El mes de julio es sinónimo, en la mayoría de empresas, de presentación del Impuesto sobre Sociedades. Es uno de los momentos del año en los que se hace revisión del último ejercicio cerrado, antes ya se han analizado las cifras en el cierre y la posterior auditoría y en la presentación de resultados a los accionistas, pero en este caso se le suma la componente fiscal al análisis.
En el actual contexto derivado de la crisis sanitaria derivada de la covid-19, muchas compañías han puesto en valor la necesidad de maximizar sus beneficios para la obtención de una liquidez con el objetivo de reactivar su economía y reducir la carga impositiva de las empresas.
La deducción por actividades de investigación y desarrollo e innovación tecnológica, regulada por el Artículo 35 de la ley 27/2014 del Impuesto sobre Sociedades, permite una deducción en la cuota íntegra ajustada positiva del impuesto sobre sociedades de entre el 12 y el 42% de los gastos en los que se incurra para el desarrollo de proyectos de investigación y desarrollo o de innovación tecnológica (IT), que puede verse incrementado con una deducción adicional del 17% sobre los costes de personal dedicado al 100% a proyectos de I+D.
La deducción fiscal tiene unas limitaciones en su aplicación asociadas a la necesidad de disponer de una cuota íntegra ajustada positiva y a unos límites de aplicación. Estas limitaciones provocan que, en muchos casos, se diluya el atractivo de la deducción para la empresa, porque su aplicación se demorará en el tiempo, generando un crédito fiscal a largo plazo (la ley permite la aplicación de estas deducciones a lo largo de un periodo de 18 años).
La primera alternativa que hay que considerar es la aplicación anticipada de la deducción, regulada por el apartado 2 del Artículo 39 de la ley 27/2014, del impuesto sobre sociedades, que habilita a las empresas a la aplicación anticipada de la deducción con un descuento del 20%, mediante el cumplimiento de unos requisitos relacionados con el plazo de aplicación, la necesidad de solicitar un informe motivado vinculante, el mantenimiento de empleo y la reinversión de la cifra de la deducción.
De este modo, la aplicación efectiva de la deducción se producirá mediante la recepción del importe de la deducción con el descuento aproximadamente al cabo de un año y medio después de su generación.
Otra alternativa
La segunda alternativa es la aplicación de bonificaciones a la Seguridad Social reguladas por el Real Decreto 475/2014, de 13 de junio, sobre la cotización a la Seguridad Social del personal investigador, que permite una reducción del 40% de las aportaciones empresariales por contingencias comunes a la cotización a la Seguridad Social de los trabajadores dedicados en exclusiva a actividades de I+D+I.
Esta herramienta es complementaria y totalmente compatible con la deducción fiscal en el caso de ser una pyme innovadora y es un instrumento que se debe considerar en escenarios en los que se descarta la deducción.
Finalmente, en determinados proyectos puede resultar aconsejable la constitución de una agrupación de interés económico (AIE), conocidas también como Tax Lease, como estrategia para facilitar la financiación de proyectos, tal y como contemplan la normativa y la doctrina administrativa.
En este caso, el aprovechamiento de la deducción se realiza mediante una transmisión de ésta a inversores encargados de financiar directamente la actividad.
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