Un equipo de investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) y el Instituto Catalán de Oncología (ICO), liderado por Alberto Mussetti, ha publicado un estudio sobre los efectos de la covid-19 en 24 pacientes con cáncer hematológico durante el primer mes de la pandemia. El estudio también ha analizado los cambios registrados en el área de Hematología del ICO durante este periodo. Los resultados publicados en la revista Cancer Reports verifican tanto "el aumento de mortalidad en pacientes onco-hematológicos infectados por el virus, como los efectos negativos indirectos derivados de la excepcional situación sanitaria".
Los datos de este estudio indicarían, según ha informado hoy el Idibell, que los enfermos con cáncer no tienen más riesgo de contagiarse que el resto de la población, ya que el porcentaje de infección (0,5%) no parece tan diferente al de otras personas de la misma área geográfica durante el mismo intervalo de tiempo (0,4%). Probablemente el confinamiento preventivo riguroso de estos pacientes haya ayudado a frenar este riesgo. Por desgracia, sin embargo, se confirma un incremento en la mortalidad de los pacientes onco-hematológicos (46%) respecto al resto de infectados sin cáncer (10% entonces; actualmente la mortalidad intrahospitalaria ha mejorado).
Los investigadores observan un deterioro respiratorio más rápido y severo en estos pacientes que en el resto de infectados. No se puede descartar que el cáncer hematológico, así como los tratamientos inmunosupresores, estén relacionados con la muerte de estos 24 pacientes con COVID-19. Aun así, “la causa de la muerte en todos los casos ha sido la insuficiencia respiratoria. Por tanto, creemos que el SARS-CoV-2 ha jugado un papel clave en sus muertes”, explica Mussetti. Otros estudios internacionales han confirmado los mismos resultados observados en el ICO durante la primera ola de la pandemia.
Retraso en el diagnóstico oncológico
El equipo pone datos al colapso que el sistema sanitario ha sufrido a causa de la situación de emergencia. La mortalidad hospitalaria de pacientes sin COVID-19 también aumentó; concretamente, un 56% durante el primer mes de pandemia. Este resultado coincide con una bajada en el nombre total de nuevas admisiones en el área de hematología, que cayó un 35% respecto a los tres meses previos. Este hecho sumado a la baja disponibilidad de los servicios quirúrgicos y radiológicos, habría dado lugar a un retraso en el diagnóstico oncológico. Los mismos resultados han sido observados en todo el sistema de salud pública durante los meses sucesivos.
No obstante, en esta situación de excepcionalidad, la reducción de visitas presenciales de seguimiento ha estado substituida casi por completo por visitas telefónicas. Esta introducción acelerada de servicios de telemedicina incrementó un 581% el número de consultas telefónicas y ha ido mejorando desde la primera ola de la pandemia. Se espera mantener y seguir desarrollando este sistema, que mejora la calidad de vida de los pacientes y evita una exposición innecesaria.
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