La farmacia está siendo un refugio para muchos durante la pandemia (en el primer mes de confinamiento más de 30 millones de personas acudieron a ella), pero no siempre es para bien. El trato cordial con los usuarios, la tónica dominante, se alterna a veces con negacionistas que entran sin mascarilla y/o amenazas, insultos o enfados con el farmacéutico por no dispensar un medicamento que necesita receta e incluso robos (sobre todo en los meses más duros del confinamiento), entre otras situaciones desagradables. "Siempre hemos sufrido agresiones y con el Observatorio se van a visibilizar, porque muchas veces se quedan en el mostrador", explica Miriam García, farmacéutica adjunta en Farmacia Malasaña (Madrid), en referencia alObservatorio de Agresiones a Farmacéuticos, puesto en marcha esta semana entre el Consejo General de COF y la Policía Nacional.
"Algunos negacionistas entran sin mascarilla y se niegan a que les atiendas en la calle" (Miriam García)
"A veces los episodios son una anécdota, pero otras veces van más allá, con mucha tensión y, aunque no sean tan graves como para ir a la policía, no se quedan registradas en ningún sitio", añade la farmacéutica, que niega haber tenido ningún robo en la céntrica botica donde ella trabaja: "Sí hubo algún robo en farmacias cercanas, y nos avisó la Policía para que tuviéramos cuidado".
A su vez, el farmacéutico salmantino Guillermo Martín Melgar, famoso tuitero con @Farmaenfurecida y autor del libro Esta farmacia es una cruz, considera que la creación de este Observatorio era muy necesaria: "Yo he tenido amenazas en redes sociales, pero también es muy necesario a nivel de mostrador para que la gente sepa que los farmacéuticos no somos el felpudo de nadie. Parece que somos una autoridad sanitaria menor y algunos pacientes llegan exigiendo. Se cortan con el médico, pero luego llegan a la farmacia y nos la montan a nosotros", afirma este farmacéutico, también adjunto.
"Los farmacéuticos no somos el felpudo de nadie" (Guillermo Martín)
En el mismo sentido se ha manifestado Jesús Aguilar, presidente del Consejo de COF, en la presentación de este Observatorio: "Los farmacéuticos no estamos acostumbrados a notificar las agresiones verbales o amenazas. Pero una agresión física o verbal que no se denuncia es un acto que no existe y facilita que vuelva a producirse”.
Aun con todo, una encuesta realizada por GAD3 para el Consejo General de COF sobre el Papel de la Farmacia en la crisis del covid-19, puso en evidencia el agradecimiento de la población con los farmacéuticos, ya que más del 90% de la población reconoció el servicio público que están prestando durante la crisis del coronavirus.
Negacionistas en acción
Sin embargo, al listado habitual de desencuentros en la farmacia con los pacientes este año la pandemia ha traído una figura nueva: el negacionista.
"Este año con la covid ha sido más complicado, porque hay una pequeña parte de la población que se niega a cumplir las medidas e incluso va a la farmacia a buscar el enfrentamiento, porque saben que en la farmacia sí las vamos a cumplir", señala. ¿Cuál es su actitud? "Llegan sin la mascarilla y se niegan a ponérsela en todo el momento. No les negamos la dispensación ni la atención, pero les decimos que esperen en la puerta y, cuando llegue su turno, les atendemos allí. No suele ser el caso que te respondan bien, sino que te insultan, diciéndote que esto es todo una mentira y que nosotros nos lo creemos. Después de gritar e insultar, suelen irse sin su medicación. No permiten que les atiendas fuera", apuntilla.
Agradecimiento a la Policía Nacional
Pese a todo, esta farmacéutica nunca he tenido que llamar a la policía, aunque tiene unas palabras de agradecimiento hacia la Policía Nacional: "Sobre todo cuando la farmacia era de los pocos sitios abiertos, la policía vino en numerosas ocasiones a darnos su apoyo y a dejarnos su teléfono directo. Me llamó la atención, porque fue iniciativa de ellos y se presentaron dos o tres veces", indica.
