El lunes pasado la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados debatió y votó el informe sobre el uso del cannabis medicinal, dando luz verde a legalizarlo. Ya el martes anterior, 21 de junio, en la subcomisión el informe había sido aprobado con una mayoría suficiente y el lunes 27 confirmó este espaldarazo, aunque se rechazó que pase por el pleno de la Cámara Baja y se enviará directamente a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) para que elabore las recomendaciones y guías necesarias.
Desde que se empezó a debatir esta cuestión y ahora que ya hay una votación definitiva, han sido muchas las críticas que se han realizado sobre esta cuestión, en gran parte por el desconocimiento y la confusión con el cannabis de uso recreativo. Lo cierto es que para los pacientes es un paso histórico, personas que conviven con el dolor cada día. Hasta un 18% de españoles padecen dolor crónico, el 12% de moderado a intenso, es decir, que interfiere con las actividades habituales, e incluso el descanso y el sueño.
Lo que los pacientes llevan años reclamando es que se regule el uso terapéutico del cannabis (España era junto a Bélgica el único país europeo sin una regulación sobre el tema) como una opción más de tratamiento para aliviar sus patologías tras pasar por quirófanos, terapias varias y en muchos casos no poder moverse de la cama.
Fruto de los prejuicios y estereotipos, estos pacientes tienen que escuchar en la calle y leer en las redes que son fumetas o perroflautas que quieren que se legalice el cannabis medicinal para poder fumar porros. Primer error: el cannabis terapéutico no consiste en fumarse un porro. Las vías de dispensación son otras, con un contenido concreto de ciertas sustancias cannabinoides, bajo prescripción médica, ni siquiera para todas las patologías (por ahora algunas muy concretas) y con control y seguimiento médico.
Durante años se han visto abocados al mercado negro. "Primero empecé comprando en la calle. Hace poco un estudio de la Universidad Complutense decía que la calidad del cannabis que se compra en la calle no es apto para consumo porque tiene bastante E-coli (bacterias fecales). Entonces, ante una falta de regulación tienes que confiar en que la persona que te está vendiendo un producto de CBD está haciendo bien las cosas porque no pasan controles sanitarios. Un club de cannabis es mejor que la calle, aunque tampoco hay médicos, ni analíticas del producto ni sabes el contenido de cannabinoides que tiene. Pero cuando llegó la pandemia estos clubes cerraron, es como si nos hubieran cerrado las farmacias. Los pacientes estábamos abandonados, nos hemos tenido que buscar la vida. Por eso es tan importante cuando los fines son medicinales que haya regulación, para evitarnos toda la inseguridad jurídica y sanitaria, el estrés y el dolor que hemos vivido", explica Carola Pérez, paciente y presidenta del Observatorio Español de Cannabis Medicinal (OECM).
Pérez recuerda que somos el segundo país consumidor de opioides y el primer consumidor de benzodiacepinas del mundo, según datos de la JIFE (Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes). "Es decir, España tiene mucha gente sufriendo, tiene muchos pacientes y se están utilizando sustancias tan adictivas como las benzodiacepinas o los opioides, por lo cual yo no veo ningún problema en que los cannabinoides sean un tratamiento más".
El Mundo quiere profundizar en este debate que divide las opiniones de la sociedad y arrojar luz sobre un tema que en el fondo es absolutamente desconocido para la mayoría, y para ello ha buscado respuestas sobre los aspectos positivos y negativos de esta aprobación, los mitos en torno al cannabis terapéutico, las diferencias con otros países y otras cuestiones desde tres puntos de vista: paciente, médico y farmacéutico.
Para ello, ha hablado con la ya citada Carola Pérez; con María Madariaga, anestesióloga especialista en dolor crónico en la Unidad de Dolor del Hospital Universitario Infanta Sofía (San Sebastián de los Reyes) y en HM Torrelodones, y presidenta de la Sociedad Española del Dolor (SED); y con Ana López-Casero, miembro del Comité Directivo del Consejo General de Colegios Farmacéuticos.
Estas son las preguntas y sus respuestas:
1. ¿Cuáles son los aspectos positivos y negativos de la aprobación para regular el cannabis de uso medicinal?
