Una predisposición genética para fumar se relaciona con el aumento del riesgo de peor recuperación de un accidente cerebrovascular (ACV) isquémico, según los datos de un estudio publicado en el último número de Neurology.
Los ACV isquémico o ictus cerebral isquémico se originan por un bloqueo del flujo sanguíneo al cerebro, siendo el tipo más común de ACV seguido del ACV hemorrágico. La recuperación del ACV es muy variable entre los afectados; puede ir desde una resolución total hasta a alcanzar una discapacidad grave u ocasionar la muerte del afectado.
Xinfeng Liu, profesor de la Universidad de Nanjing (China) y director del citado trabajo, señala que "si bien estudios previos han encontrado vínculos entre fumar y una peor recuperación del ACV, no ha quedado suficientemente claro si fumar es una causa. Sin embargo, al examinar las variantes genéticas que aumentan la predisposición hacia el hábito tabáquico de una persona, descubrimos que fumar conlleva peores resultados de los ACV".
A pesar de que en estos momentos la inclusión de pruebas genéticas que puedan determinar la existencia de genes que predisponen a fumar "no son procedimientos clínicos habituales, sino que entran dentro del ámbito de la investigación, es evidente que fumar no es solo es uno de los factores asociados con el desarrollo de un ACV sino que, además, puede comprometer su evolución”, según explica a DM José Egido, neurólogo coordinador de la Unidad de Ictus del Hospital Clínico de Madrid, quien señala que el actual trabajo indica que el fumador presenta polimorfismos genéticos que podrían relacionarse con una mala evolución.
Para evaluar la relación genética entre fumar y la recuperación del ACV, los investigadores de la Universidad de Nanjing analizaron los resultados de un metanálisis de 12 estudios llevados a cabo en Estados Unidos, Europa y Australia, en los que examinaron la genética y la recuperación de las personas que habían sufrido un ACV. Los estudios incluyeron a 6.021 personas de ascendencia genética europea que sufrieron un ACV isquémico.
Los niveles de recuperación se midieron tres meses después del accidente cerebrovascular.
Grados de recuperación
La recuperación se definió de dos maneras, buena y mala, significando buena que las personas se habían recuperado por completo o tenían una discapacidad leve pero no requerían ayuda de otro. La recuperación mal se definió como presentar una discapacidad moderada que requería asistencia, una discapacidad grave o fallecimiento.
Un total de 3.741 personas tuvieron una buena recuperación del ACV y 2.280 tuvieron una mala recuperación.
Los investigadores utilizaron un diseño de estudio llamado aleatorización mendeliana para determinar si existía relación causa-efecto entre 373 variaciones genéticas llamadas polimorfismos de un solo nucleótido (SNP), de los que se conoce que están relacionadas con un mayor riesgo de fumar y una mala recuperación de ACV.
En el artículo publicado se explica que Los SNP son comunes y pueden actuar como marcadores biológicos, ayudando a localizar genes asociados con enfermedades.
Después de ajustar por edad, sexo y gravedad del ACV, los investigadores encontraron que las personas que estaban genéticamente predispuestas a fumar tenían un 48% más de riesgo de una peor recuperación del ACV que aquellas que no estaban genéticamente predispuestas. Los resultados se mantuvieron igual cuando se ajustó aún más el consumo de alcohol determinado genéticamente.
Dejar de fumar, esencial en cualquier caso
Según Liu, estos hallazgos brindan apoyo genético a la teoría de que fumar provoca una mala recuperación después de un ACV isquémico, además de tener "implicaciones importantes para la recuperación del ACV. Los médicos no solo deberían alentar a todas las personas a no fumar, sino que también se debe alentar a las personas que han sufrido un ACV a que dejen de fumar".
Egido profundiza en estas declaraciones sosteniendo que ante un paciente que ha sufrido un ictus siempre se tiene en cuenta si es o no fumador. Además de predisponer al desarrollo de ictus, "fumar empeora la salud física general, lo que tiene claras repercusiones negativas en la recuperación del ACV. El estado de la condición física interfiere en la recuperación posterior".
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