El español es una lengua latina y contempla el latín como una lengua de significado transparente y fácil de castellanizar. De ahí que usemos la terminología anatómica internacional normalmente en español: no decimos musculus quadratus labii superioris, sino ‘músculo cuadrado del labio superior’; pero si lo viéramos escrito en latín, tampoco tendríamos mayor problema en entenderlo. El inglés, en cambio, es una lengua germánica y contempla el latín como una lengua extraña de eruditos antiguos, y nada fácil de pasar al inglés. De ahí que usen la terminología anatómica directamente en latín y para ellos no resulte nada evidente que musculus quadratus labii superioris sea lo mismo que upper lip square muscle. Cuando, en las aulas universitarias, descubren que esos extraños nombres latinos esconden un lenguaje claro, preciso y funcional, se sienten maravillados; y a veces se llevan sorpresas.
Para nosotros es obvio que el adjetivo ‘pudendo’ expresa relación con el pudor, con el recato, la honestidad y la vergüenza. Que no distinguen sexos: hombres y mujeres podemos ser púdicos o pudoroso por igual, y tenemos cada cual nuestras partes pudendas. Igual hacían los romanos del siglo I, que empleaban el término pudendum (en plural, pudenda) para designar los genitales externos tanto masculinos como femeninos.
En 1895, la primera terminología anatómica internacional, los Nomina Anatomica aprobados por el IX Congreso de la Sociedad Anatómica Alemana, celebrado en Basilea, incluía una regio pudendalis (región pudenda) tanto en el hombre como en la mujer. Pero en 1955, el VI Congreso Federal Internacional de Anatomía, celebrado en París, aprobó una nueva revisión de la nomenclatura anatómica (Parisiensia Nomina Anatomica) y en ella figuraba ya solo el pudendum femininum, sin mención del pudendum masculinum o pudendum virile. Desde ese momento, en inglés se hizo habitual, entre médicos, usar la forma abreviada pudendum referido exclusivamente a las partes pudendas femeninas, como sinónimo culto o formal de ‘vulva’. Y así sigue figurando en casi todos los libros de texto de medicina escritos en inglés: desde la Anatomía de Gray y otros atlas anatómicos de la escuela anglosajona hasta los principales tratados anglosajones de ginecología y obstetricia.
Como en inglés no usan pudendum para las partes pudendas masculinas, y vivimos en una época donde muchos se ofenden por cualquier cosa, es fácil imaginar la primera reacción cuando un estudiante anglófono de medicina descubre que pudendum deriva del verbo latino pudēre (avergonzarse). ¡¿El término latino para la vulva significa literalmente «la parte de la que hay que avergonzarse»?! ¡¡¡Eso es machismo!!!
En 2014 se produjo un relevo al frente de la Federación Internacional de Asociaciones de Anatomistas (IFAA, por sus siglas en inglés): por primera vez en la historia, asumió su presidencia una mujer, la anatomista surafricana Beverley Kramer. El presidente saliente, Bernard J. Moxham, estaba convencido de que había que expurgar la nomenclatura anatómica internacional de términos que pudieran ser portadores de prejuicios raciales o sexistas. Junto a su colega de claustro en la Universidad de Cardiff, la filóloga Susan Morgan, preguntó entre 2014 y 2016 a cientos de estudiantes de medicina1 y anatomistas2 si les preocupaba el hecho de que la palabra pudendum procediera de ‘avergonzarse’ o consideraban ese uso machista. Para su sorpresa, la mayoría de los encuestados dijeron no tener ningún problema con el uso tradicional del término latino: «es interesante saber de dónde viene, pero ya es una terminología asentada».
No iba a dejar, sin embargo, que unos resultados contrarios a los esperados le aguaran una buena idea tan progresista. Ni corto ni perezoso, Moxham propuso oficialmente en 2016 que el grupo de terminología de la IFAA ―por entonces masculino en su totalidad y mayoritariamente europeo― eliminara de la próxima revisión de la Terminologia Anatomica el término pudendum y todos sus derivados (como nervus pudendus, canalis pudendalis, arteriae pudendae y venae pudendae; poco importaba que nervio pudendo, canal pudendo, arterias pudendas y venas pudendas tengamos por igual tanto hombres como mujeres).
Inicialmente, la propuesta no recibió buena acogida entre sus colegas de comité terminológico: en defensa de pudendum esgrimieron el hecho de que la raíz latina no solo implique vergüenza, sino también virtud o modestia; esgrimieron lo peligroso que sería empezar a rebuscar significados ocultos en los términos anatómicos tradicionales (¿por qué ha de ser sagrado el hueso sacro?, ¿no es denigrante que ‘pene’ significara originalmente rabo o cola?, ¿qué tiene que ver el acetábulo del hueso ilíaco con una vinagrera, acetabŭlum en latín?); esgrimieron, sobre todo, el peso de la tradición. En palabras del neuroanatomista canadiense Paul Neumann, catedrático de neurociencias médicas en la Universidad Dalhousie y miembro del Grupo de Terminología de la IFAA: «No habrá modo de que los anatomistas mantengamos la credibilidad ante los cirujanos y otros médicos si les decimos que ya no pueden usar pudendum. […] Eso no va a funcionar; no podemos desechar el único nombre con el que se conoce algo».
Moxham contaba con el apoyo del presidente del Grupo de Terminología, el anatomista estadounidense R. Shane Tubbs, de la Universidad Tulane de Nueva Orleans, pero con la oposición de muchos otros colegas (especialmente los que no eran de lengua materna inglesa). Durante meses, los miembros del comité sostuvieron acalorados debates por correo electrónico e incluso uno de ellos, indignado, acabó presentando su dimisión. En octubre de 2019, por fin, tres de los miembros más influentes del grupo ―el canadiense Paul E. Neumann y los estadounidenses Thomas R. Gest y R. Shane Tubbs― anunciaron en la revista neoyorquina Clinical Anatomy3 la salomónica decisión adoptada por la IFAA para la segunda edición de su Terminologia Anatomica: eliminar el término pudendum, pero dar por buena su forma adjetivada pudendalis. Se mantiene, pues, el término canalis pudendalis, mientras que los términos nervus pudendus, arteriae pudendae y venae pudendae pasan a ser nervus pudendalis, arteriae pudendales y venae pudendales, respectivamente.
Difícil equilibrio: sin enfadar demasiado a las médicas y anatomistas más tradicionales, la IFAA intenta contentar así a las detractoras más furibundas de lo pudendo, como Allison Draper, estudiante de medicina en la Universidad de Miami que despotricaba en un artículo reciente4 sobre el término pudendum y sus repercusiones médicas más allá de lenguaje. En su opinión, la vergüenza es uno de los principales factores que contribuyen a que no solo las mujeres, también los hombres transgénero y las personas no binarias con vulva reciban atención médica de peor calidad o más tardía. Mantener para los genitales femeninos un término latino asociado a la vergüenza, eso sí que sería una auténtica vergüenza para el lenguaje médico (opina ella, claro).
Fernando A. Navarro
La Federación Internacional de Asociaciones de Anatomistas (IFAA) se ha planteado seriamente la posibilidad de eliminar el término 'pudendum' de la terminología anatómica internacional, por considerarlo un uso machista. Off Fernando A. Navarro Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/YZT0uPp
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