2. Hay muchos mitos en torno al cannabis medicinal. ¿Cómo se pueden contrarrestar estas falsas ideas?
3. Diferencias a favor y en contra entre lo que se ha aprobado en España y lo aprobado en otros países que llevan años con programas de cannabis terapéutico.
4. La Aemps tiene seis meses para preparar las recomendaciones y guías. ¿Hay necesidad de darle más agilidad al tema y que se realice en menos tiempo?
5. ¿Puede haber una futura ampliación del cannabis medicinal a pacientes con otras enfermedades que ahora no se contemplan? ¿Alzheimer, VIH/sida o glaucoma, por ejemplo?
6. ¿Qué importancia tiene que se hayan incluido las fórmulas magistrales para personalizar al máximo el tratamiento de cada paciente?
Carola Pérez. Paciente y presidenta del Observatorio Español del Cannabis Medicinal (OECM)
1. En cuanto a los aspectos positivos de la regulación, para nosotros es un reconocimiento muy importante. Particularmente en mi caso, como paciente, también me ayuda a que se vea reconocido el hecho de tener que recurrir al cannabis, es un derecho, es una medicina más, es un tratamiento más y es muy importante que nos saque de la injustísima situación de inseguridad jurídica y sanitaria en la que hemos estado hasta ahora mismo los pacientes. Sabemos que hay muchos médicos que ya quieren empezar a trabajar con cannabinoides porque hay muchos miles de pacientes en el mercado negro y estos médicos han ido viendo en sus consultas cómo sus pacientes han ido mejorando y se lo han contado. Pero ellos no podían ayudar al paciente porque no podían prescribirlo. El hecho de quitar el estigma, de aportarle rigor, ciencia, trazabilidad a los productos, la protección de la propia Seguridad Social y de los especialistas, es un gran paso.
Sí que hay, no obstante, algunos 'peros', por supuesto. Hay algunas patologías que para nosotros son muy importantes y se han quedado fuera, como la anorexia. Las personas que están teniendo dificultades con los trastornos alimenticios y que hay ya sobrada evidencia de que estas personas se podrían ver beneficiadas a la hora de abrir su apetito, calmar su ansiedad y de incluso poder dormir mejor. También echamos en falta los trastornos severos del sueño, ya que los cannabinoides suelen ser bastante efectivos a la hora no solo de inducir el sueño, sino que su calidad sea mejor, o incluso personas que padecen estrés postraumático pues también les ayuda mucho a no tener pesadillas. Se nos han quedado fuera algunas patologías, pero creo que se incluirán poco a poco a medida que vaya avanzando la ciencia y los estudios y se vayan testando productos en un entorno controlado y seguro.
Por otro lado, nosotros pedíamos que todos los médicos puedan prescribir, ya que el acceso a algunos especialistas del sistema nacional de salud es bastante lento, hay mucha lista de espera, y nos hubiera gustado que médicos de atención primaria prescribieran, igual que pautan opioides o antidepresivos porque son profesionales de la salud, y que tampoco se quedaran fuera aquellos pacientes que utilizan la sanidad privada, que ahora mismo no van a poder entrar. El hecho de la dispensación en farmacia hospitalaria y comunitaria no nos queda tampoco muy claro cómo se va a hacer porque ahora tenemos un periodo en el que la Aemps prepare el proyecto. El informe que tenemos ahora son tres páginas, es muy escueto, y se tiene que trabajar bien en los próximos seis meses en el cómo, la financiación de los productos... Así que todavía nos queda mucho trabajo por delante.
Nos hubiera gustado que los médicos de atención primaria prescribieran, igual que pautan opioides o antidepresivos
2. Para nada se trata de fumar porros. Los pacientes utilizamos varias vías de administración. Por un lado, la vía oral mediante el uso de aceites, de diferentes cannabinoides CBD, el THC, el CBG con distintos niveles de terpenos... Cuando requerimos la vía inhalada lo que recomendamos es el uso de unos vaporizadores, que son dispositivos que calientan la flor a una temperatura entre 175º y 195º para extraer los componentes terapéuticos de la planta y ayuda mucho a todas aquellas personas que necesitamos alivio rápido, por ejemplo. Un aceite suele tardar en hacer efecto una media de 45 minutos o una hora, pero hay pacientes que necesitan rescate rápido bien porque a lo mejor están en proceso de quimioterapia y tienen mucha náusea y mucho vómito o pacientes con ataques de ansiedad o, en mi caso, con dolores absolutamente incontrolables que no pueden esperar una hora porque puedo perder el conocimiento y caerme.
