El debate en torno a la atención farmacéutica domiciliaria lleva tiempo fraguándose, pero ha sido la pandemia de la covid-19 la que ha puesto de manifiesto la necesidad de dar respaldo normativo a una labor asistencial que los profesionales de la farmacia llevan tiempo solicitando. En el caso concreto de Andalucía, tal y como ha expuesto Antonio Mingorance, presidente del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (Cacof), la crisis sanitaria iniciada hace más de años ha generado situaciones en las que muchos ciudadanos no han podido "acceder al medicamento" de manera normal; algo que llevó a las farmacias a actuar y a pedir que se dé cobertura legal a esta situación.
Mingorance ha analizado con detalle esta cuestión durante una entrevista con el director de este periódico, Miguel G. Corral, en el set de televisión que Correo Farmacéutico, en colaboración con el Consejo General de COF, ha instalado en la sede del 22 Congreso Nacional de Farmacia, que se está celebrando en Sevilla.
En primer lugar, ha defendido que la AF domiciliaria, "después de todo lo que ha pasado" con la pandemia, es un modelo de atención que "ha venido para quedarse", sobre todo teniendo en cuenta dos elementos que considera capitales: "la cronicidad" y "el envejecimiento" de la población. Además, ha destacado que es importante protocolizarla y concretar quiénes podrán recibirla. "No puede ser que se le dé a cualquier persona. Hay que definir quiénes son los pacientes y las personas que necesitan atención farmacéutica domiciliaria. Debe haber un protocolo que lo defina perfectamente", ha aseverado.
El farmacéutico, garante de calidad y seguridad
También ha respaldado que es necesario que siempre sea un farmacéutico quien esté detrás de la dispensación del medicamento en el domicilio, evitando que sean plataformas o agentes externos los que realicen la entrega. Sobre esto, ha apuntado que el medicamento no se puede tratar ni trasportar como si fuese una mercancía más y que el papel del farmacéutico en la dispensación, como garante de la calidad y la seguridad, es crucial.
Junto a esto, Mingorance ha puesto de manifiesto la "excepcional" valoración que hacen los pacientes (en su inmensa mayoría mayores, crónicos y polimedicados) que han recibido esta atención en sus domicilio por parte de sus farmacéuticos durante la pandemia. "Andalucía es la región más extensa de España, con pueblos muy dispersos. Hay poblaciones muy pequeñas que durante la pandemia se encontraban desamparadas; solamente existía la farmacia como único centro sanitario (...) Y han sido los mismos farmacéuticos los que les han acercado la medicación a las personas que consideraban que debían hacerlo", ha explicado el presidente del Cacof, quien ha resaltado que si bien esto responde a una situación propiciada por la crisis, ahora es necesario dotarla de un marco normativo. "La atención farmacéutica domiciliaria es más que llevarle el medicamento al paciente. Es incluso formar al cuidador para que le dé la medicación a la persona que está cuidando", ha subrayado.
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