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miércoles, 24 de mayo de 2023

La 'madre' de las vacunas de la covid: "He perdido el trabajo muchas veces"

Investigación
saradomingo
Jue, 25/05/2023 - 08:00
Entrevista
La investigadora Katalin Karikó, la semana pasada en Madrid. Foto: ÁNGEL NAVARRETE
La investigadora Katalin Karikó, la semana pasada en Madrid. Foto: ÁNGEL NAVARRETE

En los 12 meses que transcurrieron entre diciembre de 2020 y diciembre de 2021, las vacunas de la covid evitaron la muerte de unos 20 millones de personas, según las estimaciones realizadas por científicos del Imperial College de Londres. Piénselo detenidamente. Eso suponen alrededor de 1,6 millones de vidas salvadas al mes; 54.794 al día; 2.283 cada hora... Katalin Karikó (Szeged, Hungría, 1955) podría presumir de esas cifras. Sacar pecho por el papel fundamental que cumplió su trabajo -muchas veces denostado- en el desarrollo de la tecnología de ARN mensajero que fue clave para que las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna vieran la luz. Sin embargo, esta científica de origen húngaro que en 1985 emigró a EEUU, lo primero que quiere dejar claro es que "sin la colaboración y el esfuerzo que otros muchos científicos realizaron antes que nosotros no habríamos llegado hasta aquí. Nuestro trabajo está construido sobre los avances que otros consiguieron previamente. Así es la ciencia", remarca.

La investigadora ha estado esta semana en Madrid para recoger el Premio Lección Conmemorativa Jiménez Díaz, que otorga cada año la Fundación Conchita Rábago de Jiménez Díaz a investigadores destacados en el campo de la medicina y la biología. En apenas tres años, Karikó ha recibido innumerables reconocimientos -la vimos emocionarse al recoger el Premio Princesa de Asturias o el Premio Fronteras del Conocimiento- pero la suya es una historia de éxito muy poco común. Antes de este "boom" de galardones, recuerda, pasó décadas "trabajando casi en los márgenes del sistema", sufriendo rechazos y despidos porque nadie parecía creer en su idea.

PREGUNTA: Ha sufrido muchísimos reveses a lo largo de su carrera. ¿Qué le hizo perseverar en su línea de investigación?
RESPUESTA: 
He perdido el trabajo muchísimas veces. La última vez, hace 10 años. Me enseñaron dónde estaba la puerta porque no estaba trayendo nada de dinero. Pero tengo que decir que pese a esos reveses nunca abandoné porque sí veía buenos resultados en el laboratorio. Veía que había progresos y eso me llevaba a seguir adelante. No conseguía financiación importante ni ningún tipo de promoción. De hecho fui degradada en mi puesto en la universidad. Pero no me importó porque pude seguir trabajando, que era mi objetivo. Con 16 años leí un libro sobre cómo manejar el estrés del que saqué lecciones importantes. Muchas gente se compara con los otros, se fija en si los compañeros tienen más prestigio o más dinero. Pero esa actitud genera mucho estrés y no sirve para nada. No hay que prestar atención a las cosas que no puedes cambiar. Tienes que enfocarte en lo que tú haces, en tu trabajo, en las cosas que sí puedes modificar. En mi laboratorio yo veía que la línea de investigación avanzaba, que conseguíamos detectar la proteína que estábamos fabricando con el ARN, que se iban mejorando los procesos. Durante mucho tiempo mi salario fue menor que el de un técnico, pero seguía creyendo en lo que estaba haciendo. Estaba convencida de que en algún momento esta tecnología iba a poder ser útil para la biomedicina. Lo que no imaginé es que vería yo misma la importancia que está teniendo.

P: ¿Cómo fue el momento en que se dio cuenta de que las vacunas de tecnología de ARN mensajero desarrolladas en tiempo récord contra el Covid estaban funcionando?
R: 
Por supuesto fue un momento de felicidad, pero tengo que decir que no fue una sorpresa. Lo esperaba no solo por los datos de los ensayos clínicos que íbamos viendo sino también por los resultados previos de ensayos con otras enfermedades infecciosas.

P: ¿Cómo ve el futuro de esta tecnología? ¿Cuál cree que será la próxima aplicación que estará disponible?
R: 
Antes de la llegada del Covid, ya se habían llevado a cabo ensayos clínicos con ARN mensajero con objetivos terapéuticos. Por ejemplo para tratar problemas vasculares o en enfermedades infecciosas, como la gripe o la rabia. También se habían hecho muchos progresos para su desarrollo contra el cáncer, una línea que se ha potenciado también. Ahora mismo están muy avanzadas las investigaciones para su uso contra el virus respiratorio sincitial. Moderna está llevando a cabo un ensayo en fase III. También Pfizer-BioNTech tiene muy avanzados sus estudios con la gripe. Creo que vamos a ver muchas novedades con esta tecnología que no solo es asequible, sino que es muy rápida. Se pueden crear las moléculas muy rápidamente. Se están haciendo grandes progresos también incluso para su uso en terapia génica. Hay muy buenos resultados en el tratamiento de la amiloidosis mediada por transtiretina, de modo que se bloquea al gen que produce una proteína que resulta tóxica para los pacientes. Estoy convencida de que el ARN mensajero va a ser una herramienta muy poderosa para tratar tipos muy diferentes de enfermedades.

Su carrera pudo haber seguido en Madrid

Esta es la primera vez que Karikó viaja a Madrid -conoce Oviedo y Bilbao-, aunque la capital española pudo haberse convertido en su hogar hace casi cuatro décadas. El proyecto en el que trabajaba en la Universidad de Szeged, su primer destino, no llegó a buen puerto, por lo que el grupo se cerró y la investigadora tuvo que ponerse a buscar un empleo. "Envié solicitudes para un puesto en laboratorios en Montpellier, Londres y Madrid, en el equipo de Luis Carrasco. Me respondieron animándome a participar en la selección. Pero tras el Telón de Acero que existía en aquella época había muchas trabas incluso para eso. Al final me fui a EEUU, a la Temple University de Philadelphia. No quería irme de Hungría, pero tuve que hacerlo para seguir investigando", recuerda.

Ya en la adolescencia la joven Karikó tuvo claro que quería dedicarse a la ciencia, quería saber qué hacía posible crear el jabón que fabricaba junto a su madre, conocer las claves del milagro que hacía brotar las semillas en su huerto o por qué los pollos que criaba su padre salían de un huevo. "No teníamos agua corriente en casa ni por supuesto cosas como una nevera o un televisor. Pero nadie de mi alrededor lo tenía, así que no crecí viéndolo como una carencia. Recuerdo una infancia feliz, mis padres nos querían y mi hermana y yo jugábamos en la calle. Me gustaba subirme a los árboles e incluso alguna vez me subí al tejado de la casa, por lo que recibí un buen castigo. Teníamos responsabilidades, teníamos que encargarnos de encender el fuego o pelar las patatas, cosas así", recuerda.

De las vacunas contra la covid al cáncer: la revolución terapéutica del ARN mensajero, La 'madre' de las vacunas de ARN: "Crecí en una casa sin agua corriente, cualquier niño del pueblo más pequeño puede ser científico", Premios Lasker para el desarrollo de las vacunas de ARNm y la optogenética
"No fui una estudiante especialmente brillante en la escuela primaria", continúa. "No tenía aptitudes especiales ni una memoria prodigiosa". Pero
La investigadora Katalin Karikó apostó por la tecnología de ARN mensajero cuando nadie creía en ella. Tras cambiar el curso de la pandemia, esta estrategia se dirige al cáncer. Off Cristina G. Lucio. Madrid Oncología Off

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