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miércoles, 31 de marzo de 2021

Una vacunación histórica... a medio gas

Política y Normativa
Rosalía Sierra
Mié, 31/03/2021 - 08:00
Inmunización contra la covid-19
Vacunación en el Hospital Enfermera Isabel Zendal
Vacunación en el Hospital Enfermera Isabel Zendal. (Fotos: Luis Camacho)

Si hay una palabra que puede definir la situación de las personas ante la pandemia de covid-19, esa es incertidumbre. Ante el miedo a contagiarse, a salir de casa, a juntarse con otras personas; no saber si mañana se podrá salir, ni hasta qué hora; si el contagio puede venir por el aire o por tocar la bolsa de la compra; si con la vacuna volverá la normalidad, y cuándo me llamarán para vacunarme.

Y es que, además, cabe la posibilidad de que llamen hoy para ofrecer una cita para 24 o 48 horas después.

¿Mala planificación? No, una fuente más de incertidumbre: cuántas vacunas llegarán en los próximos días.

De hecho, la que estaba llamada a ser la mayor campaña de vacunación mundial de la historia se está viendo lastrada por los problemas con los suministros: el número de dosis recibidas se encuentra actualmente muy por debajo de la capacidad de los sistemas sanitarios para administrarlas, aunque se espera que el ritmo de llegada de los lotes se acelere si se quiere llegar a la ansiada cifra mágica anunciada del 70% de inmunizaciones en la población española para el próximo verano -actualmente se han administrado cerca de siete millones de dosis, y un tercio de los ciudadanos vacunados han recibido la pauta completa, según los datos del Ministerio de Sanidad-.

Macrocentros

Un claro ejemplo es el de la Comunidad de Madrid, que ha puesto en marcha dos puntos de vacunación masiva: el nuevo Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal, en el que operan profesionales del Sermas, y el Estadio Wanda Metropolitano, donde se está encargando de la vacunación el servicio de emergencias extrahospitalarias Summa 112.

Entre ambos suman una capacidad de administrar hasta 45.000 vacunas diarias, pero nada más lejos de la realidad: en el Wanda se ha dejado de vacunar durante varios días y en el Isabel Zendal se han administrado unas 70.000 dosis (que podrían haberse liquidado en cuatro días) en un mes.

“Tenemos que contar las vacunas que llegan cada 48 horas, con cuentagotas, para planificar cada jornada”, explica Fernando Prados, gerente del Isabel Zendal.

Fernando Prados, gerente del Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal.
Fernando Prados, gerente del Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal.

Se lamenta Prados de que “no hayamos podido hacer lo que estamos preparados para hacer: tenemos el personal formado y preparado, la capacidad logística necesaria y un pabellón del centro completo listos para una campaña de vacunación masiva que aún no es posible”.

Un hospital de pandemia

Y es que el Isabel Zendal se planteó como un hospital para dar respuesta a los picos de la pandemia. Consta de tres pabellones, dos de ellos centrados en la atención a pacientes covid -los ingresos han rondado los 3.000-, incluyendo ingresos en UCI. “Acogemos ahora mismo al 15% de los pacientes ingresados por covid en todo Madrid y, aun así, hemos podido liberar un pabellón, que está reservado para una posible cuarta ola, cambiando las camas por puntos de vacunación”, algo que permite la versatilidad del diseño del hospital.

Para las vacunas, de los ocho controles de enfermería habilitados, solo están abiertos cuatro, y algunos días no se ocupan más que dos, o se vacuna solo en turno de mañana o de tarde.

“Tenemos dos equipos de 36 enfermeras y 36 TCAE en cada turno -de 8 a 15 y de 15 a 22-, más 18  TCAE de apoyo, con tres supervisoras de mañana y dos de tarde”, describe Verónica Real, directora de Enfermería del centro.

Además, existe una bolsa “a la que se han apuntado más de doscientas enfermeras jubiladas, por si es necesario en algún momento reforzar los equipos. Ojalá”.

En realidad, el planteamiento fue “estar dispuestos a vacunar 24 horas al día, para ir más rápido y, también, porque hay gente a la que puede venirle mejor acudir de madrugada por su trabajo”.

