El síndrome de Down es la causa genética más frecuente de discapacidad intelectual. Provocado por una trisomía en el cromosoma 21, una de las manifestaciones clínicas que se asocian con el síndrome es el deterioro en la capacidad cognitiva. Con el envejecimiento, casi el 80% de las personas con esta condición desarrollan síntomas semejantes al Alzheimer.
Por el momento, no existe ningún tratamiento eficaz para paliar los problemas cognitivos de estas personas, aunque es un área en la que trabajan distintos grupos de investigación. Un equipo de científicos de la Universidad de Lille (Francia) y el Hospital Universitario de Lausana (Suiza) ha probado con resultados prometedores la utilidad de una terapia con hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) en modelos de ratón con síndrome de Down y un pequeño grupo de varones con la trisomía. Según sus datos, la terapia aporta mejoras para la función cognitiva y la conectividad cerebral. Todos los detalles de la investigación se publican en la revista Science.
Los científicos, dirigidos por María Manfredi-Lozano, partieron de hallazgos recientes que muestran que además de desempeñar un papel fundamental en la regulación de la función reproductiva, la GnRH también tiene efectos sobre la cognición al actuar en el hipocampo del cerebro.
Para conocer mejor esta relación, los investigadores estudiaron en primer lugar el mecanismo en modelos de ratón con síndrome de Down. Sus estudios en el laboratorio mostraron que una red de microARN implicados en la producción de la hormona y que se encuentran en el cromosoma 21 no funcionaban correctamente en los modelos estudiados, lo que producía anormalidades en la maduración de las neuronas encargadas de segregar GnRH. Esos fallos, mostraron los experimentos, estaban directamente ligados en los animales con el deterioro cognitivo -y la pérdida progresiva de olfato- característicos del síndrome.
Para dar un paso más en la investigación, los científicos probaron a corregir la segregación deficiente de GnRH en los animales. Para ello, recurrieron a una terapia de administración pulsátil de GnRH que se emplea en pacientes con deficiencia de GnRH, una enfermedad rara que provoca que la pubertad no se produzca de manera espontánea. La terapia imita el ritmo natural de secreción de la hormona. Y su administración se tradujo en una mejora tanto de la función cognitiva como de la capacidad olfativa en los ratones con la trisomía.
Con estos buenos resultados en la mano, los investigadores quisieron comprobar si los mismos beneficios se obtenían en humanos. Pusieron en marcha entonces un ensayo piloto con siete varones con síndrome de Down, cuyas edades oscilaban entre los 20 y los 50 años. A través de una bomba de pequeño tamaño colocada en el brazo, se les administró una dosis subcutánea de GnRH cada dos horas durante seis meses. Tanto antes como después del tratamiento, estas personas se sometieron a test cognitivos y de olfato, así como a pruebas de imagen de sus cerebros.
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