Si algo ha quedado claro en este primer año de pandemia de coronavirus ha sido la necesidad imperiosa de destinar innumerables recursos sanitarios (materiales y humanos) para combatirla. Esto ha obligado a los servicios sanitarios autonómicos a convertir la lucha contra la covid en una prioridad, dejando en segundo plano la continuidad asistencial rutinaria y el control terapéutico de numerosos pacientes de otras patologías, en su mayoría crónicos.
A esto hay que sumar que las limitaciones de la Atención Primaria durante los primeros meses de la crisis sanitaria y la reducción de la atención presencial en los centros hospitalarios ha contribuido a agravar aún más la situación. Pero si algo bueno ha tenido es que ha permitido reforzar todavía más el importante papel sanitario de las oficinas de farmacia, sobre todo en lo que a seguimiento farmacoterapéutico se refiere por su cercanía con el paciente.
Consciente de este escenario y de cómo ha azotado la pandemia a los enfermos crónicos, la Sociedad Española de Optimización de la Farmacoterapia (Sedof) ha seguido con detalle la evolución de la situación. En una entrevista con este periódico, su presidenta, María González Valdivieso, hace un análisis de los últimos doce meses, pone el foco en los fallos cometidos y esboza cómo debe enderezarse el rumbo.
Pregunta. Después de un año de pandemia, en líneas generales, ¿cómo percibe que está siendo la adherencia terapéutica de los pacientes crónicos?
Respuesta. Nos hemos encontrado con que muchas personas han visto descontinuada su medicación por falta de acceso al sistema sanitario y también que han tenido problemas en cuanto al manejo y buen uso de los medicamentos, lo que ha podido afectar a la efectividad y seguridad de los tratamientos.
P. ¿Se están produciendo errores por parte la Administración sanitaria que están repercutiendo en la adherencia a los tratamientos?
R. Así es, errores de tipo administrativo y de planificación, subestimando el potencial tecnológico que tiene la receta electrónica (que ya se encuentra implementada en todo el país) y el potencial asistencial que tiene la farmacia comunitaria.
P. ¿Cómo valora la gestión no presencial que están haciendo algunas comunidades autónomas al ampliar o modificar pautas terapéuticas durante la pandemia?
R. A mi juicio, considero se está favoreciendo la medicalización de la población, ya que en numerosas ocasiones no se está garantizando la continuidad asistencial al renovar tratamientos de manera automatizada y sin conocer en qué situación se encuentran las personas.
P. ¿En qué aspectos considera que se debe mejorar esto?
R. Creo que se deberían escuchar y atender las necesidades reales de las personas, de los cuidadores y de todo el entorno comunitario, incluyendo también a los farmacéuticos que hemos venido acompañándoles durante toda la pandemia.
P. Desde el inicio de la pandemia buena parte de la atención sanitaria se ha focalizado en la covid-19. ¿Cómo percibe que ha afectado esto a la continuidad asistencial del paciente crónico?
R. Es un sentimiento general, al menos en el entorno que hemos estudiado. Percibimos que el abandono de la Administración a las personas que sufren otras patologías podría ser tan devastador como la pandemia de coronavirus.
P. ¿Considera que esta focalización en la covid ha dejado desatendido al enfermo crónico y tendrá repercusión en su salud?
R. Seguramente. En el futuro habrá que ver con datos reales la magnitud de esta repercusión.
P. ¿Disponen ya de evidencia científica que demuestre el perjuicio que ha supuesto para el paciente crónico la gestión sanitaria de la pandemia?
R. Desde Sedof no hemos llevado a cabo ningún estudio que lo cuantifique, pero miembros de nuestra sociedad han colaborado, por ejemplo, en investigaciones dirigidas a identificar procesos emocionales asociados al acompañamiento no presencial o a medir la autonomía de los pacientes en las decisiones sobre autocontrol en relación a sus condiciones crónicas, constatando que queda mucho por trabajar en este sentido.
P. ¿Qué considera que haría falta para revertir esta situación?
R. Como profesión, entiendo que es, ante todo, es necesario lograr una mayor implicación para abordar de manera real los problemas que producen los medicamentos.
P. ¿Cómo valora el papel que están realizando los farmacéuticos comunitarios durante la pandemia en lo que seguimiento farmacoterapéutico se refiere?
R. Me consta que se ha hecho un esfuerzo desgastador para poder garantizar la continuidad asistencial a las personas que toman medicamentos, pero también hemos de trabajar en la búsqueda y dotación de entornos que sean accesibles y seguros, y garanticen que podamos trasladar la gestión integral de la farmacoterapia a la realidad que nos ha traído la pandemia.
P. ¿Está aprovechando la Administración todo el potencial que este colectivo puede ofrecer?
R. Absolutamente no.
P. ¿Qué reflexión saca de todo esto?
R. Que debemos aprender de la experiencia pasada y avanzar aprovechando las oportunidades que se nos presenten para mejorar.
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