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martes, 16 de marzo de 2021

Detectar conductas suicidas también es posible desde la farmacia comunitaria

Profesión
gemasuarez
Mar, 16/03/2021 - 08:00
Protocolo de actuación
En España se producen unos diez suicidios al día, una cifra que es más del doble de las muertes que se deben a los accidentes de tráfico
En España se producen unos diez suicidios al día, una cifra que es más del doble de las muertes que se deben a los accidentes de tráfico

Los farmacéuticos pueden tener contacto con personas que están contemplando o planeando un suicidio, convirtiendo esta oportunidad en determinante para ofrecerles ayuda. Por este motivo son parte fundamental de la Estrategia de Prevención del Suicidio del Gobierno de Aragón.

Tanto es así que el Gobierno de Aragón y los COF de  Zaragoza, Huesca y Teruel han organizado el curso Prevención Suicidio: ¿Puede hacer algo el farmacéutico?, con el objetivo de reforzar la capacidad de actuación de estos profesionales en la salud y el bienestar de los pacientes con enfermedades mentales y, especialmente, en la prevención del suicidio. La formación corre a cargo del psicólogo clínico José Antonio Aldaz Armendáriz y las psiquiatras Ana Serrano Ferrer y Maite Lanzan Sancho, que abordará, entre otros temas, los datos epidemiológicos y el riesgo de suicidio en las patologías mentales. Además se aportarán estrategias de comunicación con el usuario de riesgo en la farmacia, así como herramientas de evaluación del riesgo y, en su caso, pautas de actuación.

En declaraciones a CF, Isabel Irigoyen, coordinadora Estrategia Prevención Suicidio en Aragón, afirma que España es uno de los países de Europa con menores tasas de suicidio, “pero no por ello la realidad es menos dramática”. “En nuestro país –continúa- se producen unos diez suicidios al día, una cifra que es más del doble de las muertes que se deben a los accidentes de tráfico. Y, además, por cada suicidio existen del orden de unas veinte tentativas, es decir, intentos fallidos a veces con secuelas físicas muy importantes”.

Según la experta, la tasa de suicidio cambia de año a año, “pero en un margen pequeño”, pero, a su juicio, “lo más importante es saber que esta tasa no es igual en todos los territorios y eso en buena medida se debe a los planes de prevención del suicidio porque hay constancia de que la inversión en prevención es eficaz y puede evitar muchas de estas trágicas muertes”.

Berta Sáez, rectora de la Universidad San Jorge; Raquel García, presidenta del Consejo Autonómico de los COF de Aragón; Isabel Irigoyen, coordinadora Estrategia Prevención Suicidio en Aragón y José Antonio Aldaz, psicólogo clínico y ponente del curso.
Berta Sáez, rectora de la Universidad San Jorge; Raquel García, presidenta del Consejo Autonómico de los COF de Aragón; Isabel Irigoyen, coordinadora Estrategia Prevención Suicidio en Aragón y José Antonio Aldaz, psicólogo clínico y ponente del curso.

Y es aquí donde el farmacéutico tiene su papel, sobre todo en la detección de casos. Para Irigoyen la relación de confianza entre farmacéutico y las personas que acuden a su establecimiento, juega a su favor. “Además, los fármacos prescritos proporcionan información al farmacéutico sobre las posibles patologías presentadas, especialmente en el caso de la depresión o ansiedad y las patologías álgicas. Por todo ello, el farmacéutico puede convertirse en un agente comunitario clave que sepa realizar una lectura del riesgo y en caso necesario actuar”.

Signos de alarma

Por ello, debe estar atento a los signos de alarma, aunque, como advierte la coordinadora de la Estrategia Prevención Suicidio en Aragón, “las conductas suicidas son muy complejas y pueden presentarse de muy diferentes maneras: a veces de forma impulsiva y otras con largas planificaciones”.

No obstante, insiste en que puede estar alerta de las señales directas, es decir, “comentarios desesperanzadores sobre el deseo de morir o de no aguantar más”, o indirectas, como  el “acúmulo de medicación, conductas abandónicas, despedidas extrañas, ausencia de planes de futuro, etc.”.

En cuanto al perfil de quien tiene ideas suicidas, la psiquiatra resalta que no existe un perfil único. “Sabemos que en España por cada suicidio de una mujer se producen tres muertes de varones. Las edades extremas de la vida son las de más riesgo, en primer lugar las personas de más de 70 años y en segundo lugar las que tienen entre 15 y 29 años. El suicidio se da en la gran mayoría de los casos en personas con un grave sufrimiento psíquico que les condiciona una visión desesperanzada y sin futuro de su situación. Lo que quieren es escapar a ese sufrimiento insoportable”, detalla.

Por otra parte, declara que cualquier patología puede estar detrás de estas conductas, eso sí, “la más prevalente es la depresión”, confirma la especialista que también añade: “Las enfermedades mentales graves privan en muchas ocasiones al individuo de la libertad de poder vivir acorde a sus expectativas generando un gran sufrimiento, y ese es el caldo de cultivo de la ideación suicida. Y nadie de nosotros estamos libres de poder padecerlas, nadie tiene inmunidad absoluta frente a las enfermedades mentales”.

¿Qué hacer y qué decir?

Preguntada por qué tiene que hacer el farmacéutico cuando detecta un caso de estas características, la experta afirma que siempre que sea posible es clave hablar en un espacio de privacidad y con suficiente tiempo con ese sujeto, “sin miedo a nombrar las palabras muerte o suicidio”.

