A pesar de que en los últimos años ha mejorado notablemente la presencia de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria en los estudios de grado de Medicina, hay una enorme heterogeneidad en las denominaciones, créditos ECTS, el número de profesores o curso del grado en el que se imparte, según el Observatorio de la Medicina Familiar y Comunitaria en la Universidad de la Academia de Medicina Familiar de España (AMFE) de la Semfyc, que ha realizado una encuesta a 41 universidades. Precisamente la sociedad ha apelado a la universidad para crear más vocaciones en Medicina de Familia, que ha cerrado la elección MIR 2023 con 131 plazas desiertas.
En el análisis de esta gran variabilidad, la responsable de la AMFE, Verónica Casado, ha señalado que "es una debilidad la enorme variabilidad de las denominaciones de la asignatura teórica" y ha marcado el camino: "Debemos avanzar en el reconocimiento de la actividad docente de la Medicina de Familia en las universidades. Se está realizando un enorme esfuerzo por reforzar esta visibilidad porque la Medicina de Familia necesita de la universidad tanto como la universidad necesita de la Medicina de Familia para innovar en docencia".
"Nos hallamos frente a una realidad muy heterogénea en todos los ámbitos y, aunque sí está presente la Medicina Familiar y Comunitaria en las Facultades de Medicina, está ahí con denominaciones tan dispares como "Medicina Familiar y Comunitaria y otras competencias", "Atención Primaria", "Medicina de Familia", "Comunicación y Medicina Familia y Comunitaria", "Integración o medicina integrada", "Introducción a la AP y MF" o "Atención Primaria y Comunitaria"", ha explicado Susana Aldecoa, vicepresidenta de la Semfyc y coautora del observatorio, junto con la propia presidenta de la Semfyc, Remedios Martín.
Una de las cuestiones que más ha preocupado históricamente a la Semfyc, sobre todo por la implicación en la elección de la especialidad, es la obligatoriedad de la asignatura. Aunque 5 de las 41 de las facultades encuestadas como tal reconocían que no había una asignatura como tal específica, conocimientos y competencias sí están presentes en asignaturas troncales y optativas. La denominación más habitual es Medicina Familiar y Comunitaria (en 15 de las 43 Facultades), la asignatura teórica se imparte en quinto (en 17) y los ECTS de la asignatura son 3 (en 11). Ninguno de estos valores representa ni la mitad de las Facultades analizadas, lo que refuerza la idea de variabilidad.
Sin departamentos en la universidad
Uno de los datos que más ha alarmado sobre el escaso peso de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria en la universidad es cómo se organiza estructuralmente la Medicina Familiar y Comunitaria en las Facultades. Y aquí hay mucho por mejorar: según los resultados del observatorio, solamente en 4 facultades existen unidades docentes universitarias propias; en 32 dependen de otros departamentos con mayor penetración. Tres facultades ya no se organizan por departamentos. Lamentablemente "hoy todavía no hay ningún departamento de Medicina Familiar y Comunitaria, ni siquiera en parte de la denominación" ha señalado Aldecoa.
Sin embargo, los resultados del observatorio sí evidencian un gran esfuerzo por parte de los docentes en la evaluación continuada de prácticas, seminarios y habilidades, empleando técnicas innovadoras. "Esta capacidad de innovación docente nos está haciendo ganar posiciones en las facultades, sobre todo desde el Plan de Ordenación Docente 2014". A pesar de este progreso, "la mitad de las facultades no reconoce ninguna calificación de la evaluación continuada de las prácticas, los seminarios y las actividades sobre la nota final", explica Aldecoa. Eso, en gran medida puede explicarse por otro valor registrado en el observatorio: en la mayoría de casos, la plantilla de docentes de prácticas no se corresponde con profesores asociados, y muchos docentes no son reconocidos ni supervisados como tales.
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