La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la obesidad como aquella situación en la que un exceso de grasa, "y no de peso", perjudica la salud. Por razones ambientales el mundo ha ido evolucionando hacia poblaciones con más sobrepeso. De hecho, la prevalencia en todo el mundo es enorme, pues uno de cada cuatro adultos padece esta situación, "que debe ser considerada como una enfermedad, aunque estéticamente tenga su repercusión", explica Clotilde Vázquez, jefa de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid, en una charla impartida en un acto organizado por Arkopharma.
Según la experta, la clasificación clásica de la obesidad y el sobrepeso se basa en el concepto de índice de masa corporal (IMC=peso/talla2), "que es un índice de corpulencia", según el cual a partir de 30 ya se considera obesidad y entre 25 y 30, sobrepeso. A su juicio, esta clasificación "no es muy fina y no nos hace centrarnos en lo que de verdad importa, que es el exceso de grasa. Por eso yo les digo a mis pacientes que tiren la báscula, ya que nos confunde, porque la obesidad es exceso de grasa". Por ello, Vázquez destaca que, con este criterio se puede establecer la obesidad en hombres a partir de un 25% de grasa corporal y del 35% en mujeres.
Por tanto, el mensaje que se tiene que transmitir a los pacientes desde el mostrador de la farmacia y por todos los profesionales sanitarios es que el foco del proceso de adelgazamiento debe ponerse en perder grasa, que no siempre y necesariamente se plasma en la báscula. "Evidentemente, cuando hay mucha acumulación de grasa si se pierde va a repercutir en los kilos", matiza, pero "el foco debe ponerse en la grasa, que se mide muy fácilmente en el perímetro abdominal". Y hace otra advertencia: "Si uno pierde peso, pero no cintura, ojo porque algo malo está pasando". Y puso el ejemplo de dos de sus pacientes (casos reales). "Una de ellas se había puesto muy contenta porque había perdido seis kilos de la primera a la segunda visita, pasando de 98 a 92 kilos; pero cuando le mido la cintura sigue igual, en 104 centímetros, por lo que algo iba mal. Había hecho una dieta incorrecta y lo que había perdido era músculo, no grasa. Sin embargo, otra paciente iba disminuyendo más lentamente el peso, pasando de 87 kilos a 83 en la primera visita y a 80, en la tercera, pero iba perdiendo porcentaje de grasa (de 32 a 39 en la tercera visita) y el perímetro abdominal, pasando de 107 a 102, lo que se traduce en resultados en salud".
Para tener una referencia, Vázquez destaca que habría que empezar a preocuparse cuando el perímetro abdominal en las mujeres es de 85 cm, "88 sería ya paciente de riesgo", alerta, y 95 cm, en el hombre.
Y hablando de salud, la jefa de Endocrinología de la Fundación Jiménez Díaz recuerda que el exceso de grasa "no es un depósito inerte, al contrario, es un tejido dinámico que cuando se acumula en exceso empieza a segregar hormonas y sustancias que van perjudicando la salud sistémica, afectando al corazón, los vasos sanguíneos, el hígado, el páncreas, el cerebro... Sin olvidar su impacto en la respiración y las articulaciones, que se ven afectadas por este exceso". Por eso, insiste en ese otro mensaje de los sanitarios y que dice que "la obesidad mata".
Para Vázquez, no hay nada mejor que la prevención, pero cuando ya se ha instaurado la obesidad, "hay que actuar lo antes posible; no hay que esperar a ser muy obeso. Porque cuando no hay mucho tejido adiposo acumulado es más fácil deshacernos de él y sanearlo, que cuando hay mucho acumulado".
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