Muchas profesiones dependen de seguir "aportando valor" para no correr el riesgo de desaparecer como "intermediarias" en cadenas o procesos. Ese riesgo de "desintermediación" no parece afectar a corto y medio plazo a la profesión farmacéutica, pero es importante que se adapte a las nuevas demandas, tecnologías y servicios para seguir ofreciendo ese "valor" añadido que la hace actualmente insustituible, según se ha puesto de manifiesto en la mesa Los retos de la Farmacia del siglo XXI, celebrada este viernes en la Universidad CEU Cardenal Herrera (Valencia), como parte de los actos para celebrar el 50 Aniversario de su titulación de Farmacia.
Según José Sendra, vocal de Formación del COF de Valencia, el farmacéutico se ha convertido en un "agente de salud indiscutible" al situar al paciente "en el centro" de los procesos. Además, debe ofrecer ese "papel proactivo" para continuar siendo "indispensables y únicos".
En este contexto, y con el recuerdo de la pandemia de la covid-19 y la visibilidad de la profesión, Sendra ha apuntado que los servicios farmacéuticos profesionales se desarrollarán mejor "si somos capaces" de que la sociedad aprecie su valor y necesidad, y su demanda "presione" a la Administración para que los facilite de forma reglada y remunerada.
La transformación digital, un "hecho"
Para Vicente J. Baixauli, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (Sefac), los retos en ese escenario son diversos, pero con gran anclaje en la evolución y revolución de las nuevas tecnologías. En su opinión, "la transformación digital en su hecho" y, por ello, se camina de forma clara a un "modelo dual" de atención farmacéutica: presencial y de teleconsulta. La segunda también incluiría tanto la domiciliaria (como recoge la nueva Ley de Farmacia de Madrid) como la sociosanitaria.
A nivel de tecnología, Sendra ha reclamado la formación continua de los profesionales para evitar que los propios usuarios, dado su manejo habitual, acaben teniendo mayor capacitación. En sintonía con Sendra, los servicios profesionales son para Baixauli un claro ejemplo de "valor añadido" que ofrece el farmacéutico, recordando además que su labor debe estar dentro de los parámetros de una imprescindible “coordinación multidisciplinar” para aprovechar el máximo potencial del sistema sanitario.
También se ha destacado que el abordaje del paciente se ha "ampliado", pasando de una visión en términos de salud y enfermedad a otra más biopsicosocial que reclama un "abordaje integral" de los pacientes. Y todo ello sin olvidar los aspectos bioéticos de ese tratamiento (derechos, autonomía del paciente...), a los cuales se les da por fin “más importancia”, ha enfatizado Baixauli.
¿Y qué quieren los pacientes?
El debate ha analizado la visión del farmacéutico respecto al futuro a corto y medio plazo, pero su moderador, Gerardo Antón, vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado de la CEU UCH, también ha hecho hincapié en la importancia de saber qué espera la sociedad y los pacientes de la profesión.
En este sentido, Inés Losa, tesorera de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), ha recordado que el farmacéutico es el profesional sanitario "mejor valorado" por los usuarios a pesar de que sigue "infrautilizado" por el sistema. Para Losa, además de posibilitar la participación del paciente en la toma de decisiones, es necesario que el farmacéutico tenga acceso a su historia clínica y que se solucionen los problemas de interoperabilidad entre profesiones, niveles y territorios.
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