Todo apunta" a la administración de una "tercera dosis de refuerzo" de la vacuna de Pfizer para protegerse contra Covid-19. Son las palabras pronunciadas por la ministra de Sanidad, Carolina Darias. ¿Realmente no es suficiente la pauta con dos inyectables? ¿Cuándo comenzaría a suministrarse el extra? ¿Es urgente? ¿Sería ético hacerlo cuando aún hay personas sin inmunización? ¿Existe otra manera de aumentar la protección sin necesidad de pasar por un tercer pinchazo?
El revuelo está servido, sobre todo teniendo en cuenta que hace apenas dos semanas, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) descartaba la urgencia de dicho refuerzo: "Es demasiado pronto para decidir si será necesaria una dosis de refuerzo. No hay suficientes datos provenientes de las campañas de vacunación y de las investigaciones para saber cuánto durará la protección de la vacunas de la Covid-19".
En la misma línea se mostraba la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien instaba a los Estados miembros a ser "extremadamente cautos" y no verse "tentados" a la tercera dosis. "Los datos no justifican por el momento" esta medida e incrementaría la desigualdad entre los países. Según cifras facilitadas por la Universidad de Oxford, apenas un 25,9% de la población mundial se ha inmunizado al menos con una dosis y sólo el 1% de los países más desfavorecidos ha recibido un pinchazo.
Ambos organismos quisieron aclarar la cuestión a raíz de que Israel decidiera ofrecer una inyección de refuerzo de la vacuna de Pfizer. "Se dieron cuenta de que aumentaba significativamente el número de casos Covid-19 en mayores de 65 años que ya habían sido vacunadas con las dosis dosis ocho meses atrás", explica Jordi Reina, experto virólogo del hospital universitario Son Espases de Palma (Islas Baleares).
El punto de inflexión lo ha puesto la variante Delta. Según la EMA, es entre un 40% y un 60% más contagiosa que la alfa y se cree que en menos de un mes, será la causa del 90% de las infecciones por covid en la UE (en España, ya hemos alcanzado este punto). En palabras de Reina, "el índice de transmisión multiplica casi por tres el de la cepa convencional".
La propuesta de Pfizer a este escollo es precisamente el inyectable de refuerzo, con el objetivo de aumentar los anticuerpos y la capacidad para bloquear a Delta. En este punto, cabe subrayar que "no hay ensayos clínicos que apoyen esta tesis", aclara el virólogo español. Quizás, lo más sensato sea avanzar al máximo en la cobertura vacunal con las dos dosis. "No parece muy ético poner dosis de recuerdo cuando mucha gente sigue sin protección. Creo que es prioritario conseguir la inmunidad del 80%-90% de la población antes de empezar con el tercer inyectable".
Tal y como argumentaba hace unos días el principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno de EEUU, Anthony Fauci, dos dosis de las vacunas Pfizer y Moderna protegen contra la Delta. No obstante, no descarta que más adelante haya que recurrir a la tercera dosis. "Es totalmente concebible, tal vez probable", pero aún es muy pronto para que el gobierno recomiende otra dosis. "Actualmente se están llevando a cabo estudios para revisar la viabilidad de si debemos administrar una dosis de refuerzo y cuándo debemos hacerlo".
No es el momento
Varios inmunólogos de la Sociedad Española de Inmunología (SEI) coinciden con esta postura, según informa Soledad Valle. "Antes de poner una tercera dosis de la vacuna contra el SARS-CoV-2 hay que mirar la respuesta inmunológica en las células T de las personas vacunadas y no solo los anticuerpos. No es el momento del debate de la tercera dosis", argumenta África González, catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo.
Para la catedrática, sólo habría dos circunstancias en las que se planteara esa tercera dosis antes de finalizar el año: que existieran reinfecciones frente a la misma variante y se viera que la memoria inmunitaria disminuye o que surgieran nuevas variantes antes las que las vacunas que conocemos no estuvieran respondiendo". Sin embargo, estos dos supuestos más que una tercera dosis de las mismas vacunas, según la experta, requerían de una nueva vacuna.
Los expertos y organismos internacionales están de acuerdo en que aún no es el momento de plantearse la tercera dosis y hasta que no haya datos que la justifiquen, quizás se pueda ir planteando que "mejor que una dosis de refuerzo sería reactualizar dicho inyectable con la variante genética" que sea necesaria.
Mientras tanto, la investigación continúa progresando y hoy mismo, se ha hecho público un estudio británico que señala la posibilidad de distanciar el tiempo entre las dos dosis de Pfizer para lograr niveles generales de anticuerpos más elevados, aunque esto supondría una caída de la protección a corto plazo, tras la primera inyección. Podría ser una nueva estrategia contra la variante delta, pero reduciría la eficacia de la primera dosis.
En este sentido, Jordi Reina se ciñe a la ficha técnica de Pfizer y el intervalo indicado en la misma, "basado en los ensayos clínicos realizados". Además, recuerda, "se ha visto que el distanciamiento es una de las causas descritas por las que se generan nuevas variantes. Se recomienda no distanciar más allá de lo estipulado en la ficha técnica", asevera.
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