El primer contagio autóctono de coronavirus en España se confirmó el 26 de febrero de 2020, cuando un hombre andaluz de 62 años que no había viajado a ninguna zona de riesgo dio positivo y tuvo que ser ingresado en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.
Antes de él, sólo se habían notificado un puñado de casos, todos importados o con contacto estrecho con alguien proveniente de una zona de riesgo, como el ciudadano alemán que llevó el virus desde Múnich a La Gomera y se convirtió, el 31 de enero, en el primer positivo detectado en nuestro país. "En España ni hay virus ni se está transmitiendo la enfermedad", había señalado Fernando Simón sólo unos días antes, el 23 de febrero.
Sin embargo, la realidad es que el virus ya circulaba en nuestro territorio, tal y como han confirmado, posteriormente, varias investigaciones. Hay constancia de que el nuevo coronavirus campaba a sus anchas -invisible para los sistemas de vigilancia- desde, al menos, mediados de febrero.
El consorcio SeqCovid que dirige Iñaki Comas, investigador del Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV-CSIC), ha podido reconstruir el periplo del patógeno desde los indicios de la pandemia gracias a la información que contiene su ARN. Guiados por el análisis genómico, estos científicos han elaborado un mapa de la diseminación del SARS-CoV-2, desde su llegada a su expansión en diferentes oleadas.
En España no hubo paciente 0, sino más de 500 introducciones independientes del virus
El estudio ha arrojado información muy interesante. Por ejemplo, que al contrario de lo que muchos creen, en España "no hubo un paciente 0" a partir del cual se derivaron el resto de contagios. "Lo que ocurrió se parece más bien a un bombardeo, a un fuego con muchos focos", ejemplifica Comas, que ha identificado más de 500 introducciones independientes del virus en el país, "la mayor parte a partir de mediados de febrero".
También, que al principio de la pandemia dominaron en España linajes A del virus, descendientes directos de los primeros que aparecieron en China, aunque es muy probable que llegaran a nuestras fronteras haciendo 'escala' en Italia.
De ellos, resultaron especialmente exitosos nueve genotipos, que se diseminaron gracias a eventos superpropagadores, algunos de los cuales se han podido identificar.
"Sabemos que el 23 de febrero de 2020 un funeral en Vitoria con asistentes sobre todo del País Vasco y de La Rioja originó un evento superdispersor", señala Comas, que también cita al partido Atalanta-Valencia de Champions como otro foco importante de contagios.
"Unos pocos genotipos del virus generaron un gran número de casos secundarios", señala el investigador. Particularmente, el genotipo SEC8 tuvo una rápida dispersión por todo el país, llegando a ser el 60% de los casos secuenciados antes del confinamiento debido a la conjunción de dos factores: varios eventos de superdispersión local y la movilidad que se produjo después.
Para Joan Caylà, portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología, el gran handicap en esas primeras semanas de pandemia es que la difusión del virus se produjo en un momento en el que había muchos casos de gripe en España. La epidemia habitual de todos los inviernos estaba en un momento álgido y eso hizo que muchos casos leves de coronavirus pasaran desapercibidos. "Si un paciente te llega entre diciembre y febrero con con fiebre, escalofríos, dolor muscular, etc, lo normal es que pienses en la gripe. Si hubiera sido en otra época quizás hubiera llamado más la atención, pero en aquel entonces, pasó desapercibido. Y eso llevó a un retraso diagnóstico", comenta.
Un estudio realizado por investigadores españoles de la Universidad de Oxford señaló, posteriormente, que entre el 4 de febrero y el 20 de marzo de 2020 las estimaciones de gripe se superaron en Cataluña en más de 8.000 casos. Según sus datos, se observa un incremento mucho mayor del esperado en los casos de gripe; sobre todo entre personas de entre 15 y 64 años, que experimentan un incremento en la incidencia de más del 20%.
"Nuestros datos sugieren que el SARS-CoV-2 circulaba antes del 25 de febrero y que diagnósticos de gripe han enmascarado infecciones por Covid en Atención Primaria, permitiendo que la transmisión comunitaria de la Covid-19 se mantuviera", señalan los autores en las conclusiones de su estudio.
