa de formación incluye conceptos básicos de trabajo en las unidades de críticos, aspectos generales sobre el ingreso, conceptos de soporte tanto de ventilación como hemodinámica, manejo de las sepsis y las infecciones, y aspectos generales del cuidado del paciente crítico y del autocuidado de los profesionales, que es esta última “una cuestión de suma importancia”, indica Varela.
La utilización de las gafas de realidad virtual “nos ha resultado muy útil, porque no resulta viable actualmente realizar una formación presencial en unidades de cuidados intensivos donde tenemos ingresados a pacientes Covid, pero de esta forma se consigue una experiencia de inmersión muy real”.
Los responsables de esta formación destacan el compromiso y la generosidad del personal médico y de Enfermería que ha participado en la misma de forma voluntaria, para tratar de mejorar sus competencias y poder apoyar a sus compañeros en las unidades de críticos en caso necesario.
Experiencia de los asistentes
José Luis Llorente, jefe de servicio de Otorrinolaringología del HUCA, es uno de los especialistas que ha asistido al curso. La experiencia le ha resultado “muy útil y productiva. Aunque no vayamos a realizar determinados procedimientos, es interesante conocer de primera mano las indicaciones de cuándo tomar una decisión u otra. El trabajo en equipo es muy importante y este curso nos ha dado una visión general de cómo es el trabajo en UCI”.
En la misma línea se pronuncia Pilar Mencía, del servicio de Cirugía Cardíaca del HUCA. “Durante la primera ola de la pandemia y también durante esta segunda, que en el caso de Asturias ha sido más dura que la primera, me sentía poco colaboradora, necesitaba hacer más y por eso me ha venido muy bien esta formación en unidades de críticos. Hay procedimientos específicos que nosotros no vamos a poder hacer pero es útil conocer de una forma clara aquello que sí podemos hacer, en lo que podemos apoyar y que pueden necesitar de nosotros los compañeros de la UCI”.
“En mi caso trabajo habitualmente con pacientes que en general están estables, tanto en quirófano como fuera, pero en el caso del paciente Covid que está en la UCI esto no es así. Quizá es esta una de las principales diferencias con mi trabajo habitual”, explica Mencía, para quien conocer todo el manejo y la complejidad de la ventilación mecánica ha sido también una de las experiencias más enriquecedoras aportadas por el curso.
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