La vía inhalada es la que se puede confundir un poquito más con el hecho de fumar, pero estos dispositivos son médicos, han pasado estudios clínicos y son la vía en la que ciertos hospitales en Canadá o en Israel, por ejemplo, suelen dar tratamiento a los pacientes. También existen la vía tópica, la vía vaginal, los supositorios, parches transdérmicos, esprays nasales para que la dosificación llegue también muy rápido. Pero todo puede ser absolutamente controlado y al final el paciente tampoco quiere estar con un efecto psicotrópico todo el día; lo que queremos es recibir las propiedades medicinales de la planta y poder hacer vida lo más normal posible.
Es verdad que hay mucho estigma y que se mezclan las cosas, pero todo esto también se debe a que no ha habido una regulación. Si hay una regulación y si los médicos tienen una formación, será mucho más fácil que puedan enseñar al paciente; igual que un paciente aprende a ponerse insulina, puede aprender a vaporizar, puede utilizar sus tinturas, sus aceites en este caso, y todo ello se hace con la misma naturalidad con la que un paciente tiene que estar medicado.
En cuanto a la adicción; yo voy a tener que estar medicada toda mi vida, llevo medicada desde bien pequeña y desde los 18-19 años empecé con los opioides; estoy utilizando medicamentos que son adictivos. Al final una persona que sufre requiere un alivio y ese alivio suelen ser sustancias psicoactivas.
Las benzodiacepinas son sustancias psicoactivas, los opioides son sustancias psicoactivas, los cannabinoides son sustancias psicoactivas, y eso es lo que ayuda a que el cerebro pueda tolerar mejor la situación de dolor y de sufrimiento tan extremo. No hay que tener el sambenito de la adicción al cannabis cuando un paciente va a tener que estar medicado de por vida. No veo que a alguien que tenga que usar insulina se le llame adicto porque la necesite toda su vida, pero nosotros tenemos que estar todo el tiempo intentando justificar que no somos adictos. Simplemente tenemos una dosificación de un medicamento.
Lógicamente, los cannabinoides tienen efectos secundarios, pero como lo tienen los opioides, las benzodiacepinas, los anticonvulsivantes o un antidepresivo. Hay que poner en la balanza beneficio-riesgo, y sobre todo el hecho de la sobredosis, que es algo que también hemos de tener en cuenta: según los datos del Observatorio Español del Dolor, entre 2010 y 2017 hubo más de 7.000 muertes en España por sobredosis de opioides con receta y estas muertes se podrían haber evitado. Yo podría haber sido una de ellas, como muchos otros pacientes.
Cuando los cannabinoides entran en nuestro cuerpo y nos funcionan bien, que no a todos, lo primero que queremos hacer todos los pacientes es empezar a bajar medicación porque estar tomando al día 25 o 30 pastillas, además de la mezcla de interacciones, te anula un poco también como ser humano y te hace ser muy dependiente: tener que estar con la bolsa de medicinas todo el tiempo poniéndote alarmas para tomarte las medicaciones o no sentir abstinencia porque si te saltas una toma de un opioide sí que tienes abstinencia, pero en cambio, si te saltas una toma de cannabinoides no tienes abstinencia y esto es algo que al paciente le alivia mucho y le hace no ser tan dependiente.
Me llama mucho la atención que la gente hable sobre la adicción al cannabis en un entorno médico, pero no se tenga en cuenta que muchos pacientes cuando tenemos que hacer retiradas de medicación de opioides o de benzodiacepinas pasamos unas abstinencias que son bastante peligrosas y en las que además no hay recursos, ya que las clínicas de desintoxicación normalmente están pensadas para otro tipo de usuarios de sustancias y en nuestro caso no hay centros especializados para personas que se quieran quitar o quieran reducir medicación opioide, por ejemplo, esto es una realidad en España.
Es muy importante que la gente entienda que no es lo mismo utilizar el cannabis de una forma que de otra. Si alguien está en contra porque tenga prejuicios o le falta información sobre el sistema endocannabinoide o porque realmente hayan visto los efectos de las personas que abusan, lo entiendo y entiendo que haya precaución y que haya que evitar riesgo porque al paciente hay que protegerlo, no hay que ponerlo en riesgo y la falta de regulación lo que ha hecho es ponernos en riesgo.