Con un día

Y es que otra de las consecuencias de la falta de vacunas es la precipitación de las citas: “Cada 48 horas, la Dirección General de Salud Pública, que se ocupa del personal sanitario y sociosanitario y de protección civil, y la de Planificación, que incluye al personal docente y al resto de profesionales que se está vacunando, de la Consejería de Sanidad organizan las citas en función de las dosis disponibles, elaborando unos listados que se cargan en el sistema, Selene Vacunas, desde la Dirección General de Sistemas de Información”.

Verónica Real, directora de Enfermería del Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal.
Verónica Real, directora de Enfermería del Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal.

Una vez preparados los listados, se avisa a los ciudadanos incluidos; “a los más jóvenes, por SMS, y a los mayores, con una llamada telefónica. El problema es que, muchas veces, ese aviso se realiza el día antes, y no todo el mundo puede acudir, mucha gente no tiene margen de maniobra”. De hecho, el porcentaje de asistencia sobre el total de citados ronda el 66%.

Por ello, el ambiente que se respira en el hospital es relajado. “Al principio había colas, en parte porque había gente que venía sin cita, pero también porque las citaciones se hacían por horas”. El proceso es rápido, así que cada hora pueden acudir unas mil personas; por ello, ahora las citas se dan por minutos.

Jóvenes y mayores

En los días en que conviven dos perfiles de pacientes, jóvenes y mayores, se establecen dos circuitos y dos sistemas distintos.

En el caso de los jóvenes, una vez registrada su entrada -la parte más lenta del proceso, ya que el sistema informático no es especialmente ágil-, acceden a los boxes de vacunación, cada uno con diez sillones y diez enfermeros. Una vez administrada la vacuna, pasan a la zona de descanso, y se repite el proceso.

Para los mayores, en cambio, no existe zona de descanso: permanecen los 10-15 minutos de rigor en el mismo sillón en el que han sido vacunados. Como, en su caso, pueden ir acompañados, “muchas veces es el propio acompañante el que hace el registro posterior, en el que se entrega un justificante donde figuran la fecha, el tipo de vacuna, el lote, el brazo en que se ha administrado y el tiempo que debe transcurrir antes de la segunda dosis”, detalla Mercedes Condés, coordinadora de Gestión del hospital.

Una enfermera preparando las dosis de la vacuna.
Una enfermera preparando las dosis de la vacuna.

Si el paciente está solo, será un TCAE el que se ocupe del acompañamiento, “desde la entrada hasta que sale”.

Del mismo modo, todos los pacientes reciben información sobre la vacuna, sus posibles efectos secundarios y reacciones, tanto de forma verbal como mediante un folleto o un código QR. “Suelen tener muchas dudas, sobre todo con la vacuna de AstraZeneca, y se las resolvemos de la mejor manera posible”, explica una enfermera del centro.

El viaje de la vacuna

Por su parte, las vacunas tienen su propio circuito. Según explica la directora de Enfermería, “los viales llegan congelados cada 48 horas, pero se almacenan en nevera, entre 2 y 8º, porque nunca duran mucho tiempo aquí”.

El hospital madrileño administra los tres tipos de vacunas disponibles en el mercado: “La más delicada es la de Pfizer, que solo dura cinco días descongelada. La de Moderna puede permanecer en nevera 28 días y la de AstraZeneca, hasta su fecha de caducidad”.

Los viales se van sacando del almacén poco a poco, en función de las necesidades, y permanecen en los puntos de control hasta su uso: “Cada uno de los puntos tiene también una nevera que se cierra con llave, ya que se trata de un producto susceptible de ser robado y al que se mantiene bajo una estrecha vigilancia en todo el proceso”, afirma Real.

Una vez en planta, una enfermera se ocupa en cada box de vacunación de cargar los viales y, contados, repartirlos en bateas. Se lamentan de que, en las circunstancias de escasez en que se mueve el proceso, no se puedan aprovechar al máximo: “De cada vial se podría extraer una dosis más y, en el caso de las de Moderna, hasta dos”.

Las vacunas contra la covid llegan a los centros con cuentagotas, lo que está ralentizando hasta la desesperación el ritmo de la campaña. coronavirus Off Rosalía Sierra. Madrid Política y Normativa Off

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