La patronal de las residencias, el Círculo Empresarial de Atención a Personas (Ceaps), reclama que se prioricen los resultados de las PCR de Covid-19 de trabajadores y mayores de estos centros sociosanitarios y que las pruebas las asuma la sanidad pública.
Dos semanas después de que el Consejo Interterritorial acordara ciertas medidas para evitar la expansión de la Covid-19, la organización cree que "su aplicación ha sido desigual", según valora José María Toro, secretario general de la Ceaps.
Por una parte, pese a la obligatoriedad de realizar PCR tanto a nuevos residentes como a los trabajadores que se incorporen a sus centros, "hay autonomías que entienden que tienen que asumir esas pruebas dentro de la sanidad pública y otras, como Asturias y Aragón, que consideran que es una medida de prevención de riesgos laborales que tienen que asumir los centros".
Por otra parte, debido al gran número de pruebas, en algunas comunidades "los resultados se están dando a los 6 u 8 días. Mientras tanto las residencias no saben qué deben hacer con los trabajadores. ¿Se incorporan o no? Y si se quedan en casa, ¿se supone que es una baja, una prolongación de sus vacaciones...?", plantea Toro.
El secretario general de la Ceaps defiende que "se trata de una medida de salud pública. Su fin no es proteger a los trabajadores, sino a los mayores, que, como ha quedado demostrado en la primera ola de la pandemia, son personas vulnerables".
Y por ese mismo motivo, "aunque entiendo que todos defendemos que lo nuestro es lo primero, habría que priorizar las pruebas de las residencias. Entendemos que así el impacto se reduciría mucho".
Además de más diálogo con el sector y más homogeneidad en las medidas, Toro manifiesta su preocupación por atención primaria: "La sensación es que el primer nivel está saturado". Cree que lo adecuado para garantizar la mejor atención a los mayores de las residencias sería "contratar a personal de apoyo con dedicación específica, como han hecho en Cataluña".
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Toro considera que las residencias están mejor preparadas que en marzo: "Ahora sabemos a qué nos enfrentamos, porque al principio recibimos mensajes contradictorios. Hoy tenemos medidas de seguridad para evitar la entrada y la propagación del virus".
Argumenta que ahora hay más material de protección y PCR disponibles. "La pregunta es, ¿será esto suficiente? Porque está claro que no podemos decir que las residencias están blindadas"
Por mejorar: la información y la gestión de personal
Sobre el informe de Médicos Sin Fronteras sobre las residencias, señala que el documento señala que las residencias no estaban preparadas, "obviamente, porque nuestra función no es la asistencia sanitaria. Es cuidar, no curar. No estaban preparados ni los hospitales...".
Lamenta las críticas sobre las no derivaciones a los hospitales o el mantener a las personas ancianas que habían dado positivo aisladas en su habitación, pero defiende que eso fueron criterios de la sanidad pública.
Como autocrítica, reconoce que "quizás estábamos tan centrados en el cuidado de los residentes que no dábamos toda la información que pedían los familiares" y que se podía haber mejorado la gestión de personal, aunque reconoce que esto era especialmente complicado. "Llevamos años quejándonos del déficit de personal de Enfermería y con la pandemia, los profesionales se fueron a trabajar al ámbito sanitario. Ahora empezamos a notar carencias también en auxiliares de Enfermería y gerocultores".
La importancia de la socialización
Sobre las restricciones a las visitas de familiares, José María Toro, secretario general de Ceaps, observa que "se están tratando por igual que las salidas de los residentes.En este momento, las salidas son más difíciles de controlar, porque no saber si el residente ha sido a una cafetería o ha estado en un cumpleaños familiar. Somos más partidarios de restringir este tipo de actividades y apostar por las visitas al centro, porque podemos controlar quién viene y por cuánto tiempo, y mejora la calidad de vida de los residentes".
Francisco Tarazona, geriatra y vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), alerta de que "el impacto psicológico, cognitivo y funcional de las restricciones de movilidad y de socialización ha sido muy importante en los residencias de los centros sociosanitarios, como también lo ha sido para los adultos mayores que viven en sus domicilios".
Concretamente, "la restricción de visitas ha supuesto un incremento de trastornos afectivos, los cuales a su vez han condicionado también la aparición de diferentes síndromes geriátricos. Entre los pacientes con deterioro cognitivo, la ausencia de los contactos familiares habituales ha supuesto también un incremento de la incidencia de trastornos conductuales".
Como remedio, "los centros sociosanitarios han puesto al alcance de los adultos mayores herramientas de comunicación como las videoconferencias que han contribuido a prevenir o a atenuar, según las circunstancias, los diferentes problemas asociados a las restricciones a la socialización".
Tanto la SEGG como Ceaps son partidarios de mantener el normal funcionamiento de los centros dentro de las precauciones que se deben tomar por la fragilidad de esta población. La sociedad de Geriatría también ha recomendado, entre otras medidas, clasificar los centros en función de su tamaño y recursos (existencia de profesionales sanitarios y capacidad para aislar a los enfermos) y dar una habilitación especial a ciertos centros para dar algunos tratamientos intravenosos convencionales, oxigenoterapia y cuidados paliativos.
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