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martes, 30 de marzo de 2021

De la fatiga pandémica a la pandemia de salud mental

Política y Normativa
lauraibanes
Mar, 30/03/2021 - 10:22
Covid-19
Efectos de la pandemia de coronavirus en la salud mental
Efectos de la pandemia de coronavirus en la salud mental

Hace tan solo unos días que tres palabras -“¡Vete al médico!”- lanzadas por un diputado popular contra el portavoz de Más País, Íñigo Errejón, cuando pedía conocer cómo se reforzarían los equipos de salud mental, desataron una intensa polémica y una masiva respuesta ciudadana en redes sociales en apoyo a las personas con problemas de salud mental. 

Pero, en realidad, no hacía falta ni siquiera el exabrupto en el hemiciclo y la consiguiente bronca política para saber que la salud mental protagonizaría este segundo año de pandemia.

La OMS advertía ya a final de año que la epidemia de coronavirus había alterado o paralizado por completo los servicios de salud mental en el 93% de países del mundo, con el consiguiente peligro de agravamiento de los ya enfermos de salud mental, especialmente vulnerables ante situaciones anómalas y de estrés como las vividas durante la pandemia. 

El año comenzaba con una nueva alerta de la OMS sobre la fatiga pandémica y el impacto en la salud mental de lo vivido durante el primer año de epidemia: “Se han registrado tasas relativamente altas de síntomas de ansiedad (6-51%), depresión (15-48%), trastorno de estrés postraumático (7-54%) y sufrimiento psicológico no específico (34-38%) en la población general [...] y es probable que las restricciones sociales relacionadas con la pandemia hayan provocado un aumento en el consumo de alcohol y otras sustancias adictivas, así como en los juegos de azar y las apuestas en línea en diferentes segmentos de la población”, advertía en sus informes el organismo internacional.

Ataques de ansiedad

La encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) confirmó que España ya tenía encima el problema: el 35% de la población española confesó haber llorado con frecuencia durante la epidemia, el 15% haber sufrido ataques de ansiedad, el 41% haber notado a sus hijos mucho más agresivos que antes de la epidemia y el 42% decía no poder conciliar aún el sueño. 

No en vano, a la traumática situación de distancia social, miedo, encierro y problemas económicos que ha generado la epidemia se ha sumado para el 3,6% de la población española la muerte de algún familiar muy cercano, con la imposibilidad además de afrontar una despedida y un duelo convencional.

En el caso de los sanitarios el impacto ha sido aún mayor. Una macroencuesta del sindicato Satse a más de 11.000 profesionales de la enfermería acaba de detectar que el 92% de las enfermeras y enfermeros sufren alteraciones en el sueño como consecuencia de la pandemia, un 83% en el apetito y que los problemas sexuales han empezado a aparecer también en el 57% de los profesionales como consecuencia de su situación de estrés, depresión o ansiedad por lo vivido durante la pandemia de coronavirus.

Los datos de la Fundación Galatea, que puso en marcha un servicio específico de atención psicológica a los profesionales sanitarios ante la pandemia de coronavirus, muestran también un alto impacto, con un 31% de médicos que dicen no poder ya más y un 21% que toma pastillas para poder dormir
Si antes de la epidemia un 7% de médicos y un 10% de enfermeras decían tener mala salud, ahora son ya un 21% de médicos y un 29% de enfermeras las que relatan encontrarse mal, según los datos de la Fundación Galatea.

El parón en las consultas y las crecientes listas de espera están dificultando poder contar con una foto realista de los nuevos trastornos mentales que se están produciendo, tanto en la sociedad civil como entre los profesionales, pero las primeras pistas de esa epidemia de salud mental que España va a tener que afrontar están ya aquí.

Más antidepresivos

El consumo de antidepresivos creció durante la primera ola un 4,8%, según datos de la distribuidora de medicamentos Cofares, y hasta un 6% en la segunda ola, en paralelo a un incremento de la demanda de valerianas y somníferos de distinta clase que alcanzó el 23% el pasado año. Y los datos de la consultora Iqvia muestran meses con repuntes del 10% de las ventas de antidepresivos y tranquilizantes respecto al mismo mes del año anterior. 
Y pese a los ERTE y la caída del empleo, 197.000 personas iniciaron una baja laboral por trastornos de salud mental el pasado año, según los datos de AMAT.
Como ocurriera con la epidemia de coronavirus y los equipos de protección individual, Fernando Chacón, decano del Colegio de Psicólogos de Madrid, dice tener claro que la epidemia de salud mental ha llegado sin estar preparados para afrontarla, “sin los recursos necesarios para mitigarla y sin ni siquiera la sensibilidad política imprescindible” para reforzar el sistema de salud mental.

Según relata, el impacto de la epidemia en la salud mental ha sido enorme y no sólo porque lo diga la encuesta del CIS a la propia OMS; “nosotros hemos detectado también que las consultas privadas a psicólogos han aumentado alrededor de un 30% y el consumo de psicofármacos también”.

Falta de profesionales

Y pese a esa creciente demanda no se están poniendo los recursos necesarios para poder atenderla: “Los recursos públicos de los centros de salud mental, los psicólogos clínicos, los psiquiatras y los enfermeros de salud mental ya eran muy insuficientes, tanto en los hospitales como en los centros de salud mental. La media de la OCDE es de 18 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes y la media en España está en sólo 5. Si ya había un déficit, ahora el sistema está absolutamente desbordado”.

