Si faltan enfermeras el sistema sanitario se ralentiza e incluso deja de funcionar, ya que son quiénes garantizan atención y cuidados las 24 horas. Los profesionales llevan años denunciando que el sistema tiene un déficit crónico de enfermeros y que es complicado trabajar con plantillas bajo mínimos y a costa de su sobreesfuerzo, pero ahora, con una Bolsa de Enfermería agotada en todas las autonomías, la pandemia ha venido a visibilizar aquello que se venía verbalizando hace años.
Según el Consejo General de Enfermería (CGE), si el sistema tuviese 120.000 enfermeras más no habría tanta presión asistencial como la actual. Ello supondría que España se equiparase a la media europea, con 8,8 enfermeras por 1.000 habitantes, aunque lo cierto es que está a la cola de los países de la Unión Europea con 5,3 enfermeras por 1.000 habitantes, según la OCDE.
España necesita 120.000 enfermeras más para equipararse con la media europea
“Sin enfermeras no se pueden proporcionar cuidados profesionales y en estos momentos ni cubrir la demanda asistencial actual", asegura Diego Ayuso, secretario general del CGE. Es lo que está sucediendo está en las UCIs -donde faltan enfermeras expertas en cuidados críticos- en las unidades de hospitalización y en el primer nivel asistencial.
Los datos que baraja la Organización Mundial de la Salud (OMS) -que determina que la media europea ronda las 8,52 enfermeras- son parecidos. España, con 5,32 por 1.000 habitantes, solo supera a Grecia, Chipre, Letonia y Bulgaria.
- Verónica Real: “Si faltan enfermeras no hay sistema sanitario”
- Anenvac: “A este ritmo nos podríamos tirar cinco años vacunando de la covid-19”
- La falta de expertos en cuidados hematológicos trae consigo una merma en la calidad asistencial
- José María Santamaría: “Sin los enfermeros la recuperación en salud se enlentece y se puede llegar a detener”
Plantillas insuficientes
Las plantillas actuales son insuficientes para dar cobertura al problema asistencial generado por la expansión de la covid-19: las enfermeras de Atención Primaria llevan meses desbordadas con la realización de PCR, rastreos, recuperación de vacunas perdidas y atendiendo a pacientes no covid y crónicos; y en los hospitales, sobre todo los de gestión privada, se están cancelado intervenciones quirúrgicas por la falta de estas profesionales, que en plena pandemia están huyendo a la sanidad pública en busca de mejores pastos laborales.
“Ahora se ha puesto de manifiesto que la precariedad del sector privado es incluso mayor, con plantillas más reducidas debido a la fuga del personal a la pública”, señalan desde CCOO.
Sin los cuidados enfermeros no hay recuperación ni mejora de la salud
Ante este panorama, el secretario general del CGE asegura que la sanidad privada tiene unidades de enfermería cerradas porque no es capaz de retener el talento enfermero. “La privada se está viendo obligada a limitar las cirugías programadas y los ingresos, y la calidad asistencial se está viendo comprometida”, dice.
Incluso el retraso a la hora de suministrar la primera dosis de la vacuna de la covid-19 en las residencias de mayores se debe principalmente a la falta de previsión y de enfermeras, como explicaba hace unos días a este periódico Antonio Forcada, presidente de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (Anenvac). De hecho, para solucionar el déficit de estos profesionales, hay autonomías como Madrid que se ha visto obligada a suscribir un contrato con Cruz Roja para reforzar la campaña de vacunación porque no llegaba con sus plantillas del sector público.
Según el CGE, en esta pandemia habría que reforzar la atención primaria con 40.000 enfermeras
Las plantillas actuales también son insuficientes para la Asociación Española de Enfermería Pediátrica (AEEP), que reclama 20.300 enfermeras pediátricas más para atender a la población infantil; las matronas de atención primaria y hospitalaria denuncian que se están enfrentando a esta pandemia con déficit de especialistas, y en el primer nivel asistencial se estima que faltan alrededor de 40.000 enfermeras, según el CGE.
Merma en la calidad asistencial
En Satse ya hablan de merma en la calidad asistencial. “La consecuencia de la falta de enfermeras solo la sufren los ciudadanos y las propias profesionales. En esto momentos es imposible dar la mejor atención con la plantilla que tenemos, ya que no llegamos al nivel de calidad que se debería”, explica María José García, portavoz del sindicato enfermero.
Añade que aunque lo ideal sería que una enfermera atendiera entre 6 y 8 pacientes en una unidad de hospitalización, en ocasiones tienen 22 pacientes a su cargo. “Cuantas menos enfermeras hay en un servicio, mayor es el índice mortalidad del paciente. No en vano, cada paciente de más aumenta el riesgo de mortalidad un 4%, y en las UCIs si se superan los 2,5 pacientes por enfermera el riesgo de muerte se incrementa 3,5 veces”, alerta.
