El Código Ictus, una estrategia aprobada por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud en 2008, constituye uno de los logros más destacables para la atención inmediata de los pacientes con esta patología en la que el tiempo de actuación es vital no sólo para la vida del afectado sino también para su posterior evolución.
Sin embargo, y a pesar de que estamos consiguiendo grandes resultados con la aplicación del Código Ictus y con las técnicas terapéuticas más avanzadas en la fase aguda, aún se está lejos de obtener una adecuada continuidad asistencial para obtener los mejores resultados con la mejor relación coste-eficiencia”, según Alberto Giménez Artés, presidente de la Fundación Casaverde, que ha presentado en la UNED el documento ‘Continuidad asistencial en el ictus. Comunidad de Madrid’.
Asignatura pendiente
Elaborado por 17 expertos en esta enfermedad y coordinado por Exuperio Díez-Tejedor, jefe de Servicio de Neurología y del Centro de Ictus, del Hospital La Paz, de Madrid, así como coordinador del Área de Neurociencias de IdiPAZ, y Aránzazu Vázquez Doce, coordinadora de Rehabilitación de la Unidad de Ictus, del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital La Princesa, el documento recoge todos los aspectos que envuelven a este evento cerebrovascular: estadios de la enfermedad, niveles de asistencia, continuidad asistencial, concienciación de la población y el enfoque del paciente y la familia.
Según Díez Tejedor, que se centró en la continuidad asistencial con la visión puesta en el Plan de Atención a los Pacientes con Ictus, “la rehabilitación es importante desde el primer momento. Debe haber una continuidad asistencial y también una prevención de la enfermedad".
También recalca que la inserción es muy importante, así como que la información sea compartida en todas las áreas de atención que intervienen en esta enfermedad. "Tenemos que mejorar en lo que se refiere a la rapidez en el código y mejor distribución de los centros”. Los ingresos hospitalarios aumentan, pero también ha crecido la investigación”.
En este sentido, Giménez Artés puso de manifesto que cada año se producen cerca de 120.000 altas hospitalarias por ictus. En el caso de la Comunidad de Madrid es más llamativo: se producen 15.000 diagnósticos de hospitalización con probabilidad de secuelas. Para los próximos 20 años se espera un incremento cercano al 30% de nuevos casos”. A su juicio, por tanto, una buena atención asistencial empieza por la fase de prevención de la enfermedad y la promoción de la salud.
Aránzazu Vázquez Doce señaló que “muchos profesionales siguen involucrados en la asistencia al paciente con discapacidad relacionada con un ictus. Trabajan para garantizar la continuidad asistencial y mejorar los criterios de tratamiento como vía para asegurar la calidad en la rehabilitación de estos pacientes”.
Así, ha destacado que el documento presentado representa una labor multidisciplinar que “nos apoya en la toma de decisiones imprescindible en la rehabilitación del paciente con ictus”.
En el documento se describen aspectos relacionados con la continuidad asistencial pre y hospitalaria en el ictus: emergencias, urgencias, neurología, rehabilitación, enfermería, y trabajo social, así como la continuidad asistencial en las fases postagudas y crónicas del paciente con ictus.
En el acto de presentación del documento, Antonio Juan Pastor, gerente asistencial de Hospitales de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, hizo hincapié en la mejora de la gestión clínica. “Tenemos la vista puesta en el paciente. Si nos pudiera pedir una sola cosa, nos pediría recuperar su estado previo”.
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