De hecho, Javier Galván, comisario de Policía Nacional e interlocutor policial nacional sanitario, intervino en la presentación del Observatorio para mostrar su apoyo a los farmacéuticos: "A los más de 10.000 sanitarios formados desde que comenzamos, queremos sumar a nuestros farmacéuticos en la adquisición de herramientas específicas para afrontar estas desagradables situaciones", apostilló.
No en vano, destacó la figura del interlocutor policial sanitario, recogida en la Instrucción 3/2017 de la Secretaría de Estado de Seguridad, cuya prioridad es la creación de acciones preventivas con medidas formativas de apoyo y asesoramiento sobre agresiones a los profesionales de la salud. De hecho, en los últimos meses los interlocutores policiales sanitarios provinciales tanto de Policía Nacional como de Guardia Civil están impartiendo charlas a farmacéuticos, como ya ha publicado este medio, en provincias como Ciudad Real, y firmando acuerdos para proteger a la población más vulnerable en el marco del Plan Mayor Seguridad con COF como los de Valladolid y Toledo.
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Conflictos con las recetas
Uno de los problemas más frecuentes a los que se el farmacéutico se enfrenta "casi a diario", según Miriam García, es la dispensación de un medicamento que necesita receta, un requerimiento obligatorio para este profesional sanitario, cono establece la Ley de Garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios. De hecho, una de las infracciones graves contempladas en la norma es dispensar medicamentos sin receta, cuando ésta resulte obligada.
"Algunos pacientes no entienden que hay medicamentos que necesitan prescripción médica. Pero es más complicado hacerles entender que la prescripción que traen no es válida", matiza. Y concreta con situaciones en que la receta no cumple con el formato oficial, a lo que el paciente suele responder: "Esto es lo que a mí me ha dado el médico", subraya esta farmacéutica que tiene una cuenta en Twitter, RecetasenServilleta, "para el desahogo farmacéutico".
A su vez, el farmacéutico salmantino Martín Melgar señala este problema, especialmente acuciante con los psicotrópicos, pastillas para dormir...: "Afectan a los nervios y aquí la receta es muy obligatoria. La gente no puede entenderlo, ni con los antibióticos", asegura.
Sin embargo, Martín Melgar confiesa no haber vivido situaciones violentas: "Aquí en Salamanca nos conocemos todos, y la gente está muy concienciada. Tampoco entra nadie sin mascarillas, porque los primeros que le increpan son el resto de pacientes", relata. Eso sí, tiene compañeros que han tenido "broncas gordas por este tema y a otros les han insultado mucho", admite.
Relación con los médicos
¿Qué hace el farmacéutico en esos casos? "La mayoría de las veces intentamos contactar con el médico. A veces, el médico nos ha dicho que en ese momento no tenía el formato oficial, que se lo dispensáramos y nos hacía llegar la erecta válida por correo electrónico. Llegamos a soluciones, pero hay también un pequeño porcentaje de médicos que se niegan a hacer otra receta, y dicen que con ese formato es válido", añade.
¿Cómo lidian con estos médicos reticentes? "Les intentamos explicar la normativa (Real Decreto 1718/2010, de 17 de diciembre, sobre receta médica y órdenes de dispensación) que establece la obligatoriedad de formatos oficiales para que los farmacéuticos podamos mantener la custodia de las recetas, pero te dicen: Ya, pero éstas son las que tengo, y te cuelgan". Miriam García comenta que cuando al farmacéutico le ocurre esto delante del paciente, éste le dice: "Pues ya le ha escuchado usted. Me lo tiene que dar".
Eso sí, la farmacéutica rompe una lanza en favor del auge de las recetas electrónicas privadas: "Es de lo poco bueno que nos ha traído la pandemia: veo muchas más prescripciones digitales. Es verdad que a veces no llegan firmadas, pero al menos es el formato oficial. Funcionan bastante bien. Incluso médicos que antes hacían la receta en un papel, ahora la generan en la web del Colegio de Médicos y lo envían. Lo han hecho delante de mí y tardan dos minutos".
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