En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se posicionó en su Plan de Acción Global (Global Action Plan on Antimicrobial Resistance) sobre la creciente amenaza de bacterias resistentes a antibióticos, insistiendo en la necesidad de abordar este problema lo antes posible para prevenir sus devastadoras consecuencias en la población.1 No obstante, la resistencia a antibióticos (AMR, por sus siglas en inglés) ha ido aumentando hasta convertirse en un grave problema para la prevención y el tratamiento de las enfermedades infecciosas.1,2
La AMR es un proceso natural de las bacterias a través del cual algunas de las bacterias que causan las infecciones sobreviven a la exposición a antibióticos que normalmente las matarían o inhibirían su crecimiento. Las bacterias resistentes que sobreviven se multiplican y se extienden con mayor rapidez debido a la disminución de la competición con otras bacterias, dificultando las opciones terapéuticas.3,4 Al desarrollar nuevos mecanismos de evasión, las bacterias se diseminan, amenazando a los tratamientos actuales para las enfermedades infecciosas.1,5 Esto provoca un aumento en la duración de la enfermedad, duración de los ingresos hospitalarios, en la morbilidad y mortalidad, así como, en los costes del sistema de salud.1,5 Por tanto, si los tratamientos actuales son cada vez más limitados, muchos de los procedimientos donde se requieren antibióticos de manera rutinaria como, por ejemplo: la quimioterapia, el trasplante de órganos o procedimientos quirúrgicos… supondrían un grave peligro para los pacientes, puesto que son más vulnerables a infecciones.2,3,6 El uso generalizado e incorrecto de los antibióticos es una de las causas que ha ido acelerando este proceso.4,5
La AMR constituye un problema global de salud pública con un gran impacto tanto clínico como económico. A nivel mundial, es la responsable de al menos 700.000 muertes cada año, cifra que podría aumentar hasta los 10 millones en 2050 con un coste económico global de 100 mil millones de dólares.3,6
En consecuencia, la OMS ha identificado 3 patógenos, todos ellos gram negativos, como de prioridad crítica:4
- Acinetobacter baumanni resistente a carbapenem
- Pseudomonas aeruginosa resistente a carbapenem
- Enterobacterales, resistentes a carbapenem y a cefalosporinas de 3ª generación (incluye K. pneumonia, E. coli, Enterobacter spp., Serratia spp., Proteus spp., Providencia spp. y Morganella spp.)
Por ejemplo, se estima que cada año en la UE, tienen lugar más de 670.000 infecciones causadas por bacterias resistentes a antibióticos y aproximadamente 33.000 personas fallecen debido a ellas.7 Asimismo, el coste a los sistemas de salud europeos alcanza alrededor de mil millones de euros. Este gran desafío ha llevado a la elaboración del Plan de Acción “Una sola salud” (One Health Plan) en 2017 para apoyar a los estados miembros a alcanzar soluciones innovadoras, efectivas y sostenibles.7
En el caso de España, más del 50% de las infecciones nosocomiales anuales están causadas por bacterias gram negativas y entre estos patógenos, los más frecuentes fueron: E. coli, P. aeruginosa y K. pneumoniae.8 En el último informe de Encuestas de Prevalencia de las Infecciones Relacionadas con la Asistencia Sanitaria (IRAS), 2019, más del 85% de los microorganismos aislados eran sensibles a marcadores de resistencia.8 Entre los patógenos descritos por la OMS como de prioridad crítica, el 77,1% de A. baumannii, el 28,3% de P. aeruginosa y el 6,3% de enterobacterias aisladas fueron resistentes a carbapenémicos, respectivamente. Mientras que el 26,7% de enterobacterias fueron resistentes a cefalosporinas de tercera generación. En el caso de A. baumannii, aunque fue un microorganismo que se aisló con poca frecuencia, estos pocos aislamientos presentaron un alto porcentaje de resistencia a carbapenémicos.8
Por ello, se requieren urgentemente nuevos tratamientos antimicrobianos, pues desde el 2017, solamente se han aprobado 11 nuevos antibióticos, por parte de la EMA en Europa y de la FDA en EE. UU.4 Esto se debe a que el descubrimiento de nuevos antibióticos es cada vez más complejo que antes, especialmente para aquellas bacterias gram negativas que causan una gran preocupación. A pesar de que este problema vaya en aumento y sea cada vez más conocido por la población, el mercado de los antibióticos está decreciendo.3
En este sentido, el doctor Benito Almirante, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona), considera lo siguiente al ser preguntado al respecto.
