Los profesionales sanitarios observamos con temor y consternación cómo se polariza de forma recurrente el debate sobre temas médicos y científicos en el ámbito de las redes sociales. La polarización es más evidente en temas transversales que trascienden el ámbito profesional y se mezclan con los intereses de la sociedad en su conjunto, como la gestión sanitaria, el uso de la homeopatía o recientemente la pandemia covid-19.
Existen teorías sociológicas que relacionan la aparición de las redes sociales con la tendencia hacia la polarización en la sociedad en múltiples ámbitos sociales (política nacional e internacional, ciencia, medicina, educación, igualdad, etc). Específicamente, se habla de la funcionalidad de validar de forma dicotómica cada mensaje en redes sociales, propiciando el posicionamiento entre apoyar o no, sin dar posibilidad de validar ciertos matices y contradecir otros. De forma gráfica, el problema está en el botón Like, que nos conmina a estar a favor o en contra de cada mensaje.
Esto se mezcla además con la búsqueda de resonancia de los mensajes haciendo más eficaces para su difusión aquellos con posicionamiento claro, aunque no engloben la realidad más veraz. Se prioriza que el mensaje sea simple, conciso y fácil de recordar y, con frecuencia, se resume una idea expresándola con más vehemencia de lo que requiere la complejidad del mensaje. Esto responde a miedos e incertidumbres generalmente asumidos (propiciando sesgos cognitivos, que son la base de las fake-news) pero también a la propia naturaleza del medio que favorece el texto corto y sin ambigüedades. No hay cabida por tanto para aquellos mensajes que contienen de forma inherente incertidumbre, contradicciones o matices, lo cual
empobrece el sano debate social que conlleva el progreso.
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