Los médicos de los centros penitenciarios vuelven a cerrar un año sin mejoras para el personal, a pesar de la delicada situación de las plantillas, que, según Pedro Martínez, responsable de CESM de Prisiones, están al 50% de lo presupuestado, "sin contar con las bajas", unos 230-240 facultativos en activo en total.
Martínez es el autor de una particular 'carta a los Reyes Magos' en la que resume algunas de las reivindicaciones del colectivo, como una adecuada dotación de personal, formación, la integración de las historias clínicas o atender adecuadamente a la salud mental de los reclusos.
El vocal de prisiones de CESM lamenta que, en este año marcado por la pandemia, no han mejorado la situación de los sanitarios de ninguna manera; ni siquiera se ha subido el precio de la hora de guardia, como se barajó en su día. "El modelo está acabado: cada vez nos dedicaremos más a atender sólo las urgencias, porque no habrá personal para nada más".
Los médicos llevan años reivindicando que la sanidad penitenciaria pase a las manos de las autonomías, lo que, entre otras cosas, podría mejorar sus condiciones (cobran unos 20.000 euros menos que sus compañeros de los servicios de salud). Sólo Cataluña y País Vasco tienen asumida esta competencia. Es decir, las otras 15 autonomías siguen incumpliendo lo dispuesto en la Ley 16/2003, de 28 de mayo, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud.
Pero, además, Martínez señala que se dan situaciones tan sangrantes como que médicos que han aprobado unas oposiciones sigan dos años después formalmente de prácticas (que, reconoce, no tienen un periodo concreto, "aunque con tres o cuatro meses debería ser suficiente"), o que en las convocatorias de interinidades no se pida título de especialista.
¿Infradiagnóstico de casos?
En cuanto a la gestión de la pandemia, Instituciones Penitenciarias destacó recientemente que han cerrado el año 2020 con menos de 800 positivos entre los reclusos y menos de 700 entre funcionarios.
Concretamente, según el último informe de Instituciones Penitenciarias, con datos hasta el 14 de diciembre, se habían confirmado 783 casos entre los reclusos, una tasa de afectación "2,2 veces inferior a la población en general".
No obstante, Martínez llama la atención sobre que, en relación con la primera ola, los contagios entre reclusos se han multiplicado por 8: según información oficial, en la primera ola se contabilizaron 85 entre los internos, frente a los 698 de la segunda ola.
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Además, el número podría estar infraestimado, "puesto que, dependiendo de la situación epidemiológica, las comunidades nos facilitan o no las pruebas PCR, y solemos ser de los últimos". Reconoce que, en su experiencia, no hay problemas con los test de antígenos ni con el material de protección.
"Lo único que podemos hacer en estos casos es alargar el tiempo de aislamiento", lamenta, y señala que, a pesar de ser lugares cerrados, inevitablemente el riesgo de contagio es mayor a medida que aumentan los casos en el exterior.
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