La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha alertado de las consecuencias de la denominada fatiga pandémica, que afecta a la salud mental del conjunto de la ciudadanía y muy especialmente a los profesionales sanitarios, que sufren sus consecuencias tanto a nivel personal, social y laboral.
En el caso de los profesionales de enfermería, las consecuencias son mayores, ya que están 24 horas con los pacientes y ello les ocasiona mucho desgaste emocional. Algunos, incluso, padecen fatiga por compasión, un síndrome específico de sanitarios que afecta mucho más a los enfermeros debido al estrés generado al estar en contacto con pacientes que se hallan en estado de profundo dolor.
En este contexto, Satse recuerda que, antes de la pandemia, ocho de cada diez enfermeras ya reconocían sufrir gravemente estrés y la mitad padecer el síndrome del profesional quemado (burnout), y ha denunciado que las diferentes administraciones sanitarias no han puesto en marcha los programas y gabinetes de apoyo necesarios para dar respuesta a las necesidades de atención psicológica de los profesionales sanitarios que llevan casi un año “sufriendo una gran carga de ansiedad, estrés, impotencia y, en muchos casos, de grave desgaste emocional por su labor contra la pandemia de la covid-19”, explican desde el sindicato enfermero.
Desde la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental (Aeesme), su presidente, Francisco Megías Lizancos, asegura que desde los centros y servicios no se está haciendo lo suficiente en pro de la salud mental de las enfermeras y de los otros profesionales.
-PREGUNTA: ¿Se está cuidando la salud mental de las enfermeras en esta crisis de salud pública sin precedentes?
-RESPUESTA: Hablando de la salud mental de los profesionales en general y de las enfermeras en particular, tendríamos que tener en cuenta que el primer eslabón para la salud mental es la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades asociadas en este caso a la salud mental.
Realmente en esto hay dos agentes principales implicados, el primero es el propio profesional y el segundo la empresa en la que desarrolla su trabajo. La persona siempre, y a lo largo de su vida, debe de trabajar su autocuidado, ya que esto es una función humana reguladora que debe de aplicar la persona de manera deliberada con el fin de mantener su estado de salud, algo que ya decía la gran teórica enfermera que fue Dorothea Orem. En situaciones de crisis, como es el estado de pandemia de la covid-19, esta cuestión de acción personal se complica porque los factores estresantes que inciden en la vida del profesional son tan fuertes y constantes que dificultan la acción del autocuidado.
Por otro lado, hay que decir que las empresas se han preocupado muy poco por la promoción de la salud. Han hecho algo en la prevención de la enfermedad, pero sin contemplar, la mayoría de las veces, los aspectos psicosociales del enfermar. De hecho, desde los centros y servicios no se está haciendo lo suficiente en pro de la salud mental de las enfermeras y de los otros profesionales. La presión asistencial, el desconcierto ante los estragos que está haciendo la pandemia, el estrés y la ansiedad que genera todo ello, repercute directamente en los aspectos emocionales de los profesionales.
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-P: ¿Hay programas y gabinetes de apoyo necesarios para dar respuesta a las necesidades de atención psicológica de este colectivo?
-R: Sobre el apoyo psicológico a las enfermeras, existe un programa del Ministerio de Sanidad que se gestiona desde el Consejo General de Enfermería junto con los colegios provinciales. A su vez, la Aeesme responde al apoyo que le solicitan distintas entidades: colegios profesionales, facultades, etc. Un ejemplo de ello es el taller permanente sobre Herramientas para las enfermeras en el autocuidado post Covid-19 que el Colegio de Enfermería de Granada ha puesto en marcha con el apoyo de la Aeesme, que además, tiene una línea abierta para consulta y apoyo para cualquier profesional que lo necesite.
-P: Como experto, ¿qué balance hace de la salud mental de las enfermeras en esta pandemia?
-R: Los profesionales de enfermería están trabajando en primera línea, repercutiendo sobre ellos el peso que supone la tarea diaria. Es muy difícil soportar un turno de trabajo en el que se han contado 5 exitus de media por turno durante mes y medio y algunos días hasta 8 fallecidos, entre ellos personas muy jóvenes.
Las enfermeras tienen las mismas preocupaciones respecto a la pandemia que la población en general pero con un añadido muy importante, que es la cercanía a este problema de salud tan importante.
Diariamente se enfrentan al desconcierto que suponen las nuevas variantes del virus, a la preocupación de llevar el virus a casa y contagiar a algún familiar, a contagiarse ellas mismas lo que les obligaría a no poder desarrollar actividades personales con sus hijos, otros familiares y amigos. Todo ello viene a afectar negativamente a la salud de los profesionales.
-P: ¿Cuántos profesionales de enfermería calcula su sociedad científica que necesitan ayuda debido al desgaste emocional que están sufriendo?
-R: Lógicamente nosotros no podemos saber cuántos profesionales necesitan ayuda, lo que sí le puedo decir, es que sería conveniente para atender a los profesionales desde un punto de vista preventivo y de apoyo emocional, que en los hospitales y otros centros socio-sanitarios los propios gerentes de crearan espacios de encuentro donde espontáneamente dichos profesionales se pudiesen reunir para hablar de las cuestiones que ocurren en el trabajo. Este espacio no debe de ser las consultas habituales ni las salas para grupos, sino un espacio distinto que propicie el relax, la conversación, la camaradería y que la gente pueda depositar verbalmente sus vivencias a la vez que facilita el rapport con otros compañeros y compañeras.
También se puede proponer la creación de Grupos de Ayuda Mutua. Estos grupos son referentes para personas que tienen un problema común, que lo identifican como problema y que se reúnen para mejorar la situación. Dichos grupos se organizan con mucha facilidad marcando día y hora de reunión y con el propósito de respetar la palabra de todos.
También hay que tener en cuenta que el desgaste emocional es muy acuciante en las enfermeras por motivos provocados por la propia Administración. Se abrió el Hospital Enfermera Isabel Zendal a costa de muchas enfermeras y auxiliares de otros hospitales de Madrid; las plantillas habituales en los centros quedaron muy mermadas y no se han repuesto ni con nuevas contrataciones ni con la vuelta a su lugar de trabajo de los profesionales de enfermería obligados a trabajar en dicho hospital.
-P: ¿Qué trastornos son los más comunes en estas situaciones?
-R: En primer lugar, y como respuesta de defensa, estamos observando situaciones de estrés con gran agotamiento mental y problemas de tipo físico con manifestaciones de insomnio, dolores difusos, cefaleas... También la ansiedad hace mella en estas situaciones y están apareciendo cuadros depresivos que obligan a bajas laborales.
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