"Cuando nos dimos cuenta, el virus se había esparcido por toda Europa"
"Cuando nos dimos cuenta, el virus se había esparcido por toda Europa", rememora Caylà, quien subraya que "al principio se pensaba que con este nuevo coronavirus pasaría como con el SARS en 2003, que se pudo controlar, con infecciones muy localizadas y no se convirtió en pandemia.
Además de la confusión con la gripe, para Caylà uno de los principales problemas es que se tardó en tomar la decisión de confinar. "Sobre todo la parte central del país, que al principio resultó la más afectada. Y, además, se anunció que se confinaría. La gente aprovechó entonces para moverse a otras localidades y esto favoreció aún más la transmisión", añade el especialista, quien incide en que lo sucedido dejó en evidencia "la debilidad del sistema de vigilancia epidemiológica".
"Muchos pensaban que las enfermedades infecciosas eran cosa del pasado, y no se han potenciado debidamente los sistemas de Epidemiología y Salud Pública. Ahora nos damos cuenta de su importancia", remarca.
En febrero comenzaron a llegar a las UCI neumonías de origen desconocido
En aquellas semanas de febrero de 2020, también comenzaron a llegar a las UCI algunas neumonías de origen desconocido, pero, en muchos casos tampoco despertaron las alarmas ya que "la realidad es que es habitual que en muchas neumonías comunitarias no se encuentre la etiología. No es algo que al principio llamara la atención", señala Pedro Rascado, responsable del Plan de Contingencia COVID-19 en UCI de la Sociedad Española de Medicina Intensiva (SEMICYUC).
Además, añade el también especialista del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela, en aquellos momentos el criterio del Ministerio de Sanidad establecía que sólo se debía hacer PCR a los casos que hubieran tenido un contacto de riesgo, ya fuera por haber visitado alguna de las zonas donde había transmisión o por contacto directo con un positivo.
El criterio era hacer PCR sólo a los contactos de riesgo
Ese criterio fue lo que hizo que el caso más antiguo de Covid-19 en España pasara, en un primer momento, desapercibido. Se trataba de un paciente que, a finales de enero, regresó a España tras haber realizado un viaje a Nepal. Tuvo que ser ingresado con una fuerte neumonía de origen desconocido que, finalmente, acabó provocándole la muerte el 13 de febrero de 2020.
Como no tenía contacto directo con China, no se le realizó ningún test diagnóstico. El caso, de hecho, fue identificado en una análisis post-mortem tiempo después, ante las sospechas de que la causa de aquella neumonía podría ser la Covid.
Primeros diagnósticos
María Cruz Martín Delgado fue una de las primeras especialistas que diagnosticó un caso de Covid en España. A finales de febrero, en la Unidad de Cuidados Intensivos que dirige en el Hospital de Torrejón había un paciente ingresado por una neumonía de origen desconocido que tenía a todo el equipo desconcertado. Pero, a su llegada, no podían hacerle las pruebas porque en aquellas fechas "sólo se estudiaban los casos que habían tenido un contacto de riesgo", recordaba recientemente. "En cuanto cambiaron los criterios le hicimos la prueba y salió positivo". Sólo unas semanas más tarde, el aluvión ya sería enorme.
"En esos días empezamos a ver lo que venía de Italia y empezamos a preocuparnos y a preparar un plan de contingencia para estar preparados ante lo que pudiera pasar", recuerda Rascado. "Muchas medidas nos parecían al principio exageradas, y luego casi que nos quedamos cortos", añade el especialista, que asegura que lo vivido ha sido uno de los momentos más complicados de su carrera, porque debía enfrentarse a una situación impredecible, "en la que no sabías lo que podía ocurrir ni el número de pacientes que iban a llegar".
"Intensivistas de todo el país hablábamos a través de videoconferencias, compartiendo conocimientos y experiencias; todo lo que íbamos aprendiendo", subraya. "Fue muy complicado", recuerda Rascado. "Espero que haya una reflexión sobre lo sucedido y que se refuercen los recursos humanos y tecnológicos destinados a las UCIs y que el número de camas de cuidados intensivos deje de ser menor que el de otros países de nuestro entorno".
"Esta no va a ser la última pandemia a la que tengamos que enfrentarnos", coinciden en señalar los especialistas consultados. "Pero, para la próxima, tenemos que estar mejor preparados".
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