Abandonar el tabaco y prevenir una ganancia excesiva de peso simultáneamente es viable, según los datos de un estudio piloto desarrollado específicamente con personas que ya de partida tenían sobrepeso u obesidad llevado a cabo por Unidad Clínica de Conductas Adictivas de la Universidad de Oviedo.
Así, el 75,6% de los participantes en el estudio lograron dejar de fumar y la ganancia de peso media entre el grupo de quienes consiguieron abandonar el tabaquismo no superó los 1,25 kilogramos de aumento de peso corporal sobre el que presentaban al inicio de la intervención, según las conclusiones del trabajo publicadas en Drug and Alcohol Dependence, revista de máximo impacto en su área de conocimiento.
El objetivo principal era evaluar la viabilidad del tratamiento, la satisfacción de los participantes y la eficacia preliminar en el abandono tabáquico y control del peso con un abordaje psicológico que incidió simultáneamente sobre ambas cuestiones en personas con sobrepeso y obesidad.
Con este propósito, los investigadores de de la Universidad de Oviedo llevaron a cabo un ensayo clínico aleatorizado piloto, que se desarrolló entre septiembre de 2020 y febrero de 2021.
Requisito: ser obeso o tener sobrepeso
Participaron 41 adultos, con una edad media de 52,73 años, en un porcentaje ligeramente superior de mujeres que hombres, que fumaban, al menos, 10 cigarrillos al día y tenían un índice de masa corporal de 25 o superior, es decir, que el perfil de individuos en los que se desarrolló el estudio incluía como requisito padecer sobrepeso u obesidad, para estudiar el factor de ganancia de peso precisamente en este grupo concreto de población.
Y es que el temor a desarrollar un aumento de peso, tanto en quienes están en normopeso como especialmente en quienes presentan ya sobrepeso u obesidad, es uno de los principales elementos de preocupación entre los fumadores a la hora de plantearse abandonar el hábito tabáquico, "que temen al tratar de solucionar un problema de salud agravar otro", explica Gloria García Fernández, profesora de la Facultad de Psicología, miembro del citado grupo de la Universidad de Oviedo y una de las firmantes del trabajo.
La intervención desarrollada para el grupo de trabajo duró ocho semanas, con dos sesiones semanales grupales, en las que a los participantes se les ofrecía tratamiento cognitivo-conductual para dejar de fumar y prevenir el aumento de peso corporal.
17 de los 41 participantes recibieron un refuerzo positivo en forma de incentivos para lograr la abstinencia, que resultó de gran ayuda, según García Fernández.
Uno de los pilares de la intervención era la realización de una serie de autorregistros semanales por parte de los participantes para obtener información ligada al consumo de cada cigarrillo. Además, cada semana se realizaban pruebas bioquímicas para observar los niveles de nicotina en el cuerpo, entre otras variables, así como de control del peso.
Consumo cero
La estrategia seguida era de un abandono progresivo del tabaquismo, reduciendo el consumo de cigarrillos entre un 20 y un 30% cada semana. "El objetivo era llegar a la sexta semana con un consumo de 0 cigarrillos".
A los participantes se les explicaban pautas de estrategia cognitivo-conductual tanto para abandonar el tabaco, como para introducir otro tipo de estrategias saludables en su vida relacionadas con alimentación, actividad física, ocio activo, manejo de las emociones y gestión del estrés.
"Es recomendable que los sanitarios exploremos si la persona tiene miedo a dejar de fumar por ganar peso y en caso afirmativo que le expliquemos que con pautas de reducción gradual, mejora de la alimentación, actividad física y gestión de situaciones estresantes el incremento no ha de ser significativo y los beneficios de dejar el tabaco superan los riesgos de un ligero incremento", explica García Fernández.
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