Un equipo multidisciplinar de pediatras e investigadores han confirmado que existe una asociación directa entre el consumo de productos ultraprocesados y la prevalencia de enfermedades respiratorias sibilantes en niños, entre ellas, asma y bronquitis o sibilancias de repetición.
El trabajo, que se ha publicado en Anales de Pediatría, forma parte del proyecto Sendo (Seguimiento del Niño para un Desarrollo Óptimo), un estudio de investigación que tiene como objetivo analizar el efecto de la dieta y los estilos de vida sobre la salud del niño y del adolescente. Este proyecto nació en 2015 en el Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, pero en 2018 se expandieron y, a día de hoy, es de ámbito nacional.
La investigación en cuestió se hizo sobre una cohorte abierta, multidisciplinar y multipropósito de niños españoles. El consumo de ultraprocesados se calculó mediante cuestionarios semicuantitativos de frecuencia de consumo de alimentos, que se agruparon según la clasificación NOVA, desarrollada por el Centro de Estudios Epidemiológicos en Salud y Nutrición de la Universidad de São Paulo (Brasil), y que ordena los alimentos en cuatro grupos en función de su grado de procesamiento: el grupo 1 engloba los alimentos no procesados o mínimamente procesados; el 2, los ingredientes culinarios procesados; el 3, alimentos procesados, generalmente mediante la adición de azúcar, aceite o sal a los alimentos del grupo 1, y el 4 está formado por alimentos ultraprocesados, incluido el procesamiento industrial y el uso de antioxidantes sintéticos, estabilizantes y conservantes.
En total analizaron 149 alimentos, organizados en diez categorías (lácteos; huevos, carne y pescado; verduras; frutas; cereales y legumbres; aceites y grasas; confitería y aperitivos salados; productos horneados; bebidas y miscelánea). Y se estimó el consumo diario y el porcentaje de kilocalorías procedentes de los ultraprocesados. Además, los autores dividieron la exposición en alta y baja a partir de la mediana de consumo.
Para llevarlo a cabo se sirvieron de una muestra de 513 niños (51,8% varones, edad media de 5,2 años) y se observó que el consumo medio de ultraprocesados fue de 446,76 g/día, lo que supone un 39,9% de la ingesta calórica total. Más concretamente, el 88,3% de los participantes consumió más del 30% de la ingesta energética total en forma de productos ultraprocesados y el 16,2% consumió más del 50%. A juicio de los firmantes del trabajo, "el consumo energético medio de los participantes se encuentra por encima del rango de normalidad establecido para ese grupo de edad, sin embargo, no se trata de una población obesa y el consumo de ultraprocesados es similar al referido en poblaciones pediátricas de países en vías de desarrollo".
En cuanto a las enfermedades respiratorias, de los 513 niños, el 20% informaron haber recibido un diagnóstico de sibilancias por parte de un médico, incluidos 40 casos de asma (7,8%) y 64 (12,5%) de sibilancias/bronquitis recurrentes. El 9,7% afirmaron haber estado expuesto al humo del tabaco; el 3,2% tenía antecedentes familiares de asma o alergia, y el 4,5% antecedentes personales de parto prematuro.
"Los niños con un mayor consumo de alimentos ultraprocesados eran significativamente mayores, referían un mayor consumo energético total y estaban más expuestos al humo de tabaco", aseveran los investigadores.
Los resultados apuntan que un mayor consumo de estos productos multiplicaba por 1,81 la probabilidad de padecer enfermedades respiratorias sibilantes en la edad pediátrica, utilizando como referencia la categoría de bajo consumo. Al estudiar las enfermedades respiratorias sibilantes por separado, encontramos que un mayor consumo multiplicaba por 2,12 la probabilidad de presentar bronquitis/sibilancias de repetición (incluyendo casos de bronquitis de repetición, sibilancias recurrentes y síndrome de obstrucción bronquial recurrente), y multiplicaba por 1,4 la probabilidad de tener asma.
Antecedentes
Como explican los autores, "existe evidencia de que el consumo de alimentos ultraprocesados en la población adulta se asocia con diversas enfermedades, como hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, obesidad o depresión así como un aumento de la mortalidad por todas las causas".
En cuanto a las enfermedades respiratorias, dicen que el consumo de ultraprocesados se asocia con una mayor prevalencia de asma y otras patologías respiratorias en la adolescencia y la edad adulta; es más, su ingesta durante el embarazo se asocia con el desarrollo posterior de sibilancias en el niño. "Sin embargo -prosiguen- pocos estudios han analizado el consumo de ultraprocesados y su asociación con enfermedades respiratorias en la infancia".
En la publicación recuerdan que un estudio con adolescentes brasileños reportó datos similares, demostrando que el consumo de ultraprocesados se asociaba con la presencia de asma y sibilancias, con un gradiente dosis-respuesta de 1,27 para asma y de 1,42, para sibilancias. "En nuestro estudio, los datos orientan a la misma asociación y similar magnitud de asociación en las bronquitis/sibilancias de repetición".
Como conclusión, consideran que, "dada la elevada prevalencia de las enfermedades respiratorias en la edad pediátrica y el aumento de su incidencia en los últimos años, es importante estudiar bien los posibles factores etiológicos para poder establecer estrategias preventivas y eficaces". Y añaden que son necesarios nuevos estudios prospectivos "que evalúen a largo plazo esta asociación encontrada entre el consumo de ultraprocesados y el desarrollo y la evolución posterior de las enfermedades respiratorias".
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