La alarma saltó la semana pasada con la publicación en The Lancet Child and Adolescent Health de un estudio, sin participación española, efectuado por varios profesores de las universidades británicas de Newcastle y Edimburgo, en el que analizaban con datos oficiales la mortalidad infantil por covid-19 en siete países: Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Alemania, España, Francia y Corea del Sur.
“La tasa más alta de muertes por cada 100 000 niños se registró en España (0,64% en niños de 0 a 9 años; 0,53% en niños de 10 a 19 años) y la más baja en Corea del Sur (0 muertes en niños de 0 a 9 años y de 10 a 19 años)”. En concreto, y hasta febrero de este año, en Estados Unidos habían fallecido por covid 67 niños de 0 a 4 años y otros 67 de 5 a 14 años; en el Reino Unido, 7 niños de 0 a 9 años y 22 de 10 a 19 años; en Italia, 8 y 10 en esos mismos tramos; en Alemania, 9 y 4; en Francia, 7 y 4; en Corea del Sur ninguno; y en España, 28 y 26.
Enseguida, heridos en su orgullo profesional y perplejos ante unos datos que les parecían exagerados, los pediatras españoles empezaron a protestar en las redes sociales y a investigar esos resultados. La Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP) y la Sociedad Española de Cuidados Intensivos Pediátricos (SECIP), que llevan un registro de niños con infección por SARS-CoV-2, informaron de que en sus cuentas solo aparecían siete niños fallecidos.
La inmunidad de los niños
La polémica coincidía con la presentación del Estudio epidemiológico de las infecciones pediátricas por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 (EPICO), en el que un registro de casi 1.000 casos pediátricos de covid-19 atendidos en 76 hospitales de 17 autonomías, coordinado desde el Instituto de Investigación del Hospital 12 de Octubre de Madrid, en colaboración con la Asociación Española de Pediatría, confirmaba la benignidad de la enfermedad en los niños.
De los 1.026 reclutados hasta el pasado 3 de marzo, 859 presentaron RT-PCR positiva al ingreso, el 49% refirió un contacto conocido positivo y 618 tuvieron que ser hospitalizados. El 30% de estos ingresados presentaron alguna complicación, en su mayoría de tipo cardiaco, y el 15% precisó ingreso en una Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP). “No se incluyen pacientes con síntomas leves que acuden a centros de Atención Primaria, donde se ven la mayoría de los niños con covid”, explicó Alfredo Tagarro, coordinador del estudio junto a Cinta Moraleda. De hecho, “se calcula que menos del 0,02% de niños con covid-19 precisan ingreso en UCIP”.
Ese estudio no concretaba el número de niños fallecidos, pero, en declaraciones a Diario Médico, María José Mellado, presidenta de la AEP, estima que la cifra recogida en el estudio británico ha triplicado los casos; es decir serían alrededor de 15-20 niños fallecidos por covid-19 en España desde el comienzo de la pandemia, en línea con las cifras de Italia o Francia. The Lancet Child and Adolescent Health no tendría la culpa, pues se ha limitado a recoger los datos oficiales.
Alertada desde las sociedades de Pediatría, la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad se movilizó para revisar los datos, pidió a las consejerías autonómicas que hicieran otro tanto y descubrió que sobre todo una de ellas -no han querido especificar cuál, aunque las sospechas recaen sobre Cataluña- habría aportado la mayoría de los casos erróneos. En las estadísticas de Madrid y Cataluña figuraban 49 de esos 54 menores fallecidos: 14 la primera y 35 la segunda, como adelantó la web Niusdiario.
Diferencias contables
“Se trata de un error informático”, ha reconocido a Diario Médico Marina Pollán, directora del Centro Nacional de Epidemiología, del Instituto de Salud Carlos III. "Se debe a que al procesar los datos de personas de más de 100 años algunos de los sistemas los contabilizan como menores: si tenían 103 como niños de 3 años, 104 como uno de 4, y así". El último informe ya se ha corregido y el grupo de menores de 10 años ha pasado de 31 fallecidos desde marzo de 2020 a 11, y hasta los 19 años aparecen 17 adolescentes fallecidos.