Todo esto tiene que quedar muy claro y muy especificado en los productos que nos vayan a dar a los pacientes, donde sepamos cuánta cantidad hay para que también el médico pueda pautar bien, sepa de cuánto THC hablamos, si le acompaña el CBD para rebajar la psicotropicidad del producto, saber si va a ser más relajante, si va a ser más euforizante y poder estudiar también las interacciones farmacológicas con las otras medicaciones que tenemos.
3. Estados Unidos es un modelo un poco distinto porque allí el sistema de salud es privado y el paciente acude a un médico que le da una receta y a partir de ahí va a un dispensario y busca lo mejor. En cambio, el modelo europeo, por ejemplo, o el canadiense o el israelí son modelos distintos con hospitales, unidades del dolor, neurólogos o el especialista que toque, y es el médico el que va eligiendo el tipo de producto que se dispensa en cada caso, según las necesidades del paciente, y quien lo va ajustando según sus distintas necesidades.
Italia tiene un modelo, Grecia tiene otro, Portugal otro... Cada país ha ido regulando de una forma bastante distinta y una de las cosas que nosotros solicitamos desde el IACM Patient Council, que es una organización mundial de pacientes de la que formamos parte y somos coordinadores, es el hecho de poder viajar con nuestra propia medicación. Ahora mismo, un paciente italiano, por ejemplo, no puede viajar a España con las flores de cannabis, aunque tenga una receta. El hecho de tener que pasar las fronteras, pasar una aduana, el control de viajeros, ya somete al paciente a un gran horroroso, y una de las cosas que estamos solicitando y que vamos a empezar a trabajar ahora después del verano es que todos los países europeos tengamos los mismos derechos y las mismas obligaciones porque cuando un paciente viaja necesita viajar con su medicación. Y si en este caso su medicación son cannabinoides, pues que así sea.
Por ejemplo, en Canadá el paciente recibe la medicación, se le manda on line a su casa directamente. En Italia, por ejemplo, lo estuvo cultivando el Ejército durante un tiempo. Luego vieron que no eran capaces de hacerlo bien porque, lógicamente, el Ejército no es quien debe hacer un cultivo GMP con una calidad farmacéutica y han empezado a importar. En Portugal, ahora mismo solo tienen acceso a Sativex y a un tipo de flor que además es bastante cara y tienes que comprar mucha cantidad.
Podríamos hacer un análisis de todos los países, pero desde luego que casi todos los modelos son mejorables y hay países que tienen cosas muy buenas de algo, pero cosas peores en otro aspecto. En Reino Unido, el sistema público de salud solo ha dado tres recetas en todo el país y el paciente lo tiene que hacer a través de una sanidad privada que la medicación le cuesta muchísimo dinero al mes. Habría que ir analizando un poco país por país para saber las diferencias, pero desde luego que el hecho de que no esté estandarizado también es un poco complejo de entender.
4. Efectivamente la Aemps tiene seis meses para dar forma a todo lo que se ha acordado en la Subcomisión y la verdad es que, a día de hoy, no podemos saber muy bien quién se va a encargar de tomar las decisiones, si van a contar con grupos de expertos, si van a querer escuchar a los pacientes, si van a querer escuchar organizaciones de pacientes de otros países u organizaciones médicas como la IACM, que llevan 20 años trabajando a nivel científico. Mi deseo sería que dentro de seis meses, el primer paciente pudiera recoger su primer aceite en un hospital, pero realmente no sabemos muy bien cómo va a ir en plazos.
Por otro lado, hay que trabajar la formación a médicos porque para que ellos puedan prescribir cannabis previamente han tenido que recibir una formación. Y hay que formar a los farmacéuticos para que sepan preparar estas fórmulas magistrales y estos aceites. Queda muchísimo trabajo por hacer y nosotros lo que le pedimos a la Agencia, desde luego, es que sea ágil y que tenga amplitud de miras porque si el modelo es muy restrictivo o nos pone mucha burocracia a los pacientes o las propias farmacias hospitalarias no dan abasto. Nuestra parte ya está hecha, ahora lo que necesitamos es que la siguiente parte pueda cumplir con sus acuerdos y que este mensaje que hemos dado a la sociedad de que el cannabis medicinal ya está regulado en España y un paciente podrá tener derecho a su tratamiento, pues que sea lo más rápido posible porque cuanto más tardemos más pacientes se irán al mercado negro, más mercado negro habrá y menos seguridad jurídica y sanitaria tendremos. Cuanto antes empecemos, más pronto aprenderán los médicos y empezará el engranaje de las farmacias, hospitalarias o comunitarias, y antes podremos recibir legalmente lo que requerimos para vivir.
