"En las últimas dos semanas los casos de personas enfermas de covid-19 se han multiplicado por siete. Hemos pasado de 1.000 casos semanales a casi 8.000, siendo sobre todo personas jóvenes y éstos, de los distritos del Eixample y Sarrià-Sant Gervasi. La semana pasada el recuento de casos diarios alcanzó los 1.700 y, por tanto, nos encontraríamos al inicio de una quinta ola. Los viajes a las islas Baleares de final de curso, la apertura del ocio nocturno y la disminución de las restricciones, en general, han influido en estos hechos. La variante delta está siendo cada vez más importante”, según informa la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB).
Con ese mensaje rompe lo que era el molde de la pandemia en la capital catalana: afectaba más a los distritos con menor renta. El propio consejero de Salud de la Generalitat de Cataluña, Josep Maria Argimon, ha confirmado, en declaraciónes a TV3, lo que está sucediendo: "En las primeras olas el virus golpeó a las clases más deprimidas, y ahora, es al revés”.
Si la incidencia media de los últimos 14 días por 100.000 habitantes en España es de 253, en Cataluña está ya en 564, y en Barcelona, sube a 678. Pero la sorpresa se da, viendo los datos de la ASPB, en los distritos y barrios más ricos de la capital catalana: Sarrià, 1.088; Sant Gervasi-La Bonanova, 1.113; Tres Torres, 1.413; Sant Gervasi-Galvany, 1.128; Antiga Esquerra de l’Eixample, 942, y Nova Esquerra de l’Eixample, 885.
Un estudio, publicado en Environmental Research and Public Health, de la ASPB sobre las dos primeras olas de la pandemia confirmó el impacto desigual de la covid-19 por razones de género y socioeconómicas.
Las áreas con menos ingresos sufrieron una mayor incidencia, sobre todo durante la segunda ola. El estudio de la ASPB analizó la incidencia de la covid-19 según sexo, edad, sección censal y renta durante la primera ola (del 1 de marzo al 15 de julio de 2020) y la segunda (del 16 de julio al 30 de noviembre de 2020), a partir de la evolución diaria de personas con covid-19, confirmada con prueba diagnóstica(PCR o antígenos), no institucionalizadas y residentes en la ciudad.
Diferencias entre las dos primeras olas
Tal como se explica en el artículo, en el análisis de las dos olas se observan diferencias entre los dos períodos. Para entenderlas, hay que tener en cuenta que durante la primera ola las pruebas PCR se hacían principalmente en los hospitales. Por tanto, el perfil que se observa corresponde a los casos más graves y al personal sanitario. Durante la segunda ola, sin embargo, aumentó la capacidad diagnóstica y se incorporaron los test rápidos de antígenos. Así, las pruebas se extendieron, en los centros de atención primaria, a todos los casos y contactos. Además, se utilizaron en la estrategia de cribados masivos (barrios con alta incidencia, escuelas, etc.). Así pues, en la primera ola se observa que las personas mayores fueron las más afectadas por la covid-19, especialmente los hombres, y se empieza a evidenciar un patrón desigual según los ingresos registrados en el área de residencia.
Por el contrario, en la segunda ola, la covid-19 afectó a la población más joven, especialmente al grupo de 15 a 34 años, sin diferencias significativas según sexo, y se acentuó el patrón de desigualdad económica. Las áreas de la ciudad con menos ingresos fueron las más afectadas.
El exceso de mortalidad fue mayor en la primera ola (alrededor de 3.400 muertos) que en la segunda (alrededor de 700 muertos. Respecto a las desigualdades socioeconómicas, el estudio destaca su vínculo con las condiciones de vida y trabajo que se suman a las desigualdades en salud ya existentes. Las personas con menos recursos tienen viviendas y trabajos más precarios, así como una peor salud con más trastornos crónicos. Además, el acceso y comprensión de la información sobre las medidas puede ser más limitada.
Conclusiones y recomendaciones
Los autores del estudio de la ASPB recuerdan que conocer el patrón de riesgo según los ejes de desigualdad es clave para identificar los grupos más vulnerables y priorizar áreas de acción en el momento de diseñar e implementar estrategias de prevención desde el ámbito de la salud pública, pero también desde otras áreas como la social o la económica. De hecho, el Ayuntamiento de Barcelona ya ha puesto en marcha programas dirigidos a zonas concretas con el objetivo de facilitar el confinamiento de las personas enfermas y de acercar los mensajes de prevención de la infección.
Finalmente, señalan que hay que tener en cuenta que las consecuencias sociales y económicas derivadas de las medidas adoptadas para contener la enfermedad afectarán también de forma desigual a la población. "Así pues, aunque son difíciles de predecir los efectos que tendrán en la salud de las personas, es previsible que aumenten las desigualdades en salud en la ciudad. Será necesario - concluyen - hacer un seguimiento del impacto en salud de la pandemia más allá de la enfermedad, así como de las desigualdades que se deriven".
Carmen Cabezas, secretaria general de Salud Pública de la Generalitat, dijo ayer: "Estamos ante la misma enfermedad pero con un perfil diferente" porque afecta a personas más jóvenes y porque afecta de forma menos grave. El aumento de casos -unos 30.000 en los últimos días- es ya sensible en mayores de 50 años, pero mucho más elevado en menores de 50: en concreto, se concentra en jóvenes de entre 20 y 29.
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