La pandemia ha tenido todo tipo de efectos fuera de lo puramente asistencial y los médicos no son ajenos a eso. En el caso de los jóvenes cardiólogos, también ha supuesto pérdida de ingresos y de oportunidades laborales, según un sondeo de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
La encuesta, en la que han participado un total de 349 cardiólogos de hasta 40 años de edad, muestra el impacto clínico, psicológico, formativo y profesional de la pandemia COVID-19 en los jóvenes cardiólogos españoles durante la primera ola, entre marzo y julio. Anteriormente, otras sociedades científicas como la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) o la de Neurología (SEN) han presentado encuestas similares.
La encuesta de los cardiólogos revela que el 88% tuvo que prestar asistencia sanitaria directa a pacientes infectados por el SARS-CoV-2. “Sólo al 38% de ellos se le consultó su opinión a la hora de ser reasignado en otras funciones distintas a las habituales y el 76% estuvo más de cuatro semanas atendiendo a pacientes con covid-19”, detalla María Thiscal López Lluva, presidenta del Grupo Jóvenes Cardiólogos de la SEC.
El 15% de los encuestados sufrió un contagio con un diagnóstico confirmado de infección y un 68% de ellos eran MIR o becarios. López Lluva indica que “el 35% de los contagios se produjeron entre cardiólogos clínicos, mientras que los menos afectados fueron los compañeros que se dedican a Electrofisiología, con un 4% de positivos confirmados, y a Hemodinámica, con un 6% de contagios”.
Más de la mitad de los encuestados considera que los protocolo fueron tardíos y sólo el 20% se muestra satisfecho con los equipos de protección individual (EPI) que les entregaron.
Aspectos laborales y formativos
En cuanto al aspecto laboral, un 60% de los jóvenes cardiólogos españoles cobró menos durante los primeros meses de pandemia. El 28% no sufrió variación salarial y sólo un 12% de los encuestados vio aumentados sus ingresos. “En muchos hospitales, los jóvenes cardiólogos dejaron de hacer guardias de especialidad para hacer “turnos COVID”, con el consecuente detrimento salarial”, explica la representante de la SEC.
Además, el 17% de los encuestados afirma que perdió de forma definitiva una oportunidad laboral, la posibilidad de participar en un proyecto de investigación o una beca de formación, mientras que el 42% vio truncadas algunas de esas oportunidades de forma temporal.
"Sería estupendo repetir esta encuesta pasada la tercera ola y compararla con los resultados de esta que ahora presentamos", reconoce López Lluva a preguntas de este diario, "porque nos permitiría conocer si se ha conseguido disminuir el número de contagios, si se proporcionan suficientes y adecuados EPIs (probablemente la mayor reivindicación, no sólo de nuestros jóvenes cardiólogos, sino desgraciadamente de todos los sanitarios), si se han tomado medidas para intentar aminorar el fuerte impacto psicológico que la pandemia ha provocado, qué ha pasado con el programa MIR..., en definitiva, si estos meses tan duros han servido de aprendizaje y se han realizado los cambios necesarios en el sistema para adaptarnos a la situación y resolver todas estas cuestiones".
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En cuanto a la formación MIR, el 80% cree que el impacto de esta crisis sanitaria en los residentes de cardiología de primer a cuarto año hace necesaria la modificación de su programa formativo. El 61% considera que dicho programa debería rediseñarse sin prolongar el periodo de residencia, frente al 39%, que considera que sí debería extenderse.
¿Es necesario prolongar la residencia o bastaría con resideñar el programa MIR, como parece ser la opción mayoritaria? "Hasta la fecha no hay respuesta. Lo que sí nos consta es que muchas unidades docentes se han volcado en diseñar estrategias para contrarrestar los efectos que la pandemia ha provocado en la formación de sus residentes, y desde aquí queremos agradecerles su ingente esfuerzo", defiende.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de los jóvenes cardiólogos "realizó actividad asistencial relacionada con el coronavirus, alejados de la Cardiología, muchos de ellos durante más de 4 semanas, y si ahora repitiéramos esta encuesta, este tiempo sería aún mucho mayor. Ello exige recuperar la formación perdida".
Sólo un 5% pidió ayuda psicológica
La encuesta indica que uno de cada cuatro participantes pensó en algún momento que su vida corría peligro y el 86% declaró no haberse sentido preparado psicológicamente para el suceso, pese a lo cual sólo el 5% solicitó ayuda psicológica.
Las causas por las que no lo hicieron son variadas: “El 73% consideró que no la necesitaba, el 12% creía que no era de utilidad, el 12% no la solicitó por falta de tiempo y el 4%, por vergüenza”, explica López Lluva.
En un artículo publicado en la Revista Española de Cardiología (REC) comentando los resultados, se proponen acciones como "dividir la plantilla y proveerla de áreas de descanso garantizando la distancia de seguridad, un amplio acceso y reglas detalladas sobre el uso de EPI, formación especializada acerca del tratamiento de pacientes con COVID-19 y un adecuado servicio de protección y prevención en salud mental" para prevenir los efectos negativos de la pandemia.
"Confiamos en que los centros estén trabajando en esta línea, y si no lo están haciendo, sin duda deberían. Están siendo meses tremendamente duros para todos los profesionales sanitarios y el sistema es responsable de velar y garantizar nuestra seguridad física y mental", reivindica López Lluva.
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