"Son errores puntuales que, aunque sean pocos, hace que estadísticamente al estar hablando de unas cifras tan bajas aumente exponencialmente el porcentaje”, decía en Niusdiario Pere Soler, de la unidad de Patología Infecciosa e Inmunodeficiencias de Pediatría del Hospital Valle de Hebrón, de Barcelona. Marina Pollán añadía a DM que se han corregido de paso otros errores menores. “Los fallos están en el origen, en los datos que pasan las autonomías al Carlos III. Hay que tener en cuenta que manejamos unos tres millones de registros, y que los sistemas de vigilancia epidemiológica no son uniformes en todo el país”.
La presidenta de la AEP, María José Mellado, anota además otras distorsiones en los tramos de edad: “En algunos países y en algunas autonomías y hasta en hospitales varían los límites de edad. Unos hacen dos grupos, de 0 a 9 años y de 10 a 19, pero otros terminan la niñez a los 15 años, y a partir de ahí son adultos”.
En los informes periódicos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Renave) distribuyen el primer grupo de edad hasta los 15 años, y luego le sigue otro de 15 a 29 años. En su último informe, del 17 de marzo, contabilizan solo 6 muertes hasta los 15 años y 61 entre 15 y 29 años. Una nota a pie de página aclara escuetamente: “Las defunciones notificadas a la Renave en estos grupos de edad disminuyen en este informe respecto a informes previos, después de una verificación y actualización de los datos de vigilancia realizada el 17 de marzo de 2021”.
María José Mellado añade que la sobrecarga asistencial en algunos periodos pudo situar a algunos adolescentes en unidades de adultos, no pediátricas, y es posible que algunas de esas muertes se contabilizaran en otro grupo, no en el pediátrico. Asimismo, el último grupo de edad suele ser el de mayores de 80; no existe uno de mayores de 100, lo que dificulta en parte el rigor contable. Tanto desde las sociedades de Pediatría como del Ministerio han acordado enviar una rectificación a The Lancet para que corrija los datos.
Descoordinación estadística
Al margen de esta pequeña polémica, que vuelve a poner de manifiesto la descoordinación estadística en España ya observada a lo largo de la pandemia por las diferencias autonómicas, Mellado, que dirige en el Hospital La Paz, de Madrid, el Servicio de Pediatría y Enfermedades Infecciosas, pone de relieve el importante papel que están teniendo en la atención de los niños contagiados por el SARS-CoV-2 las sociedades específicas pediátricas, como la de Cardiología, la de Intensivos o la de Infectología. “Afortunadamente, por su sistema inmune, por las vacunas que reciben o por lo que sea, los niños resisten muy bien a la covid-19, y casi todos los más graves tienen por desgracia otras comorbilidades”.
Confirma por otro lado la casi desaparición de otras infecciones, como la del virus sincitial o la gripe, “seguramente por las medidas higiénicas y de control que se han tomado” o quizá, aventura, porque el SARS-CoV-2 ha desplazado a esos virus estacionales. Esas medidas también han servido para que la vuelta a los colegios no haya sido tan contagiosa como algunos presagiaban. “Ahora, además de acelerar lo que podamos el desarrollo y administración de las vacunas, hay que seguir cuidando las secuelas en algunos pacientes pediátricos y, sobre todo, las afectaciones emocionales que el confinamiento y las restricciones están teniendo en muchos niños, en especial los más desfavorecidos”.
Errores contables y diferencias autonómicas habían inflado el número de niños fallecidos. La reacción de los pediatras ha subsanado la distorsión. coronavirus Off José R. Zárate Microbiología y Enfermedades Infecciosas Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/2P330yR
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