“Me produce tristeza -continúa Chacón- que toda la respuesta del Gobierno ante esta necesidad sea decir que vamos a crear la especialidad de psiquiatría infanto juvenil, porque eso no supone un incremento de plazas de profesionales, sino de plazas de formación. Y me provoca aún más desolación escuchar que se van a dedicar 2,5 millones de euros a la estrategia de salud mental, cuando se están gastando cientos de millones en reflotar empresas… La falta de sensibilidad que hay sobre la salud mental es evidente”. 

En su opinión, la epidemia de salud mental que está ya aquí requiere sin embargo de medidas urgentes e importantes, encabezadas por el incremento de profesionales: “Si se quiere dar respuesta a los problemas de salud mental desde el sistema público va a hacer falta triplicar el número de psicólogos clínicos que tenemos actualmente; triplicarlo”. 

Efectos de la pandemia de coronavirus en la salud mental
Efectos de la pandemia de coronavirus en la salud mental

 

Psicólogos en Primaria

Junto a esa medida que en su opinión es la base sobre la que poder empezar a hablar de prestar realmente atención a la salud mental, deberían acometerse también dos reformas fundamentales.

“Lo primero sería hacer programas preventivos a nivel de población general sobre todo para que la población pueda aprender en qué situaciones efectivamente se requiere que consulte a un profesional y qué situaciones son perfectamente normalizadas, que suponen un malestar pero que no precisan de un profesional: si aumentamos esa cultura de la población sobre salud mental evitaremos por un lado sobrecarga del sistema con problemas que no son tales y por otro detectaremos desde el principio los problemas que sí requieren de un profesional”. 

La segunda medida que reclama Chacón a la Administración para poder afrontar la epidemia de salud mental “es acercar la psicología a atención primaria. Existen algunos programas piloto, como en Madrid, donde hay contratados 23 psicólogos clínicos en atención primaria, pero eso hay que ampliarlo de manera notable porque si se acerca la atención a la salud mental a la atención primaria la haremos más accesible y acabaremos con el estigma que rodea a la salud mental. Hay muchas personas que todavía tienen reparos para acudir a centros de salud mental pero sí se acercarían a un centro de atención primaria. Además, eso permitiría hacer intervenciones grupales, no sólo individuales”.

Esas dos medidas “son imprescindibles pero no suficientes si no se incrementa también el número de psicólogos clínicos, el de psiquiatras y el de enfermeros de salud mental, porque el déficit de profesionales se da tanto entre los psicólogos como entre los psiquiatras y los enfermeros de salud mental”.

Medicalización

Si no se acometen estas medidas de forma urgente, Chacón advierte lo que va a ocurrir: “Lo que nos vamos a encontrar es que esas personas van a ser atendidas por los médicos de atención primaria y los médicos de primaria prácticamente lo único que van a poder hacer es recetarles psicofármacos. En septiembre, por ejemplo, las ventas de psicofármacos habían aumentado ya un 30%. Y si esa terapia con psicofármacos no se acompaña de un buen seguimiento y de terapia psicológica, acaba derivando en muchos casos en una adicción. Lo que dicen las guías es que lo más efectivo para el tratamiento de la ansiedad es combinar los psicofármacos con la terapia psicológica y aquí lamentablemente estamos dando sólo psicofármacos pero no terapia psicológica”. 

El problema en realidad no es nuevo, pero se ha agravado con la epidemia. “Los centros de salud mental tenían ya muchos problemas para poder absorber a todos los pacientes que les derivaban, pero con la epidemia han quedado ya absolutamente colapsados, con listas de espera para la primera consulta de más de 5 meses. El problema no acaba ahí porque, una vez que se ha tenido esa primera consulta, las siguientes citas se dan, salvo en los pacientes extremadamente graves, con un mes como mínimo de distancia en el tiempo y así el seguimiento psicológico es realmente ineficaz, imposible. Los centros estaban saturados, pero ahora ya simplemente no pueden más”.

Según el decano de los psicólogos, “el problema es común en todos los países, pero en España partíamos de un déficit mayor, con tres veces menos profesionales de salud mental por cada 100.000 habitantes que el resto de Europa, así que la situación se ha vuelto insostenible”.

A falta de datos oficiales todavía, Chacón explica que durante la primera y la segunda olas “el incremento que hemos visto en las consultas de psiquiatría ha sido básicamente por ansiedad, depresión y alguna fobia. Las agorafobias han aumentado bastante, pero sobre todo en la primera fase de la epidemia lo que dominó fue la ansiedad, y conforme pasa el tiempo lo que estamos viendo son cada vez más casos de depresión”.

Estrés postraumático

“Hay también casos especiales que lo que muestran es un estrés postraumático; eso lo estamos viendo en bastantes profesionales sanitarios, que en general han aguantado bien durante la epidemia, pero que se han visto sometidos a situaciones muy difíciles y que están mostrando síntomas de estrés postraumático”.

Junto a esos casos de depresión y de estrés postraumático, están dominando también este segundo año de pandemia los casos de “duelo complejo, porque las circunstancias de la pérdida de seres queridos han sido muy serias, sobre todo en la primera etapa de la epidemia”.

“Y, por supuesto, estamos viendo muchísimos casos de personas que tenían trastornos mentales ya antes de la epidemia de coronavirus y se han visto agravadas con la pandemia porque se trataba de personas muy vulnerables a situaciones de estrés o de cambio como las que han implicado los confinamientos, la distancia social, las nuevas rutinas de limpieza, pero también porque se les ha retrasado su consulta y su seguimiento como consecuencia de la pandemia”.

En fin, ya se vaticinó hace un año que el terremoto traería maremotos, como el que se está observando en el ámbito de la salud mental.

España necesitaría poder triplicar su número de psicólogos, psiquiatras y enfermeros de salud mental para poder atender al repunte de los casos de ansiedad, depresión y estrés Off Laura G. Ibañes Off

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