El 25 de abril se celebra el Día contra el Maltrato Infantil. Para la enfermera Inés Sánchez Pina, especialista en Enfermería Pediátrica, vocal III del Colegio de Enfermería de Alicante y secretaria de la Asociación Valenciana de Enfermería Pediátrica, la profesión puede contribuir a la lucha contra el maltrato infantil con información y desterrando falsos mitos sobre el mismo, entre otras acciones.
PREGUNTA: Recientemente ha participado en una mesa redonda sobre el tema organizada por su colegio en colaboración con la subdelegación del Gobierno en Alicante y el Colegio Oficial de Psicología de la Comunidad Valenciana. En su opinión, ¿la sociedad tiene constancia o conocimiento exacto de la magnitud del problema del maltrato infantil?
RESPUESTA: El maltrato infantil es un problema de magnitud mundial, afecta a todas las clases sociales y en todos los países. Es difícil establecer una cifras de afectados, ya que cada país contabiliza el número de víctimas de forma distinta. Según datos de la OMS , se calcula que cada año mueren por homicidio 41.000 menores de 15 años, pero esta cifra subestima la verdadera magnitud del problema, dado que una importante proporción de las muertes debidas al maltrato infantil se atribuyen erróneamente a caídas, quemaduras, ahogamientos y otras causas. Existen diferentes tipos de maltrato y en España, según los últimos datos extraídos del Boletín de datos estadísticos de medidas de protección a la infancia (Diciembre 2020), se distribuyen de la siguiente manera: negligencia (44%), emocional (30), físico (19) y abuso sexual (7).
Asimismo, según datos del Consejo de Europa, se estima que 1 de cada 5 menores en Europa es o será víctima de alguna forma de violencia sexual antes de cumplir la mayoría de edad y, de ellos, entre el 70 y el 85% de los casos, la víctima conoce al autor de los actos de violencia. En resumen, muchos niños mueren cada año a causa de la violencia en sus hogares, escuelas o comunidades y esto representa una prueba contundente de que el mundo ha fracasado sistemáticamente en protegerlos.
P: Dentro de esta problemática, ¿qué papel puede jugar enfermería?
R: El papel tiene dos ejes fundamentales: la prevención del maltrato y la detección precoz. Una de las funciones principales es evitar que la situación de maltrato infantil se llegue a producir y nuestra labor prioritaria en este aspecto es dar información a las familias y a la población en general para crear entornos seguros para los niños en niñas en los hogares, las escuelas y la comunidad en general.
Debemos ser agentes de salud y romper con algunos falsos mitos que rodean el maltrato infantil como puede ser que ocurre solo en clases sociales bajas, que un niño maltratado es un niño gravemente herido -un niño al que no se le demuestra cariño o está desatendido también es un niño maltratado-, o que los niños solo aprenden con mano dura y que los padres pueden tratar a sus hijos mal y que nadie puede entrometerse: La realidad es que los niños aprenden mejor cuando se sienten seguros, apoyados por su familia y no tienen miedo.
Pero en muchas ocasiones este maltrato llega a producirse y, si esto ocurre, la función de la enfermera es detectarlo lo más precozmente posible para frenar las consecuencias negativas que puede dejar en la víctima si la situación de maltrato se prolonga en el tiempo.
P: ¿Y para detectar el problema?
R: Para detectarlo es importante conocer los factores de riesgo que pueden envolver al niño y su familia y que pueden hacer que se llegue a producir una situación de maltrato infantil. Los factores de riesgo podemos observarlos al estudiar al niño, los padres o la comunidad en la que conviven.
Algunos factores de riesgo para sufrir maltrato infantil son: padres con comportamientos impulsivos y con falta de habilidades para manejar el estrés; consumo de sustancias tóxicas por parte de los progenitores; niños con problemas cognitivos que afectan a la conducta, por ejemplo con retraso mental o trastornos de hiperactividad; existencia de malos tratos entre progenitores, y que puede afectar al niño (violencia vicaria); faltas de redes de apoyo o situaciones de aislamiento social; o inestabilidad laboral o bajo nivel educativo. Por otro lado, debemos conocer los signos o síntomas que podemos ver en los niños y las familias que nos hagan sospechar de maltrato infantil como pueden ser hematomas y lesiones en diferentes estadíos de evolución, quemaduras (escaldaduras), intoxicaciones farmacológicas; signos de higiene deficiente o ropa inadecuada, malnutrición, pérdida o retraso de ítems del desarrollo, retraso en el crecimiento, cambios en el rendimiento académico, hábitos de sueño e higiene inadecuados, infecciones urinarias de repetición, hematomas o pigmentación de zona genital, trastornos del sueño, se duerme en clase, depresión o apatía, trastornos de conducta (agresividad, asustadizos o tímidos, hiperreactividad), dolor abdominal, cefaleas de repetición y sin causa, retraso en el lenguaje, discurso incoherentes de progenitores (por ejemplo en contexto de un accidente doméstico), o retraso en acudir a las citas médicas o no seguir las pautas de vacunación o higienico-dietéticas en varias ocasiones.
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