Algunas formas farmacéuticas contienen una "cantidad considerable de azúcares simples en forma de excipiente", un hecho que "podría ser relevante" en pacientes diabéticos o con intolerancias alimentarias. Esta es una de las principales conclusiones que arroja un estudio realizado por Marta Sala Climent, farmacéutica comunitaria en L'Olleria (Valencia) y Luis Antonio Martínez López, farmacéutico comunitario en Tiriez (Albacete), que busca valorar el impacto que puede tener en la salud de estos pacientes la presencia de excipientes como la glucosa, la fructosa, la lactosa, la sacarosa o el almidón en determinadas presentaciones de medicamentos.
Asimismo, este estudio también persigue estudiar y proponer alternativas terapéuticas que no contengan estos excipientes en los casos en que fuese necesario.
"Las consultas sobre diabetes sobre muy comunes en la farmacia y, recientemente, se están diagnosticando problemas digestivos e intolerancias que antes no se detectaban. Se trata de una realidad que va en aumento y, frente a ella, el farmacéutico debe estar actualizado y disponer de conocimiento para optimizar la atención y el seguimiento que realiza de los pacientes. Esta es una de las razones de peso por las que decidimos hacer este estudio", explica Sala Climent a este periódico.
De hecho, según está recogido en esta investigación, uno de cada cinco adultos y uno de cada tres niños no digiere completamente la fructosa, y un 15% de la población española sufre intolerancia a la lactosa. En cuanto a la diabetes, el trabajo refleja que es una de las enfermedades más prevalente en España y apunta que el 13,8% de la población adulta tiene diabetes tipo II diagnosticada.
Metodología y datos obtenidos
Para realizar este trabajo, sus autores llevaron a cabo un análisis de los medicamentos que contienen lactosa, sacarosa, almidón, almidón de maíz, fructosa y glucosa recogidos en la base de datos Bot Plus, perteneciente al Consejo General de COF y que recoge todos los medicamentos de uso humano autorizados en España. A través de esta base de datos, accedieron a las fichas técnicas de los fármacos para conocer las cantidades de sus excipientes y las fueron recogiendo en un programa informático de cálculo, ordenándolos de mayor a menor para centrarse en aquellos con mayores cantidades.
Además, tabularon las cuantías de cada excipiente por rangos de peso y cantidad de tomas por día, para así tener una orientación sobre la cantidad de azúcares que se ingiere con cada medicación. "Además de conocer cantidades en general, nos parecía importante ir más allá y poder valorar cada tratamiento. Creemos que en este asunto es muy importante la individualización; cuanto más sepamos nosotros, más vamos a poder individualizar la atención que ofrecemos", explica la farmacéutica de L'Olleria.
Tras realizar esta primera parte del trabajo, el análisis mostró que, entre otros datos, 9.224 medicamentos contienen lactosa como excipiente, 32 contienen fructosa, 1.247 cuentan con sacarosa en su composición y 183 contienen glucosa, aunque en cantidades muy variables. Debido a este elevado volumen, los autores excluyeron todos aquellos medicamentos que no estuviesen dados de alta.
La realidad, en cifras
Con esta criba, y tras analizar los datos, los autores elaboraron una tabla en la que se recoge los excipientes y el número de fármacos que los contienen:
• Sacarosa: 999 medicamentos.
• Glucosa: 162 medicamentos.
• Almidón de maíz: 49 medicamentos.
• Fructosa: 32 medicamentos.
• Almidón: 29 medicamentos.
En lo que respecta a la lactosa, los responsables del trabajo optaron por no incluirla en esta segunda selección, ya que consideran que es "poco probable" que formas farmacéuticas que contengan esta sustancia puedan, por sí mismas, desencadenar síntomas de intolerancia, ya que su contenido "hace difícil superar el de rango de tolerancia", fijado entre 3 y 5 gramos.
¿Qué conclusiones arroja?
Tras examinar con detalle estas cifras, los autores concluyen que algunos tratamientos farmacológicos comunes pueden aportar cerca de 50 g/día de sacarosa, algo que obliga a poner el foco especialmente en el paciente con diabetes: "En pacientes diabéticos, especialmente con glucemias no controladas, es aconsejable valorar la cantidad de sacarosa ingerida con la medicación, optando por alternativas sin sacarosa siempre que sea posible", afirman en el estudio.
En lo que respecta a la fructosa, aunque ocurre una situación simular a la de la lactosa y la dificultad de alcanzar el grado de intolerancia, este trabajo destaca que en pacientes con intolerancia hereditaria sería interesante utilizar alternativas, ya que "la administración como excipiente pueda alcanzar los 8 g/día".
Tras analizar las conclusiones alcanzadas con este trabajo, que ya fueron adelantadas durante el último Congreso Nacional de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac), los autores plantean proponer alternativas de medicamentos equivalentes sin dichos excipientes. Junto a esto, consideran recomendable utilizar formas farmacéuticas libres de azúcares, especialmente en los casos de cantidades elevadas de fructosa o sacarosa.
"El farmacéutico debe conocer cuál es el medicamento más adecuado para cada tipo de paciente. En los casos de diabetes o intolerancias, dar un comprimido o una cápsula puede ser mejor opción que dar un granulado o un jarabe, ya que suelen tener mayor cantidad de estos excipientes", explica Sala Climent.
Asimismo, la farmacéutica de L'Olleria afirma que el fin último de esta investigación es personalizar la atención que recibe cada paciente y optimizarla. "Lo que busca este trabajo es ofrecer una mejor atención, poner en valor el trabajo que realiza el farmacéutico comunitario, enseñar todo lo que este puede aportar al paciente, y demostrar que la especialización y el conocimiento se traducen en resultados en salud", concluye.
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