También propone “tratar de indagar sobre los motivos que le llevan a pensar en la muerte y sobre la planificación existente. Este punto es esencial, ya que en caso de detectar ideas de suicidio con planes evidentes debe intentarse que nos autorice a  informar a su familia para que le supervisen y acompañen a un servicio de Urgencias”. Y añade: “Si el riesgo del paso al acto fuera inminente la gestión de la crisis compete a los servicios de Emergencias (112) a los que hay que avisar garantizando la seguridad hasta que lleguen”. En otras ocasiones señala que el farmacéutico “puede intervenir además bloqueando la dispensación o informar a los médicos de Atención Primaria a través del propio programa informático”.

En su opinión, lo fundamental es una “actitud empática y comprensiva, poniéndonos en el lugar de esa persona que no ve sentido a seguir viviendo así”.

Otros aspectos importantes son “no juzgar ni dar consejos fáciles”. Sobre este asunto, propone “huir de las frases estereotipadas”.

También pone el foco en la comunicación no verbal del sujeto y también en la del profesional y que hace referencia a la postura, la proximidad, los gestos, etc. “Es otro elemento a observar y cuidar. Nuestro objetivo no es actuar como terapeutas sino explorar el riesgo y poder desplegar luego actuaciones en función de este”.

Respecto al lenguaje defiende que “debe adaptarse al entorno cultural de la persona y no eludir en ningún momento por incómodo que nos parezca nombrar la muerte”. Precisamente, sobre esta cuestión, la experta sostiene que existe la creencia generalizada de que hablar del suicidio puede inducir a ello. “Nada más lejos de la realidad –constat-. Los psiquiatras y psicólogos hablamos de ello abiertamente con nuestros pacientes sabedores de que es crucial acometerlo, puesto que puede suponer  un alivio para el paciente y en todo caso nos permite discriminar el riesgo y ofertarle la ayuda que necesita”.  

Tratamiento

En cuanto al tratamiento, comenta que estas personas necesitan atención especializada por un equipo de salud mental. “La complejidad de esta situación en cada una de las personas la analizamos con detalle para proporcionar la mejor atención. En ocasiones es suficiente con la atención ambulatoria en consulta, en otros casos pueden necesitar hospitalización psiquiátrica total o parcial”, detalla.

En favor de estas intervenciones, alega que, “pese a lo que pueda parecer, “pueden ser muy exitosas y personas que parecería que tienen una determinación al suicidio pueden abandonar esta idea y continuar con su vida de forma normalizada”.

La prevención es posible

Irigoyen está convencida de que en salud mental “la prevención es posible pero hay que realizar inversión y trabajar durante años”. Según su experiencia, “no es un cometido que pueda lograrse rápidamente al igual que ocurre en otras facetas de la medicina”.

En este punto menciona que hay planes preventivos exitosos que han conseguido disminuir el número de conductas suicidas y de muertes y menciona a la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomienda cómo llevarlos a cabo. “En ese sentido, la Estrategia de Prevención del Suicidio en Aragón –detalla- se ha diseñado como un plan multinivel basado en acciones factibles y testadas previamente. Vamos a implementar actuaciones en trece áreas relativas a los medios de comunicación, a los cuerpos y fuerzas de seguridad, a las personas mayores, a los adolescentes, jóvenes y universitarios, etc..….y por supuesto con los farmacéuticos de Aragón”.

En primera persona

Andrea Vera es farmacéutica comunitaria en Zaragoza y es una de las profesionales que está participando en el curso incluido dentro de la Estrategia para la Prevención del Suicidio en Aragón.

Andrea Vera, farmacéutica comunitaria que se está formando en prevención del suicidio.
Andrea Vera, farmacéutica comunitaria que se está formando en prevención del suicidio.

Como explica a este medio, decidió comenzar esta formación porque, en su opinión, “este tipo de muertes, por desgracia, ocurren más a menudo de lo que creemos, ya que si revisamos la incidencia anual podemos ver que existe un mayor número de suicidios que de accidentes de tráfico, por ejemplo”.

En su opinión, “es importante concienciar de este problema y tratar de buscarle soluciones”, entendiendo que la farmacia puede ser una vía para encontrar esa solución. De hecho, defiende que desde la farmacia muchas veces pueden ser capaces de “detectar si decae el ánimo en el caso de un paciente con un tratamiento antidepresivo, por ejemplo, lo cual puede ser un indicador inicial de alerta ante estas situaciones”.

En la línea de lo que expresaba Isabel Irigoyen, coordinadora Estrategia Prevención Suicidio en Aragón, si desde el mostrador observan que existe algún problema o intuyen por su comportamiento que el paciente puede tener intenciones o pensamientos suicidas, “el farmacéutico estaría capacitado para poder aplicar el protocolo adecuado de actuación y así poder tratar de que reciban la ayuda que necesitan de profesionales cualificados”. Asimismo, añade que también detectar un mal uso de la medicación, “ya que, a veces, los pacientes no respetan la posología que tienen pautada, lo que puede llevar a una sobre o infradosificación de la medicación”.

Además, entiende que, ya que un elevado porcentaje de suicidios se dan en personas que presentan un trastorno mental con posibilidades de tratamiento,  hace que la detección precoz sea crucial.

Las boticas de Aragón se están formando para conocer a fondo este problema y saber actuar y derivar en caso necesario. Off Gema Suárez Mellado Farmacia Comunitaria Off

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