La conclusión de la tesis doctoral de la profesora Elena Fernández, del Departamento de Enfermería de la Universidad de Sevilla, es demoledora. Demuestra que el nivel de dependencia en cuidados de enfermería de las personas afectadas y la ratio paciente-enfermera son los factores que más impacto tienen en la mortalidad de los hospitalizados. Además, pone sobre el tapete que cada paciente adicional que sobrecarga a un enfermero incrementa un 19% la probabilidad de muerte.
A tenor de estos datos, García recuerda que España podría ser el primer país de Europa en garantizar la seguridad en la atención sanitaria a los pacientes y al conjunto de la ciudadanía a través de una asignación máxima de pacientes por cada enfermera gracias a la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) del sindicato enfermero, que el pasado diciembre pasó el primer trámite en el Congreso de los Diputados.
Cada paciente adicional que sobrecarga a un enfermero incrementa un 19% la probabilidad de muerte
Para aumentar las plantillas enfermeras a medio plazo, Satse ha reclamado a los ministerios de Sanidad y de Universidades que impulsen una nueva planificación de las plazas del Grado de Enfermería. "La idea es que en el próximo curso 2021-2022 se ofertasen cerca de 4.000 plazas más en el conjunto del Estado con el objetivo de que España cuente con el número suficiente y adecuado de estos profesionales para garantizar la salud y seguridad de los pacientes", recuerda García.
Éxodo masivo
En España se gradúan cada año 10.000 enfermeras y en los últimos lustros han emigrado alrededor de 8.000, casi una promoción entera.
“El éxodo masivo que en los últimos años se ha producido de enfermeras a otros países ante la falta de oportunidades, la precariedad de los contratos, las condiciones laborales (turnos que impiden la conciliación familiar, generan estrés...) o los bajos salarios es una de las razones de la falta de estas profesionales”, indica José Ramón Martínez Riera, presidente de la Asociación de Enfermeras Comunitarias (AEC).
Añade que, de esta manera, España se ha convertido en la principal suministradora de enfermeras low cost a países como Alemania, Gran Bretaña, Suecia o Noruega, "ya que se ahorran todos los gastos de formación, que son muchos". También recuerda que les ofrecen sueldos y condiciones mucho mejores que las del SNS, "de manera que difícilmente regresan a España".
Lo mismo sucede con la formación de especialistas. Tras formarlas en las unidades docentes de las autonomías, no son contratadas como tales al no existir puestos específicos en la mayoría de los servicios de salud. "Esta situación ha sido una de las grandes debilidades que han quedado al descubierto con la pandemia y que muy pocas autonomías han corregido contratando especialista", lamente el presidente de la AEC.
Pero hay excepciones: País Vasco, sin embargo, lleva meses contratando enfermeros comunitarios para gestionar la pandemia. De hecho, Osakidetza ha creado, in extremis, la categoría de enfermero especialista en Familiar y Comunitaria para coordinar el rastreo y estudio de contactos covid-19 en la autonomía.
"España hace un pésimo negocio o más bien comete un fraude de ley al formar enfermeras con dinero público al que posteriormente no saca la rentabilidad de lo invertido al no contratarlas y, lo que es peor, deja que sean otros países los que, de forma gratuita, se beneficien de ello", concluye Martínez Riera.
Falta de especialización en Cuidados Críticos y Urgencias
Se salvan más vidas si la ratio de enfermeras por habitantes es alta. “Mantener una buena ratio paciente-enfermera también reduce los días de hospitalización, ahorra costes y logra una buena adherencia a los tratamientos”, señala García, la portavoz de Satse.
Otro factor que hay que tener en cuenta en la supervivencia del paciente es la epecialización y formación del profesional sanitario. De hecho, esta pandemia también ha abierto los ojos sobre la falta de la especialidad enfermera de Urgencias y de Cuidados Críticos.
“Los cuidados, material, técnicas y protocolos que requiere la asistencia al paciente grave no pueden aprenderse en cuatro días, y no podemos pretender que gente sin experiencia ni conocimientos se haga cargo de este tipo de pacientes”, explicaba hace unos meses Esther Gorjón Peramato, enfermera de emergencias, vicepresidenta 3ª y vocal nacional de Enfermería de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes).
Por su parte, la Sociedad Española de Enfermería Intensiva y Unidades Coronarias (Seeiuc) lleva años reivindicando el reconocimiento de la especialidad en España y ahora defiende que es más necesaria que nunca para trabajar en las UCIs.
En este aspecto, el CGE considera que para reforzar urgentemente las Unidades de Cuidados Intensivos durante la pandemia harían falta 8.000 enfermeras más.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/3bCuAwj
No hay comentarios:
Publicar un comentario