Pregunta. ¿Cuál sería su valoración del impacto de las resistencias antimicrobianas en el manejo de los pacientes con este tipo de infecciones? ¿Actual y en el futuro?
Respuesta. Las resistencias a los antibióticos de diferentes especies bacterianas constituyen, sin ninguna duda, una importante preocupación para la salud de la población. Su aparición, su diseminación entre microorganismos en el mismo paciente o a otros pacientes, su amplia distribución a nivel mundial y su repercusión sobre la eficacia terapéutica de los antimicrobianos actualmente disponibles hacen de este problema una de las grandes amenazas para la población mundial, al mismo tiempo que condiciona un reto muy relevante para los profesionales de la salud, para los gestores sanitarios, para la investigación y desarrollo de nuevas moléculas y para la puesta en marcha de mecanismos que pudieran controlar o revertir esta situación. Aún estamos a tiempo de trabajar todos los implicados en el tema en desarrollar e implementar todas las estrategias que permitan abordar con éxito actual y futuro esta problemática. Son de especial relevancia las actividades puestas en marcha por los países de la UE, trasladadas a España en el denominado Plan de Acción frente a las Resistencias Microbianas (PRAM), que permitirán su abordaje de manera integral y global.
P. ¿Cuál es la necesidad de nuevos antimicrobianos desde el punto de vista de su experiencia?
R. A pesar de que un abordaje integral del tema, en el que se incluye el desarrollo de nuevos antimicrobianos, es la solución más adecuada para actuar en este tema, es obvio que disponer ya de moléculas capaces de ser utilizadas en los pacientes con infecciones causadas por patógenos multiresistentes ayuda de manera importante a mejorar su pronóstico. Los nuevos antimicrobianos han de proporcionar una clara demostración de su actividad in vitro y de su eficacia en ensayos clínicos controlados, en los que se incluyan pacientes con este tipo de infecciones. Su aprobación por las autoridades regulatorias y su puesta a disposición a los profesionales para su utilización en terapéutica han de tener las máximas prioridades y una gran agilidad administrativa. Una vez realizado su posicionamiento terapéutico es imprescindible, para su correcto uso, que al menos durante las fases iniciales de su prescripción la misma sea validada por expertos en enfermedades infecciosas, que garantizarán en todo momento su uso adecuado, valorarán su eficacia en el mundo real más allá de los ensayos clínicos y permitirán que el nuevo antimicrobiano tenga una vida prolongada en terapéutica.
Referencias:
1. World Health Organization (WHO). Global Action Plan on Antimicrobial Resistance. Geneva, 2015.
2. Morgan G, Yamano Y, Tone K, et al. Antimicrobial resistance: Shionogi advocates policy change to address the public health threat. Nature Portfolio.
3. Review on Antimicrobial Resistance. Tackling drug-resistance infections globally: final report and recommendations. The review on antimicrobial resistance. May 2016.
4. World Health Organization (WHO). 2020 Antibacterial agents in clinical and preclinical development: an overview and analysis. Geneva, 2021.
5. World Health Organization (WHO). Global antimicrobial resistance surveillance system (GLASS) report: early implementation 2020. Geneva, 2020.
6. Shionogi. Antimicrobial resitance (AMR) position paper. June 2020.
7. European Centre for Disease Prevention and Control. Antimicrobial resistance in the EU/EEA (EARS-Net) - Annual Epidemiological Report 2019. Stockholm: ECDC; 2020.
8. Informe de vigilancia 2018-2019. Encuesta de prevalencia de las IRAS y uso de antimicrobianos en los hospitales de España. Unidad de Vigilancia de las Infecciones Relacionadas con la Asistencia Sanitaria. Centro Nacional de Epidemiología (CNE). Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Madrid. España. 2021.
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En el último informe de Encuestas de Prevalencia de las Infecciones Relacionadas con la Asistencia Sanitaria (IRAS), 2019, más del 85% de los microorganismos aislados eran sensibles a marcadores de resistencia. Off Ofrecido por SHIONOGI On
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