Cuanto antes comience el engranaje en farmacias, hospitalarias o comunitarias, antes recibiremos legalmente lo que requerimos para vivir
5. Habrá una ampliación de patologías porque ya no es solo la investigación que se vaya a hacer en España, sino toda la investigación que se está haciendo a nivel mundial. Hay una gran diana terapéutica para pacientes, por ejemplo, con Alzheimer, Parkinson, con VIH, que fue de las primeras cosas que se reconoció en Estados Unidos y fue gracias a los veteranos de guerra que lucharon y les debemos mucho también a ellos. El estrés postraumático que he comentado, personas que han sufrido violencia de género, por ejemplo, son aspectos que también tratamos mucho en la asociación Dosemociones; pesadillas, ataques de pánico. Todo esto requiere que, poco a poco, se vaya ampliando.
6. Lógicamente, la fórmula magistral es fundamental porque si lo comparamos, por ejemplo, con el medicamento Sativex, que tiene un ratio 1:1, es decir, tiene una proporción de CBD y THC igual, en mi caso yo hago un ratio 3:1, tres partes de CBD por una de THC. Hay pacientes que hacen 1:3. Hay pacientes que necesitan un 5:1, un 20:1 incluso. La fórmula magistral va a permitir que el médico vaya corrigiendo la dosificación precisamente teniendo en cuenta estas interacciones farmacológicas, cómo le sienta al paciente y poder llegar a prescribir y a dar con la tecla con precisión.
Si solo tienes una opción, pues solo tienes esa opción, que es un ratio 1:1, como es el Sativex. Pero, si se puede jugar a ir balanceando de modo que el paciente obtenga el alivio que necesita con el mejor efecto terapéutico posible, pues esto va a ser una de las cosas más potentes que hemos logrado, que ya se hace en Alemania y en muchos otros países y que así ha de ser. No siempre se da con la dosis a la primera y luego también el paciente puede empeorar o mejorar y esto puede hacer que se suban o se bajen las dosis, y el hecho de que se pueda preparar 'ad hoc' para cada paciente, creo que es muy importante.
María Madariaga. Anestesióloga especialista en Dolor Crónico y presidenta de la Sociedad Española del Dolor (SED)
1. Los aspectos positivos son todos, es decir, el abrir la puerta a la regulación de una sustancia terapéutica que puede aliviar el dolor a muchos pacientes y que, hasta ahora, estaba en el mercado negro o en el paramédico, siempre es una buena noticia.
Los 'peros' son realmente el tiempo en el que se pretende que la regulación esté en marcha. Tenemos unos plazos para tener preparado todo el sistema de prescripción, dispensación y seguimiento de un fármaco relativamente nuevo en cuanto a su manejo médico en España, que hasta ahora no se ha utilizado, y que requiere un cierto tiempo para prepararse, las farmacias para dispensarlo y los médicos para prescribirlo. Todavía falta mucha información en el uso del cannabis medicinal en dolor crónico.
2. Efectivamente un mito es pensar que esto se trata de fumarse un porro, claramente, esto no es así. Se trata de un fármaco preparado a través de distintas combinaciones de sustancias cannabinoides, de manera trazable, con una dosificación precisa que combinados pueden ayudar a determinados tipos de dolencias, es decir, se trata de dispensar formulaciones magistrales o extractos de cannabis medicinal para determinados tipos de dolencia, en pacientes específicos que van a tener su seguimiento, su control y su medicación.
En ningún caso se trata de una vía libre para el autocultivo; no es eso lo que estamos regulando en España, aunque hay otros países donde se permite, por ejemplo, Canadá. Probablemente la única manera de contrarrestar los mitos en torno al cannabis medicinal sea empezar a utilizarlo de una manera más habitual para determinados tipos de patología y empezar a acostumbrar a la población, que esto es un tipo de medicamento.
