La identificación y desarrollo de biomarcadores que se conviertan en 'target' terapéutico tumoral es uno de los objetivos, cada vez más extendido, de la medicina de precisión. El reto es ofrecer nuevas posibilidades de tratamiento a pacientes que no han respondido a las primeras líneas terapéuticas y, en un futuro, poder aplicarlas en tumores en estadios iniciales.
Son ya diversos los biomarcadores que han mostrado su utilidad en cánceres concretos. Ahora, le toca el turno a una proteína implicada en la reparación del ADN en cuya identificación trabaja un equipo del Instituto de Oncología Vall d’Hebron (VHIO), en Barcelona, a través de un test basado en la detección de focos nucleares de RAD51.
El nuevo trabajo de investigación, publicado en Cancer Research, coordinado por Violeta Serra, jefa del Grupo de Terapéutica Experimental del VHIO, y Judith Balmaña, jefa del Grupo de Genética del Cáncer Hereditario del VHIO, en colaboración con especialistas del Hospital Universitario Vall d’Hebron (HUVH), ha demostrado la precisión de esta herramienta para predecir la respuesta de los pacientes a los inhibidores de PARP y la quimioterapia basada en el platino.
Investigaciones previas han estudiado la capacidad de este biomarcador para predecir la respuesta a la quimioterapia basada en platino o a los inhibidores de PARP, medicamentos aprobados para algunos cánceres de ovario, mama, próstata y páncreas.
"Estos tumores tienen en común que presentan alteraciones genéticas que afectan la reparación del ADN mediante el mecanismo denominado de recombinación homóloga, como serían aquellos que presentan mutaciones en los genes BRCA1, BRCA2 o PALB2. La detección de los focos nucleares de RAD51 en las células tumorales es un marcador de esta funcionalidad", explica Serra.
Para validar el punto de corte del biomarcador y comparar el rendimiento de esta prueba con otros métodos de detección de deficiencia en este mecanismo de reparación del ADN -denominados test HRD por sus siglas en inglés- se ha usado 109 modelos PDX, la gran mayoría de ellos de cáncer de mama, aunque también alguno de cáncer de ovario seroso de alto grado y de páncreas.
"La validez del test se ha comparado con otros biomarcadores usados actualmente, como la presencia de mutaciones, la sensibilidad al platino o la presencia de cicatrices genómicas", añade la especialista.
Predicciones más potentes
La cuantificación de RAD51 es un biomarcador más preciso que los empleados actualmente en la práctica clínica, según las conclusiones del estudio, en el que se ha observado que la prueba RAD51 lograba predecir la respuesta a los inhibidores de PARP hasta en un 95% de los casos, mientras que las mutaciones del gen HRR solo lo lograban en un 67% y el análisis genómico HRD en un 71%.
Según Serra, el test de RAD51 demostró además que tiene capacidad de identificar los cambios dinámicos en el estado de HRD cuando el cáncer adquiere resistencia a los inhibidores de PARP, "lo cual no es posible con los test genómicos ya que estos son estáticos".
La investigación subraya que el test de RAD51 no solo ayuda a identificar a pacientes que presentan alteraciones en BRCA1/2 que los harían más sensibles a los inhibidores de PARP, sino también aquellos que presentan alteraciones epigenéticas de la vía que no se detectan mediante una mutación. "De esta forma se convierte en una ayuda de gran valor en la toma de decisiones y permite extender la población de pacientes que pueda beneficiarse de estos medicamentos", indican los investigadores.
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