La introducción de la tecnología 3D en el ámbito clínico parece haber revolucionado el campo de la reconstrucción maxilofacial. Permite analizar y/o diseñar cómo debe ser la pieza que se utilizará durante la cirugía y planificar o simular una cirugía (se asocia al concepto CAD), lo cual se puede llevar a cabo de forma intrahospitalitzada (in-house) o no, e imprimir dispositivos como modelos anatómicos (intrahospitalitzados o no), guías, férulas, implantes y / o mallas (asocia al concepto CAM, fabricación generalmente externalizada).
La Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias de Cataluña (AQuAS), en el marco de la financiación del Ministerio de Sanidad y de la red RedETS, ha elaborado el informe Eficiencia de la reconstrucción 3D en cirugía maxilofacial con el objetivo de "comparar la eficiencia de cuatro alternativas de intervención en reconstrucción mandibular, maxilar, orbital o ortognática: diseñar y planificar en 3D para posteriormente externalizar la impresión de dispositivos; la intervención contando con una impresora intrahospitalaria; diseñar y planificar en 3D sin imprimir en 3D, y no utilizar tecnologías 3D".
Según destaca la agencia, los resultados de la evidencia disponible abordan principalmente el estudio en el ámbito mandibular, pero también en el orbital-craneofacial y en la cirugía ortognática y maxilar. Asimismo, todo está basado en casos oncológicos, pero también hay casos de origen genético por traumatismo.
Ha observado, analizando la bibliografía internacional, que la evidencia disponible “es abundante, pero los estudios suelen ser series generalmente no comparadas, aparte de que pueden estar condicionadas por aspectos como la experiencia o pericia del equipo quirúrgico”.
Según sus hallazgos, la reconstrucción maxilofacial en 3D está avalada por decenas de estudios de efectividad y seguridad, pero la evidencia es, en su amplia mayoría, de mala calidad (muchos resultados no son de ensayos clínicos controlados y aleatorizados, número limitado de pacientes, etc.).
No ha encontrado evidencia específica en el ámbito maxilar (diferenciada de mandibular) y suelo orbital en variables declaradas como relevantes por los pacientes, como la valoración subjetiva estética o la satisfacción en el proceso de recuperación. Tampoco ha encontrado estudios económicos de calidad sobre la reconstrucción maxilofacial 3D que, a la vez, recojan, analicen y presenten el valor relativo combinado del valor monetario y de las variables de efectividad priorizadas. Y, en general, no ha encontrado evidencia a largo plazo (más de un año) sobre el uso de la tecnología evaluada.
En cuanto a los pacientes tratado con ayuda de esta tecnología, la agencia asegura que “han presentado resultados negativos de percepción del estado de salud y de calidad de vida, como la ansiedad a corto plazo (un mes), pero estos podrían remontar a largo plazo (seis meses)”.
Los pacientes han considerado como variables prioritarias para valorar la reconstrucción maxilofacial 3D y la toma de decisiones: el estado de salud percibido, la estética (contorno facial) y la satisfacción general con el proceso quirúrgico y con el proceso de recuperación/rehabilitación. Los expertos han valorado como prioritarias variables como la precisión (mm) de la cirugía frente a la planificación o la tasa de complicaciones.
A raíz de todos los resultados concluye que, “aunque las tecnologías de diseño y planificación permiten estandarizar un procedimiento complejo y son de una ayuda inestimable, las limitaciones de la evidencia deben tenerse en cuenta a la hora de considerar las recomendaciones y las afirmaciones que sintetizan los resultados encontrados”. “La implementación de la tecnología 3D en la cirugía maxilofacial comporta, en general, un ahorro de tiempo quirúrgico que compensaría, habitualmente y en casos no muy complejos, el coste adicional que representa la implementación de la tecnología”, añade.
Por el hecho de tratarse de proyectos personalizados, de entre los beneficios destaca “la reducción o eliminación completa del tiempo necesario para curvar / preforma piezas quirúrgicas, sin perder o incluso mejorando los niveles de precisión y fiabilidad, por lo que los casos complejos se pueden gestionar de forma más eficiente”.
Varias ventajas en cirugía y docencia
En resumen, “todas estas ventajas se traducen tanto en modelos quirúrgicos físicos útiles para modelar sistemas de osteosíntesis convencionales previamente a la cirugía y para la docencia como también en una mejora de los procesos de planificación prequirúrgica y estabilidad postoperatoria, ya que presentan propiedades biomecánicas que mejorarán la osteointegración con el hueso receptor y que normalmente desaparecerán cuando ya no sean útiles en el lecho quirúrgico”.
El informe incluye varias recomendaciones extraídas del trabajo con un panel expertos multidisciplinar o "de consenso".
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