La viróloga e investigadora científica en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Margarita del Val, ha sido una de las voces de esta pandemia más fácilmente reconocible. Sin pelos en la lengua y llamando a las cosas por su nombre, Del Val ha ido describiendo desde el conocimiento científico el coronavirus SARS-CoV-2 al que nos enfrentando y su posible comportamiento, aunque ello supusiera no dar buenas noticias.
Pues bien, esta valentía y disposición ha sido respaldada con la Medalla de Honor a los Valores Sociales, de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). En su entrega, la investigadora ha asumido el galardón como un reconocimiento a que los científicos comparten su conocimiento con la sociedad. "Compartir el conocimiento científico con la gente ha ayudado a las personas a tomar las decisiones en sus ámbitos personas con más información. Por eso, tenemos que mantener que los científicos sigan informando a la sociedad. Creo que es algo especial que ha traído la pandemia".
"La preocupación en estos momentos se debe centrar en reconocer las secuelas que puede dejar la covid-19 en los adolescentes"
Sobre la posibilidad de que la presencia de los investigadores en los medios de comunicación para informar de su campo de estudio se traduzca en un mayor apoyo de la sociedad a la investigación, Del Val ha respondido: "Está por ver. Por ahora, seguimos en un estado muy precario. Los fondos europeos nos han dejado una laguna, pero en los Presupuestos la ciencia no ha aumentado en dotación".
En relación al momento actual de pandemia, la viróloga ha reiterado que "no ha terminado", aunque la fase en la que nos encontramos ahora es nueva. Por un lado, ha afirmado que el indicado sobre la gravedad de la situación ya no va a ser la presión hospitalaria, como ocurrió en olas anteriores, y, por otro, que la preocupación en estos momentos se debe centrar en reconocer las secuelas que puede dejar la covid-19 en los adolescentes.
En relación a esta cuestión, ha apuntado a los resultados de una investigación que se realizó entre jóvenes de la ciudad Noruega de Bergen, de entre 15 y 16. "Tras pasar el coronavirus, el 10% tiene problemas de concentración y de memoria. Y la cuarta parte tienen problemas de pérdida de olfato, que habrá que investigar si conllevan otros daños neuronales. Ese porcentaje es muy alto", ha reconocido.
Por ese motivo, Del Val ha afirmado que el miedo en estos momentos es "el de tener una generación de jóvenes con secuelas". Pero, ¿se pueden conocer ya qué secuelas puede dejar en los jóvenes? Ante esta pregunta, la experta se ha mostrado prudente. Ha asegurado que faltan estudios rigurosos, porque, aunque hay casos conocidos graves, ha explicado que no se puede saber en qué medida pueden ser anecdóticos o responden a predisposiciones del paciente.
Problemas de concentración y agudeza mental
En todo caso adelantó los problemas de concentración y de agudeza mental como algunas de las posibles secuelas. Sin bien, ha recordado que los daños de la covid son tan variados que es difícil concluir si se deben a haber pasado la enfermedad. Para ello, ha insistido en la necesidad de investigar en este campo.
Eso sí, la prioridad en todo caso, es inmunizar a los jóvenes, ha aclarado. Pues reconoce que la vacuna es lo mejor que nos ha podido pasar, "siempre es mejor prevenir que curar". "Hemos tenido mucha suerte", ha recordado.
Los antivirales
Sobre la investigación en fármacos para tratar la enfermedad, la viróloga ha explicado que: "Con los antivirales lo que ocurre es que tienen que actuar cuando están en igualdad de condiciones con la infección. Y cuando este virus da la cara, lleva multiplicándose en nuestro organismo varios días. Así que, cuando el paciente llega al hospital, el virus lleva una delantera a nuestro sistema inmunológico muy grande. De modo que los tratamientos que están dando mejor resultado son los que atacan los síntomas, como antiinflamatorios y oxígeno".
También ha augurado que en el futuro la identificación de los brotes va a ser más difícil. "La identificación de brotes en residencia, con todos los ancianos vacunados, o entre jóvenes asintomáticos o personas de mediana edad con la pauta completa va a ser más complejo y puede que derive en subidas de contagios repentinas y sin posibilidad de control". Esto es así, porque, como ha recordado Del Val la vacuna libra de los síntomas, pero no de la enfermedad que puede desarrollar las personas vacunadas y transmitirla.
"La tendencia va a ser a que domine la variante del virus menos virulenta"
No ha reconocido que en estos momentos haya más jóvenes ingresado de mayor gravedad "lo que ocurre es que antes había más personas, más mayores...". En este sentido, ha explicado que la tendencia va a ser a que domine la variante del virus menos virulenta por una lógica Darwiniana. La variante que provoca la enfermedad más grave no permite al paciente movilidad, así que disminuye las posibilidades de transmisión, y, por otro lado, tiene más posibilidades de morir porque el paciente que infecta tiene menos posibilidades de sobrevivir y le virus muere con él.
Por último, ha señalado que la investigación en nuevas vacunas va a dotarnos de más armas contra el virus. "La vacuna que están investigando Luis Enjuanes e Isabel Sola va por vía intranasal y lleva más de una proteína del virus. Es decir, lleva más formas para que nuestro cuerpo pueda reconocer al SARS-CoV-2".
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