La jornada Gestión eficaz de las unidades de cuidados, emitida a través de la plataforma Educa-med, ha puesto de manifiesto que la coordinación y la gestión de las unidades de cuidados es una responsabilidad de Enfermería, por lo que ejercer un buen liderazgo y una administración eficaz se convierten no sólo en una necesidad, sino en una obligación de cara a facilitar, de un modo ordenado, coherente y ético, la prestación de cuidados en las unidades asistenciales.
Según expuso Juan José Tirado, presidente del Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (Cecova) y moderador de la jornada, la gestión de estas unidades es una responsabilidad que corresponde a Enfermería “por sus funciones y competencias”, reiterando que ello requiere “diligencia en la toma de decisiones, capacidad para resolver conflictos y alta aptitud para la gestión de los cuidados de calidad”. En la actualidad, en especial por el tsunami sanitario que ha supuesto la pandemia, en las unidades de cuidados se precisa el rol de la enfermera gestora, que involucre a su personal en las tareas asistenciales y que muestre cualidades de líder. “Desempeñar un buen liderazgo y una administración eficaz se convierte para las enfermeras en una necesidad”, lo cual “permitirá que funciones administrativas y el buen clima laboral -a pesar del estrés asistencial-, den pie a actividades docentes y de investigación que desarrollen cada día más nuestra profesión”.
Artífice del cambio
¿Y cuáles son las claves concretas para desarrollar ese liderazgo? Para Domingo Muñoz, doctor en Enfermería por la Universidad de Sevilla y presidente de International Nursing Network, un líder en Enfermería “debe ser un artífice de cambio, ser creador de una nueva cultura profesional y sustentar una doctrina profesional”. En su opinión, el líder es esa persona “capaz de canalizar la atención de los involucrados y dirigirlos hacia ideales comunes”, en especial “predicando con el ejemplo” y, sobre todo, “la humildad”. Para Muñoz, este último aspecto es básico porque “es un modo de estar y de relacionarse que tiende a dejar espacio a los demás” y “permite continuar mejorando”.
Por todo ello, Muñoz insistió en que el supervisor, gestor o responsable de Enfermería debe “reunir cualidades de líder”, lo cual también le permite “fomentar la calidad asistencial del servicio” y motivar al grupo de profesionales a su cargo. De esta forma, puede dirigirles por el camino asistencial, administrativo, investigador y docente, sin olvidar la necesidad de “promocionar una continuidad asistencial a los usuarios” y “marcar los primeros pasos del proceso enfermero”. Entre los principios rectores de sus funciones, Muñoz expuso “las cinco C”: calidad integral, rigor científico, cuidados planificados, confianza y satisfacción y consenso y diálogo. Desde un punto de vista práctico, son claves que “genere y aumente sus habilidades y competencias en la gestión del cambio y el liderazgo a nivel local” y que también sea capaz de “liderar pequeños cambios” y gradualmente escalarlos a lo grande. También es importante que “organice redes y viajes al exterior para ampliar el conocimiento y comprensión” y muestre paciencia para afrontar los retos y conocer experiencias ajenas, que pueden enriquecer su labor, entre otros aspectos.
Aprendizajes para la Enfermería en tiempos de pandemia: fortalecer y visibilizar su labor
La jornada Gestión eficaz de las unidades de cuidados, también hizo hincapié en la importancia de extraer mensajes y lecturas de los escenarios cambiantes. Ana Paula Ruiz, coordinadora del Comité de Ética y Deontología del International Nursing Network (INN)- Portugal, analizó la situación durante la pandemia de la covid-19 a partir de un artículo de revisión publicado en Enfermería Activa, la publicación del INN. “Se identificaron cinco estudios que demuestran la percepción de las enfermeras gestoras en un momento de gran incertidumbre, miedos, desafíos y también oportunidades. Los hallazgos indican que en la percepción en el liderazgo y la gestión destaca dos aspectos: los positivos como estrategias para el desarrollo organizacional y los negativos como amenazas a la calidad de la gestión”, comenta.
Las enfermeras gestoras en la percepción de su gestión y liderazgo, apunta Ruiz, “defienden que deben liderar iniciativas para fortalecer y dar más visibilidad a la Enfermería”, lo cual también permitirá que “puedan tener voz activa en las reformas de los sistemas de salud en el futuro”. La colaboración y eficacia a las que se refieren los estudios contribuyen a sus percepciones de un entorno seguro en las organizaciones sanitarias, además de confirmar que “escuchando al equipo, descubrieron que el éxito no solo dependía de la Enfermería, sino también de las políticas de salud”.
Otras lecciones de la pandemia actual es que han descubierto que “hay muchos líderes informales” que se manifiestan en estos tiempos y que las experiencias previas, la creación de redes de partes interesadas, los sistemas de datos computerizados “marcan la diferencia”. Asimismo, destacaron la formación continua de equipos, basados en la resiliencia y mayor creatividad, “con un liderazgo integral, flexible y empoderador”. De forma gráfica, reiteró Ruiz, “se sienten orgullosas de la Enfermería...a pesar de estar exhaustas”.
Calidad y ética
La especialista también expuso que la importancia de los aspectos éticos del trabajo. Según apuntó, “el término calidad en sí mismo no es simplemente un término descriptivo, sino uno valorativo”, señalando que “la calidad, más que medida y cuantificada objetiva y científicamente, se estima mediante un juicio de valor que aclara u oscurece a qué se refiere”. Por todo ello, enfatizó, “hablar de calidad es situarnos ya en la entrada del mundo de la ética”. Ruiz concluyó que “las instituciones éticas son aquellas que subordinan sus actividades y estrategias a la reflexión ética previa y actúan de manera socialmente responsable” (Srour, 2000)
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