Queridos aspirantes MIR:
Os escribo un breve mensaje pero que necesita de un preámbulo específico. Asistimos atónitos a la pregunta que se hizo el pasado sábado 27 de marzo en el examen MIR 2021 a los aspirantes MIR sobre la eutanasia. Pregunta que, a nuestro juicio, debería impugnarse e invalidarse. La pregunta decía así:
En un paciente terminal la omisión o la interrupción de tratamientos médicos vitales, para permitir a la persona que fallezca (interrupción de los tratamientos que permiten conservar la vida) se denomina:
1. Eutanasia activa voluntaria.
2. Eutanasia activa involuntaria.
3. Eutanasia pasiva.
4. Suicidio asistido por un médico.
El enunciado de la pregunta, ya de por sí, esta mal redactado, ya que en el texto no se menciona la situación del paciente, habla de un “paciente terminal”, concepto éste que ya en desuso; al mismo tiempo, no conocemos si el paciente ha solicitado voluntariamente la eutanasia, condición imprescindible para que entre dentro de los supuestos de la nueva ley; aun así, parece que lo que ha ocurrido es una adecuación del esfuerzo terapéutico. En ningún caso se debería de hablar de eutanasias activas, pasivas, voluntarias o involuntarias. Estos son conceptos que no hacen sino aumentar la confusión.
Para quienes no se encuentran familiarizados con el examen MIR, se trata de una prueba de evaluación para acceder a la formación de especialistas médicos en España. Consiste en la evaluación de conocimientos mediante un cuestionario objetivo de múltiples respuestas que tienen como fin obtener una puntuación que otorgará prioridad para la elección de la especialidad y centro acreditado donde se recibirá el programa de formación durante cuatro o años. Dicho examen es conocido por su dificultad y por la dureza de su preparación, siendo considerada una de las oposiciones con mayor competencia y nivel de conocimientos.
Los conceptos y definiciones sobre la atención al final de la vida tienen un exhaustivo recorrido de clarificación por parte de la Organización Médica Colegial (OMC), la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) y la European Association of Palliative Care (EAPC), entre otros organismos comprometidos con el estudio de la bioética al final de la vida. Acabar con la confusión terminológica y el mal uso de estos conceptos ha sido una de nuestras tareas y acciones clave. Sin embargo, actualmente identificamos más hechos que, por sí mismos, reclaman con vehemencia el estudio y práctica deliberativa de casos para el correcto uso de estos términos. Me permito refrescar los términos que la SECPAL y la OMC publicaron en 2015 en la Gaceta Médica de Bilbao por nuestro grupo de expertos.
¿Qué significa morir con dignidad? Supone vivir dignamente hasta el último momento y morir en ausencia de sufrimiento. Es un mandato considerar al enfermo como una persona hasta el momento de la muerte, así como el respeto a sus creencias y valores. Se debe promover su participación en la toma de decisiones mediante una relación no paternalista cercana y sincera con el equipo asistencial. La presencia de los seres queridos y la creación de un entorno amable también suma en la dignificación del proceso de morir.
¿Qué es la obstinación terapéutica? Consiste en la instauración de medidas no indicadas, desproporcionadas, con la intención de evitar la muerte en un paciente tributario de tratamiento paliativo. Constituye una mala práctica médica y una falta deontológica. Las causas de la obstinación terapéutica pueden incluir, entre otras, las dificultades en la aceptación del proceso de morir, el ambiente curativo, la falta de formación de los profesionales o la demanda del enfermo o la familia. Es preferible evitar el término “encarnizamiento”, porque presupone una cierta intencionalidad negativa por parte de quien lo efectúa.
¿Qué es el abandono terapéutico? En la falta de atención adecuada a las necesidades del enfermo y su familia. Atiende a consideraciones del tipo: “Ya no hay nada que hacer” y a una formación insuficiente en cuidados paliativos, y puede acompañarse de miedo o sensación de fracaso profesional. Al final de la vida, son claros ejemplos de abandono: no atender bien los síntomas del paciente, no utilizar la sedación paliativa cuando está indicada o no informar de una manera oportuna, adecuada y compasiva. Abandono y obstinación son los dos extremos de la mala praxis médica en la atención al final de la vida.
Eutanasia. Es la provocación intencionada de la muerte de una persona que padece una enfermedad avanzada o terminal, a petición expresa de esta y en un contexto médico. Desde hace años, se ha consensuado que no procede utilizar los términos “eutanasia involuntaria”, “eutanasia pasiva” ni “eutanasia indirecta”, porque reflejan situaciones ajenas a la definición de eutanasia.
Suicidio médicamente asistido. Es la ayuda médica para la realización de un suicidio, ante la solicitud de un enfermo, proporcionándole los fármacos necesarios para que él mismo se los administre.
Adecuación del esfuerzo terapéutico. Consiste en retirar, ajustar o no instaurar un tratamiento cuando el pronóstico limitado así lo aconseje. Es la adaptación de los tratamientos a la situación clínica del paciente. Debe procurarse que el beneficio sea siempre mayor que el perjuicio que el tratamiento produce al paciente. Es decir, deben evitarse tratamientos fútiles (que no aportan beneficio, que carecen de utilidad).
Cuidados paliativos. Proporcionan una atención integral a los pacientes cuya enfermedad no responde a tratamiento curativo y donde es primordial el control de síntomas, tanto los biológicos/físicos como psicológicos, sociales y espirituales. Tienen un enfoque interdisciplinario e incluyen al paciente, la familia y su entorno, ya sea en el domicilio o en el hospital. Los cuidados paliativos afirman la vida considerando la muerte como un proceso normal. Ni aceleran ni retrasan la muerte. Tienen por objetivo preservar la mejor calidad de vida posible hasta el final. Implica la aplicación de medidas terapéuticas proporcionadas, evitando tanto la obstinación como el abandono, el alargamiento innecesario o el acortamiento deliberado de la vida.
La educación médica ha sufrido una fragmentación exponencial en el último siglo. Así, hemos avanzado en conocimiento biológico de las enfermedades y su tecnificación médica, sin embargo, hemos perdido el foco de la persona como el centro de la atención. Hemos sido educados en un modelo centrado en la enfermedad. En la ecuación: Paciente = Persona + Enfermedad hemos descuidado e incluso anulado el concepto “persona”. Una persona implica biografía en dinámica con su biología. Es mandatorio que centremos nuevamente la atención en la multidimensionalidad de la persona.
Queridos MIR, consideramos que no se deberían incluir preguntas sobre conceptos que no se explican en la mayoría de las facultades de Medicina, ya que, como sabemos, los cuidados paliativos no forman parte del currículum formativo de la universidad.
Vivimos un momento en el que la revisión de estos conceptos es una necesidad urgente. Como habéis visto en vuestro examen, además de impugnar esta pregunta, debemos prepararnos para una buena claridad conceptual, pues quienes hacen leyes y exámenes pertinentes a estos conceptos carecen claridad. Sois nuestro futuro; quiero animaros a estudiar con pasión y vocación, a prevenir un desgaste profesional que, en el ámbito de la salud, puede provenir de una confusión terminológica; una sociedad entera puede sufrirla si no aprendemos a generar esta claridad y capacidad de diálogo y deliberación.
Con todos mis mejores deseos para vuestro éxito,
Juan Pablo Leiva
Presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL)
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