Este sábado 27 de marzo se celebró el primer -y ojalá único- examen MIR en plena pandemia de coronavirus. La generación covid, como la llaman las academias, concluía ayer por fin el largo periodo de estudio (más de lo habitual: han tenido dos meses extra) y, tras un examen de cuatro horas, comenzaba su periplo post-MIR.
Ha sido una etapa especialmente dura de estudio, señalaban todos los aspirantes. Y es que, aunque el plan de todo candidato MIR es resignarse a estar un año encerrado -con suerte-, la pandemia también ha alterado su vida. A la preocupación obvia por la pandemia había que sumarle bibliotecas cerradas, limitaciones para ir al gimnasio y problemas para irse a tomar unas cervezas y desconectar de la semana de estudio.
"Salimos de un confinamiento nacional para meternos en otro por el examen. Hemos tenido mucha inestabilidad: nos han cerrado las bibliotecas 20 veces, no hemos sabido hasta octubre la fecha del examen cuando normalmente lo sabes antes, hemos tenido dos meses más de estudio que moralmente pesan mucho...", explica Almudena, licenciada por la Universidad Complutense de Madrid.
"Si el toque de queda es a las 11 de la noche y el simulacro del sábado lo terminas a las 9, pues dónde vas a ir", se lamenta Laura, de la Rey Juan Carlos, que ha estado preparándose el examen con su novio.
"Mi familia me ha apoyado mucho y todos los que me conocían sabían que era una situación difícil. Me he sentido muy arropado y creo que esa una sensación común entre los compañeros", afirma Álvaro Rueda, de la Universidad de Alcalá, que confiesa que espera retomar aficiones como la lectura: "Leeré algún libro que no sea de Medicina. Me daba dolor de cabeza cuando me ponía al final del día".
"Creo que por parte de las academias han conseguido compensar bien la falta de presencialidad", opina David, que se ha preparado con CTO, "pero para las personas que nos preparamos en bibliotecas ha sido bastante complicado, tenías que estar todo el rato pendiente de qué se podía hacer. También pasó mucho tiempo antes de que anunciaran la fecha definitiva y a lo mejor podríamos a haber tenido más vacaciones en verano..."
Sólo una pregunta sobre el coronavirus
Luego llegó el temido examen. Sorpresa común: muchos se esperaban que hubiera varias preguntas sobre el coronavirus y al final sólo cayó una pregunta de ciencia básica de virología y como respuesta a una pregunta sobre letalidad. ¿Quizás era porque se esperaba que los candidatos se supieran el tema al dedillo y no sirvieran para discriminar? ¿O porque, a pesar del año de convivencia, aún conocemos poco y podían ser preguntas candidatas a la impugnación?
Según PROMIR, el examen ha sido más directo, con casos clínicos más cortos, y las especialidades con más peso este año han sido Cardiología, Aparato Digestivo y, sorprendentemente, Reumatología.
"Adiós, querido MIR..."
A partir de las 19:30 horas, los familiares y amigos volvieron a la sede del examen: esta vez con pancartas de colores, ramos de flores, botes de confeti y champán.
"Después de tanto años chapando como un cerdo, estoy sentado haciendo el MIR...", cantaba Guillermo (@guilleanton en Instagram) ensayando con la guitarra la canción que había compuesto para su primo Álvaro Antón, que se presentaba al examen por segunda vez.
"No sé cómo me ha ido. Siempre sales con que el examen ha sido distinto, atípico...aunque ha sido muy parecido al del año pasado", ha valorado.
Con suerte, tendrá un buen número (quiere hacer una quirúrgica, Maxilofacial como primera opción) y, como cantaba Guillermo, podrá decir lo del estribillo: "Adiós, querido MIR.."
El sábado por la noche los aspirantes (algunos todavía preocupados por cómo les había ido) ya sólo querían pensar en cómo descansar. El plan tradicional es irse de viaje, y un examen MIR justo a las puertas de la Semana Santa era ideal para eso, pero por la pandemia no se lo pueden plantear de momento. "A ver si podemos ir a la playa unos días por lo menos...", rogaba David.
Pero, como explicaba Laura, licenciada de la Rey Juan Carlos, al menos recobrarán algo de libertad: "Si no puedo ir de viaje, por lo menos podré tomarme un café por la mañana, ir de compras, volver al gimnasio...tener una vida de persona normal, que llevo un año así".
"Ahora intentaré descansar, intentar no pensar mucho en esto y poner distancia, aunque no creo que lo consiga", apunta Clara. "Sobre todo dejar de pensar en linfocitos, que ya no puedo más..."
Beltrán Callejas, de la Universidad CEO San Pablo, espera a pesar de las restricciones poder retomar la danza. "Por otra parte estoy viendo si me apunto a una ONG que ayude en estos momentos tan complicados a quien esta sufriendo en el ámbito económico por la covid", añade.
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