Con el objetivo de aumentar el grado de conciencia pública sobre la hipertensión y juntar las pruebas científicas necesarias para influir en las políticas sanitarias mundiales y que más personas en el mundo se tomen la presión, en 2017 nació la iniciativa May Measurement Mounth, coordinada por la Sociedad Internacional de Hipertensión. Así, desde entonces, durante el mes de mayo se realizan en todo el mundo mediciones de la presión arterial en distintos ámbitos, entre ellos la farmacia. Solo en el primer año participaron cien países y ya en 2018 se consagró como la campaña de medición de la presión arterial pública más importante a nivel global.
Entre esos países participantes se encuentra España y una de las entidades colaboradoras es la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac). Rosa Prats, coordinadora de los grupos de trabajo de HTA y Riesgo Cardiovascular de esta entidad, ha aportado los datos de esta acción comparándolos por años. En total, se realizaron 12.454 mediciones, de las cuales el 62% fueron a mujeres. El año que más se llevaron a cabo fue 2018, con 5.785 (frente a las 3.267, de 2017, y las 3.402, de 2019).
Del registro de este parámetro, en 2017 se vio que el 11% presentaba cifras de presión arterial elevadas y no estaba en tratamiento, un dato ligeramente inferior al de 2018, cuando se alcanzó un 12,5%. 2019 fue el mejor año en este sentido, pues un 8,84% estaba en esta situación.
La farmacéutica destaca un dato importante y positivo y es que en 2019 ninguno de los participantes se encontraba en situación de emergencia hipertensiva.
Teniendo en cuenta la presión arterial sistólica (PAS) y la diastólica (PAD), la campaña ha manifestado que todos los años ha habido una relación directa entre PAS e índice de masa corporal (IMC) y también entre PAD e IMD. En cuanto al tabaquismo, en 2017 se encontraron diferencias significativas en la PAS entre fumadores y no fumadores.
Perfil de los usuarios
Analizando el perfil de los usuarios, aquellos que eran fumadores representaban un 19,26% en 2019; un 18,7%, en 2018, y un 21,26%, en 2017. Y las que afirmaban consumir alcohol de forma regular era de un 20,4%, en 2019; 12,4%, en 2018, y 13,8%, en 2017.
Los que eran hipertensos diagnosticados supusieron un 35,1% en 2019 y 2018, y un 40%, en 2017. Los que eran diabéticos subieron ligeramente el año pasado (12,5%, frente al 8,9% del año pasado y el 13,1%, de 2017).
Las personas a las que se les midió la presión arterial que había sufrido un infarto fueron muy similares en los tres años: 5%, 4,9% y 4,3%, en 2017, 2018 y 2019, respectivamente. Y lo mismo pasa con los que tuvieron un ictus: 3,7%, 2,8% y 3,2%, en 2017, 2018 y 2019.
A los participantes también se les preguntó cuánto tiempo había pasado desde que se tomó la tensión la última vez y a la farmacéutica le llama la atención que en 2017, un 15,54% respondió que nunca o que no lo sabía. Por suerte, este dato fue mucho mejor en 2019, pues esa misma respuesta solo la dio un 4,20%. Prats también destaca que en 2019, en un 68,45% había pasado menos de un año desde la última medición (la cifra más alta de los tres años), y que en 2018, en un 30,33%, había pasado más de un año (el porcentaje más alto).
En los tres años de campaña, en la mayoría de las ocasiones las tomas de presión se hicieron con aparatos automáticos y en el brazo izquierdo.
Conclusiones
Según Prats, de todos los resultados obtenidos se pueden extraer la conclusión de que “las determinaciones de presión arterial protocolizadas realizadas por un profesional sanitario como el farmacéutico comunitario han permitido identificar un número significativo de sujetos con presión arterial elevada y no tratada.
Además, defiende que la farmacia puede ser un lugar óptimo para el cribado de personas que no frecuentan los centros de salud.
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