La pandemia ha provocado un gran impacto en todos los niveles y, según especialistas del grupo sanitario Ribera, también ha causado un incremento de los trastornos en la alimentación en adolescentes y adultos, por hábitos incorrectos y el peor control de la ansiedad al comer.
Por ejemplo, la Unidad de Salud Mental del Hospital Universitario de Torrejón, en Madrid (HUT), gestionado por este grupo sanitario, ha detectado un “aumento importante” y “preocupante” de trastornos de la conducta alimentaria, sobre todo a partir del último trimestre de 2020 y que tienen su origen en el inicio de la crisis sanitaria o en los meses posteriores.
Según Sara Antón, psiquiatra infanto-juvenil del centro, “las consultas se han multiplicado hasta 3-4 veces respecto a la experiencia previa y, en general, se trata de pacientes más jóvenes, con una edad media de 13 años”, es decir “al inicio de la adolescencia, en la que son más conscientes de su cuerpo y se preocupan mucho por su imagen personal”.
También ha destacado la disminución de la edad de inicio, ya que antes de la pandemia esta se situaba entre 15-16 años. Antón ha incidido en que “muchos pacientes llegan en un peso muy bajo y sitúan el inicio del trastorno en los primeros momentos del confinamiento”, remarcando que un importante porcentaje se caracterizaba también porque “presentaba sobrepeso, más o menos acusado, y anticiparon que iban a engordar durante el confinamiento”.
Exceso de redes sociales
Llama la atención asimismo un incremento de los casos de varones afectados, cuando antes eran “muy infrecuentes”. En su opinión, todo ello obedece posiblemente a un conjunto de causas, destacando “el hecho de permanecer en casa, aislados en una etapa más vulnerable, sin contar con los apoyos previos (sociales, escolares...) y con un contacto mucho mayor a través de redes sociales, lo que resulta contraproducente al ser un mundo que tiende a idealizarse”.
Los trastornos de alimentación más habituales detectados estos últimos meses en niños y adolescentes son más bien restrictivos, aunque con el tiempo, según explica Antón, “pueden complicarse, presentando características bulímicas”. Conductas que inicialmente se perciben en la familia como algo positivo, relacionado con el autocuidado, “progresivamente se van transformando en un trastorno”, añade. Por eso recomienda estar muy pendiente de “cualquier cambio importante en los hábitos de alimentación y ejercicio, si el adolescente muestra una preocupación excesiva por la imagen corporal o si se pesa muchas veces”.
En ese cuidado “a veces excesivo de la imagen” tienen un protagonismo especial las redes sociales. Nuria Lázaro, enfermera especialista en Salud Mental y coordinadora del Programa de Trastorno de Alimentación del HUT, asegura que “están cada vez más de moda las páginas que hablan de alimentación y nutrición, que pueden ser un arma de doble filo cuando sus mensajes se convierten en pensamiento nuclear, y determinan la conducta”.
Ruth Boente, endocrinóloga del Hospital Ribera Povisa (Vigo), incide asimismo en que “tenemos que trabajar para que nuestros adolescentes y jóvenes sean capaces de llevar una alimentación variada, que no eviten o rechacen ciertos grupos de alimentos, y que coman acompañados”.
Por miedo o aburrimiento
Por lo que respecta a los adultos, coinciden en que la pandemia ha propiciado hábitos de alimentación erróneos y un peor control de la ansiedad en la ingesta de alimentos. Boente asegura que “en general, durante la pandemia, los pacientes con sobrepeso u obesidad descuidan más sus hábitos de alimentación y sobre todo el ejercicio, y lo atribuyen al miedo unos y al aburrimiento otros”. Sin embargo, también ha habido personas que han aprovechado para cuidarse más. “La sensación es que los pacientes psicológicamente más fuertes y optimistas han aprovechado la parte positiva de la pandemia”.
Y Guillermo Negueruela, del Hospital Universitario del Vinalopó (Elche), añade que la pandemia “ha hecho aumentar la frecuencia de los patrones de alimentación disfuncionales: a los pacientes les está costando más controlar la comida entre horas o picoteos, así como la ansiedad por la ingesta de comida, y falta motivación para comer bien y cuidarse”. En este contexto, divide en dos grandes perfiles a estos pacientes: los grandes comedores, que aseguran que no se sacian fácilmente; y los picoteadores, que comen muy rápido y a deshora.
Boente hace hincapié en que “es importante asegurar que nuestros mayores tengan una dieta diversa, ya que con frecuencia la van haciendo más monótona”. Con la edad es frecuente la pérdida de gusto, olfato y apetito, los problemas de masticación “y debemos ofrecer variedad de alimentos, con presentación atractiva y enriquecer los platos con frutos secos molidos o leche en polvo”. Negueruela recomienda también “incorporar el ejercicio físico diario, la dieta mediterránea, tener una vida activa, cultivar el apoyo familiar y las relaciones sociales”.
La crisis sanitaria ha desequilibrado muchas conductas, entre ellas la alimentaria. Algunos la han gestionado con prudencia, pero otros no han sabido controlar la despensa. coronavirus Off Enrique Mezquita Autocuidado Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/3vnmBJL
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