Un trasplante hematopoyético autólogo para pacientes con mieloma o linfoma consta de tres fases: acondicionamiento (de dos a seis días, en función de la patología, en que el paciente recibe quimioterapia y/o radioterapia en altas dosis), infusión y recuperación. En general, esto puede suponer un ingreso hospitalario de unas tres semanas.
Tres semanas que, en el caso de los hospitales que no tienen este tipo de trasplantes en su cartera de servicios, lleva al paciente y su familia a estar durante ese tiempo en un hospital que no conocen, con profesionales a los que no conocen y más lejos de su domicilio.
Sin embargo, sucede que "lo único que no podemos hacer, porque no tenemos los medios, es la obtención e infusión de los progenitores, pero tenemos formación y actitud suficiente para manejar a estos pacientes, podemos hacer todo lo demás", afirma Francisco Javier Peñalver, del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Fundación Alcorcón (HUFA), en Madrid.
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