3. Las diferencias con otros países son muchas. En España estamos empezando a regular el uso terapéutico de cannabis medicinal, en otros países tienen mucho mayor recorrido. Por ejemplo, en Canadá aparte de los extractos de cannabis medicinal y la preparación de formulaciones magistrales, está autorizado el uso de la inflorescencia, de la flor cruda y del granulado, entre otros. En todos los países -Canadá, Israel y Europa-, la prescripción es médica y la dispensación es farmacéutica. En Alemania y en Italia también se permite la utilización de la flor cruda. En España de momento, según lo que parece, esta regulación se limita solo a los extractos estandarizados o normalizados de cannabis medicinal y no a la flor cruda, a no ser que sea en el contexto de ensayo clínico.
4. Sí, efectivamente, la Aemps tiene solo seis meses para preparar recomendaciones, guías y toda la estructura de prescripción y dispensación. Desde luego es necesario darle muchísima agilidad para que esto sea posible en este plazo de tiempo.
5. Evidentemente puede haber una futura ampliación de las indicaciones a determinados pacientes que ahora no se contemplan y en los que ya existe evidencia de mejoría. Pero todavía se requiere de esta evidencia, es decir, que las conclusiones de ensayos clínicos sean más robustas. Por ejemplo, en Alzheimer, en VIH/sida, en el glaucoma o la artritis, entre otros. Hay otras patologías en las que se podría utilizar el cannabis medicinal, pero para eso tenemos que poderlo utilizar y sacar conclusiones de ensayos clínicos.
Puede haber una futura ampliación a determinados pacientes, pero se precisan conclusiones robustas de ensayos clínicos
6. Las fórmulas magistrales para personalizar el tratamiento del paciente permiten combinar distintos tipos de cannabinoides, esa es la diferencia respecto a los nabiximols que teníamos disponibles hasta ahora, como Sativex. Y no solo personalizar tratamiento para cada paciente, sino también disponer de un rango de dosificación mayor, que además permite un control, que es lo más importante; un control y un seguimiento de la prescripción y del efecto terapéutico del paciente en todos los sentidos, incluidas las interacciones con otros medicamentos que estén recibiendo estos pacientes.
Ana López-Casero. Miembro del Comité Directivo del Consejo General de Colegios Farmacéuticos
1. Siempre que se autoriza un nuevo medicamento supone un hito positivo, motivo de alegría y de esperanza. Es preciso subrayar que, por ahora, no se ha aprobado un uso generalizado del cannabis medicinal en España. Actualmente se dispone únicamente de dos medicamentos comercializados con principios activos derivados del cannabis, con uso autorizado en enfermedades muy concretas: esclerosis múltiple y algunas formas de epilepsia.
Lo que se está analizando en el proceso que recientemente se ha impulsado desde la Subcomisión del Congreso es la evaluación del posible uso de otros medicamentos y fórmulas magistrales con componentes derivados del cannabis para su uso en enfermedades diferentes, no solo el dolor crónico sino también las náuseas y vómitos por quimioterapia, entre otras. La Aemps será el organismo encargado de decidir sobre la posible aprobación de determinados productos en base al análisis de los datos clínicos disponibles.
La situación que se produce con el uso terapéutico del cannabis y de sus productos, tal y como recoge el informe aprobado por la Subcomisión, es precisamente que la evidencia científica es limitada. Una mayor investigación aportará luz para poder dilucidar muchos aspectos en el futuro. Con ese objetivo es con el que, desde la Organización Farmacéutica Colegial, se ha puesto a disposición de las autoridades la red de farmacias para poder avanzar en la comprobación de la eficiencia del cannabis dentro de un uso medicinal.
En caso de que se aprueben ciertos medicamentos y fórmulas magistrales, que es lo que deseamos los farmacéuticos para poder solucionar un grave problema para los pacientes y, toda vez que se aclare esa incertidumbre, los profesionales sanitarios debemos garantizar que los pacientes tienen un acceso equitativo a los mismos. Para ello, la dispensación por los farmacéuticos, tanto en los servicios de farmacia hospitalaria como farmacias comunitarias, será la herramienta que lo asegure.
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